Jukyty: Una lucha ciudadana por la memoria histórica

Eusebio Ayala, la antigua Barrero Grande, tiene una rica historia que permanecía ignorada o no era suficientemente reconocida. Para cambiar esa situación, pobladores crearon la Asociación Cultural Jukyty, revalorizaron la memoria de los Niños Mártires de Acosta Ñu, crearon el Chipa Literario, impusieron el tour anual del Chipa Rape y ubicaron a la ciudad en el nuevo mapa turístico de Cordillera.

Durante generaciones enteras, miles de niños y niñas han conocido en las escuelas paraguayas la heroica y trágica historia de los Niños Mártires de Acosta Ñu, quienes durante la Guerra de la Triple Alianza, el 16 de agosto de 1869, se enfrentaron a una desigual batalla contra un ejército invasor que les superaba enormemente en número y en armamentos, pero casi nadie había podido visitar y conocer los campos de batalla en más de un siglo, ya que estos sitios permanecían inaccesibles en territorios privados, cerca de la actual ciudad de Eusebio Ayala, la antigua Barrero Grande, sin que desde el Estado o desde los gobiernos regionales se haya hecho un esfuerzo por sacarlos del olvido y la soledad.

La comprobación de esa lamentable realidad, motivó a un grupo de ciudadanos y ciudadanas de Eusebio Ayala, principalmente docentes y apasionados por la historia, a tratar de revertir la situación. En 2011, en momentos en que el Paraguay se aprestaba a celebrar el bicentenario de su Independencia, decidieron formar la Asociación Cultural Jukyty —rescatando el nombre más antiguo de la ciudad, que en guaraní significa “lugar de mucha sal”— iniciando una valiosa tarea de rescate de la memoria de su región.

“En los años 50 y 60, principalmente, hubo una valiosa tarea de rescate de la historia de los niños mártires de Acosta Ñú por parte del gran docente e historiador barrereño, el profesor Andrés Aguirre, a quien se debe que el 16 de agosto sea el Día del Niño en el Paraguay, entre otros importantes logros, pero después todo quedó nuevamente en el olvido. Sobre todo, resultaba muy difícil visitar los campos de batalla, por falta de caminos de acceso y porque estos sitios se encontraban en propiedades privadas. Venían muchos visitantes extranjeros que querían conocer esos lugares, pero no podían llegar hasta allí. Era como una vergüenza para los paraguayos amantes de nuestra historia”, relata Papu Almide Alcaraz, docente y gestor cultural, uno de los principales impulsores y directivos del grupo ciudadano.

Una imagen emblemática, realizada para la primera marcha de las 3.000 banderas, por el reconocido fotógrafo Gustavo Verly, alias Zenoura. / GENTILEZA.

La marcha de las 3.000 banderas

Una de las primeras actividades que la Asociación Cultural Jukyty organizó con mucho impacto a partir del 15 de agosto de 2014 fue la denominada “Marcha de las 3.000 banderas”, también conocida como Mitã Rapé (sendero de los niños).

La idea era convocar a por lo menos 3.000 personas que pudieran marchar durante 16 kilómetros, a través de un polvoriento camino de tierra, desde el local del Chipa Literario, un café museo que los de Jukyty instalaron en el centro urbano de Eusebio Ayala, hasta el antiguo cerro Tapiaguaré, conocido como Cerro de la Gloria, donde existe un histórico monumento en homenaje a los mártires de Acosta Ñu, aunque el mismo no está ubicado en el campo de batalla.

“Le llamamos Marcha de las 3.000 banderas como un homenaje a los aproximadamente 3.000 niños que combatieron en Acosta Ñu. contra un ejército de 20.000 soldados, con armas muy superiores y mejor preparación militar. Aunque no alcanzamos quizás ese número de personas, la cantidad de quienes se sumaron al emprendimiento desde el primer año fue impresionante, creciendo año tras años, hasta que concluimos la campaña en el 2009, al cumplirse 150 años de la batalla”, destaca Almide Alcaraz.

En el primer Mita Rape, los miembros de la Asociación Jukyty lanzaron la campaña “Camino de todo tiempo para Acosta Ñu”, buscando poner en valor los sitios históricos. El reclamo tuvo un punto de quiebre en abril de 2016, cuando el presidente Horacio Cartes visitó Eusebio Ayala y el titular de Jukyty, Almide Alcaraz, logró abrirse paso y entregarle un pedido para asfaltar el camino a Acosta Ñu. En esa oportunidad, Cartes preguntó: «¿Qué es Acosta Ñu?», despertando burlas y polémicas.

El pedido tuvo su efecto. Meses después, el Ministerio de Obras Pública inició la construcción de la ruta asfaltada hasta el Cerro de la Gloria. Paralelamente, Jukyty también logró que uno de los propietarios de las tierras privadas donde se encuentran los campos de batalla, Manuel Girett, acepte donar una parte del terreno, junto a la nueva ruta, para que se establezca en el sitio un parque histórico de homenaje a los niños mártires, a unos 13 kilómetros del centro urbano de Eusebio Ayala.

A través de la Comisión del Sesquicentenario de la Guerra de la Triple Alianza, la Gobernación de Cordillera aceptó financiar la construcción de un artístico monumento a los niños mártires, con aportes de la Municipalidad de Eusebio Ayala y de la Secretaría Nacional de Cultura. La escultura fue encargada al destacado artista Sebastián Guggiari Banks.

