Cristian López, un poeta paraguayo en Asturias

En el año 2014 saltó la noticia de que un joven paraguayo había ganado el Premio Internacional de Poesía Jovellanos (España), con un poema en guaraní. Ese joven es Cristian David López y en esta entrevista nos cuenta sobre su vida migrante, su obra literaria y los sueños por los que sigue luchando.

Cuando ganó el premio internacional por su poema «Sy» (madre), Cristian contaba con 27 años y todo un mundo de ilusiones y sueños que esperaba cumplir en el mundo de la literatura. Desde esa timidez asumida, nos habla de la importancia de aquel primer premio: «A mí me llenó de orgullo, por lo que supone un poema tan breve, tan sugerente, como es un poema dedicado a la madre, porque nosotros los paraguayos somos muy ‘sy memby’, como decimos, muy apegados a nuestras madres. Por eso ese premio significó mucho para mí».

Cristian David López nació en Lambaré en 1987 y muy chiquito se fue a vivir a Deposito Cué, en la frontera con el Brasil. Siempre llevó una vida austera, migrante, en esa búsqueda constante de una vida mejor y el sueño de estudiar en una universidad. Cuando terminó la secundaria tomó la decisión que cambiaría el sentido de su vida.

—Acabé el bachillerato en Repatriación y quería seguir estudiando, pero no podía, no tenía medios económicos. Había trabajado un poco en la construcción y me di cuenta de que no era lo mío, porque no tenía base, pero igual trabajé. Y luego me surgió la posibilidad de ir a Buenos Aires a probar suerte.

En la capital argentina, como todo recién llegado, hizo lo que encontraba, lo que le ofrecían. Trabajó de ayudante de electricista, lavaplatos y «de todo un poco». Allí estuvo solo un año, pero le marcó la experiencia, a base de esfuerzo y añoranzas. Llegar del campo paraguayo a una ciudad tan grande fue una realidad intensa y fundante a la vez, porque Buenos Aires le abrió las ventanas al universo literario.

—Ahí yo recuerdo que tuve la posibilidad de acceder a libros, me acuerdo que un día compré «Romancero gitano» de Lorca en un mercadillo y me gustó muchísimo, me impactó.

Recuerda también que esa experiencia bonaerense de los mercadillos y librerías le impulsó, de alguna manera, a perseguir su sueño de estudiar algo que tuviera que ver con la literatura en una universidad; un sueño que desde Paraguay no lo veía posible. Y es en ese momento en que su vida daría una vuelta de tuerca, como un giro de guion, gracias a Marta, su actual esposa.

—En ese tiempo contacto con Marta, que ya estaba con su familia aquí en Oviedo, en España y ella me ayudó. Si no fuera por ella seguramente quién sabe lo que sería de mí, le debo mucho porque ella me dio la posibilidad de estar aquí y llegar hasta donde llegué.

Cristian llegó a España en el año 2008 y desde ese momento no descansó hasta lograr ingresar a la universidad. Gracias a una beca hizo el «Grado en Lengua Española y sus Literaturas» y después el «Máster de Español Para Extranjeros» en la Universidad de Oviedo.

El sueño de aquel niño migrante se había cumplido.

Cristian López y su pasión: la poesía. / GENTILEZA

Producción literaria y paternidad

Desde que ganara aquel premio por el poema «Sy», Cristian no ha parado de escribir y trabajar en el mundo de las letras.

Ha sido profesor de instituto, escribió durante unos años una columna semanal para el periódico «La voz de Asturias», fue editor de la revista literaria «Anáfora» y ha publicado varios libros, en los que la infancia y el destierro sobresalen en el conjunto de su obra.

Un año después de ganar el premio que, según Cristian, le estimuló bastante, publica un poemario con una de las editoriales más importantes en el ámbito poético.

—«Permiso de residencia» publiqué en la editorial sevillana Isla de Siltolá. Es un poemario que tiene como temática ese desarraigo que sufrimos, ese desarraigo de nuestra tierra, eso de que no somos de aquí ni de allí. Pero no desde lo patriótico, sino de resignación más bien y de aceptar la realidad como es y también de disfrutar de la oportunidad de conocer ese otro mundo que también existe, una cara buena también de esa posibilidad de salir de nuestra tierra.

Después de eso llegaron otras publicaciones como, «La patria del hombre» (narrativa), «Basta con tener ganas» (teatro), «Yvy Memby» (poesía en guaraní) y «Constancia», su último poemario. Mención aparte merece la relación que Cristian tiene con la paternidad y la literatura desde que nació su primer hijo, al que le dedicó «Pallabres pa Martín», en lengua asturiana. Bajo el influjo de ese éxtasis paterno, también publicó el libro «Hola Mundo», un diario particular en la voz de un bebé.

Cristian López es un apasionado por la literatura de Rafael Barrett, el autor de «El dolor paraguayo». Desde donde le toca, intenta promover el trabajo del escritor español y ha editado «Reflexiones y epifonemas», con aforismos de Barrett y en este año 2022 ha logrado reunir y publicar «Sobre literatura y arte».

—Para nosotros Barrett es un maestro, un referente dentro de la literatura crítica, social y reflexiva en nuestro país. Aquí en España se le conoce muy poco, aunque se lo está redescubriendo. Por lo tanto, es una labor que me llena de orgullo, porque como paraguayo siempre estamos, estaremos, en deuda con Barrett. Él fue quien de alguna manera nos enseñó la valentía con las palabras.

El libro que editó, con artículos de Rafael Barrett. / GENTILEZA

Los nuevos sueños

Cristian vive en Oviedo junto a Marta, su esposa, su hijo Martín de cinco años y la pequeña Yara, de apenas unos meses de vida. Atrás quedaron esos viajes en búsqueda de una vida mejor.

En Asturias, además de una familia, encontró un ecosistema para desarrollarse y dedicarse a lo que le apasiona, lejos de la tierra que le vio nacer. Actualmente ejerce de padre porque no quiere perderse ningún aspecto del crecimiento de sus hijos y espera que el año que viene pueda volver a trabajar como profesor, que es lo que le gusta.

Desde allí reflexiona sobre la necesidad de generar más espacios para hacer conocer la literatura paraguaya en el mundo. De alguna manera, él está contribuyendo para que así sea, con sus publicaciones sobre Barrett y la edición de tres números de la revista literaria «Arete», con el que intenta crear un vínculo entre la literatura paraguaya y española.

En cuanto al oficio de escribir y vivir eso, Cristian es bastante realista:

—Me gustaría dedicarme a ello, vivir, poder comer de ello. Ya sé que es muy difícil como escritor, como poeta, pero sí me gustaría vivir del trabajo literario, como profesor y también escribiendo mientras el tiempo me lo permita.

Cuando ganó el premio de poesía joven y tuvo que dar un discurso, recordó que él creció en un pueblo sin libros y que por eso valoraba tanto el acceso a las bibliotecas públicas en la ciudad que ahora habita. Finalmente reflexiona sobre lo aprendido y los nuevos sueños a perseguir desde su mirada de migrante.

—Me hubiera gustado poder estar más cerca de nuestra tierra. Me gusta estar acá porque cumplí un sueño, algo que quería de muy pequeño, tener al menos un futuro, aunque ¿qué es el futuro? Sigo luchando por algo, por una estabilidad laboral, por ejemplo, sobre todo para que mis hijos no pasen por lo que yo pasé. Porque de eso se trata, ¿no? Que sean felices, que tengan todas las posibilidades de aprovechar la juventud para formarse y luego para vivir y viajar. Para mí solo pido que pueda tener más tiempo para leer, escribir y viajar a Paraguay de vez en cuando. Con eso estaría contento, no le pido más a la vida.

Cristian, con su último libro dedicado a Barrett. / GENTILEZA

DOS VERSOS DE CRISTIAN DAVID LÓPEZ

Árbol genealógico

¿Mi árbol genealógico?

Hace siglos lo talaron.

Fue viga, mango de hacha,

de azada y de machete.

Fue cuña del horizonte,

ascua en el invierno.

De su núcleo crearon

una profunda guampa

en la que ahora bebo

un fresco tereré

que me despierta el hambre

que me viene ya

desde hace siglos.

La infancia

La infancia es luz:

donde está es de día;

donde estuvo

es de noche.

(Del libro «Constancia», Bajamar editores).