Los miembros de Jukyty lograron además que el lugar sea declarado Patrimonio Natural, Cultural y Arqueológico por la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) en 2017, tras denunciar que uno de los propietarios de terrenos estaba removiendo y destruyendo los vestigios arqueológicos con la extracción comercial de la arcilla.

De este modo, a un siglo y medio, el 15 de agosto de 2019, por primera vez se llevó a cabo un emotivo acto de recordación y homenaje, en el mismo sitio donde pelearon los niños, con el imponente fondo del cerro Itakyty, desde donde las madres de la guerra asistieron horrorizadas a la heroica pelea y a la muerte de sus hijos.

El docente y gestor cultural Papu Almide Alcaraz, principal animador de Jukyty. / GENTILEZA.

La reivindicación de una cultura

La reivindicación de la Asociación Cultural Jukyty no se centró solo en la histórica batalla, sino en otros rasgos históricos de Barrero Grande, como la cultura gastronómica del chipá, el pan sagrado de los guaraníes, que tiene a la ciudad de Eusebio Ayala como uno de los principales centros de elaboración del alimento.

«Nuestra querida ciudad y toda esta región tiene una historia muy rica, no solamente por haber sido escenario de una de las más célebres batallas de la Guerra Guasu, sino también por ser el centro de elaboración del chipá, el verdadero pan paraguayo, pero esa historia se estaba perdiendo un poco, por la falta de un espacio que actúe como referente de su revalorización», comenta Almide Alcaraz.

Desde 2015, cada Jueves Santo, los miembros de la organización ciudadana realizaron el Chipa Rape, un viaje a través de la memoria del sabor, recorriendo las principales chiperías de la ciudad, empezando por lo que fue el histórico parador Cavurei, en la entrada de la ciudad, que desde los años 60 se había convertido en el sitio donde los viajeros se detenían para probar el famoso Chipá Barrero, iniciado por el pionero gastronómico Juan Ramón Ayala.

Durante el recorrido, a través de danzas y representaciones teatrales, jóvenes artistas narran la historia de cómo la ciudad se fue convirtiendo en la «capital del chipá». Como detalle anecdótico, los participantes reciben un pasaporte de la «República del Chipá», que deben sellar en cada parada, además de poder conocer en detalle cómo se elabora el alimento y degustarlo. En algunos casos, los visitantes participan directamente de la elaboración.

Una gran cantidad de personas, llegadas desde distintos lugares del país, se unen al recorrido por ocho destinos y chiperías, donde junto a la historia cultural y actos artísticos, se ilustra el proceso de elaboración del chipá. Un colorido trencito con banderas encabeza el tour, que dura alrededor de 4 horas. En la última edición, las chiperías que incluyó el recorrido son Camellito, María Ana, Barrero y Leticia, culminando en La Posada Barrereña, luego del mediodía, donde el principal atractivo fué la elaboración de un gigantesco chipá jakare de 2 metros. La chipa gigante se sorteó entre todos los participantes que cuenten con su pasaporte de La República del Chipa y tengan los sellos de las 8 estaciones recorridas.

Desde 2015 celebran también por primera vez el Día Nacional del Chipá, declarado por decreto el segundo viernes de agosto, con un festival artístico y una serie de actividades, incluyendo una maratón de elaboración del alimento. «Son actividades que despiertan el entusiasmo de la población y atraen a los visitantes de otras regiones, pero principalmente que nos permiten conocer mejor nuestra propia historia, recuperar nuestra memoria y fortalecer nuestra identidad», explica Alcaraz.

A pesar de múltiples obstáculos y la falta de apoyo de las autoridades en un principio, el grupo emprendedor ha podido sumar a históricos maestros chiperos, como Juan Ramón Ayala (Chipa Barrero) y a la legendaria chipera María Ana, con otros innovadores gastrónomos. Lamentablemente, quienes habían cedido en préstamo la casona histórica para sede del Centro Cultural Chipá Literario les pidieron de nuevo el local. Actualmente, los miembros de la asociación tienen sus objetos de museo, libros y reliquias históricas guardadas en casa de sus miembros y no han podido obtener que las autoridades municipales les ayuden a conseguir otro local.

«Creemos que es una cuestión de educación y conciencia. Estamos logrando, paulatinamente que haya más interés en revalorizar estos sitios y estos elementos de nuestra cultura, pero hace falta mucho más para que la gente tenga interés en visitar y en generar un circuito de turismo histórico educativo, que beneficie a toda la población», indica Alcaraz.

La acción ciudadana en Eusebio Ayala enfatiza que la historia de un pueblo no está encerrada en un frío busto militar en medio de una plaza, ni en un museo de estatuas y objetos inanimados.

La historia es memoria viva. La gente de Jukyty así lo ha demostrado.

La estampilla conmemorativa del Sesquicentenario, en homenaje a Acosta Ñu. La primera de la izquierda es la foto de nuestra directora ejecutiva, Desirée Esquivel Almada.

___________________________________________________________

Si conocés alguna otra experiencia interesante de personas o grupos sociales que llevan adelante iniciativas de soluciones ante problemas que enfrentan en su entorno o su comunidad, y creas que lo podemos contar en El Otro País, ponete en contacto con nosotros por mensajería Whatsapp al 0985499855 (línea Tigo) o al correo electrónico: [email protected]