Mientras el mundo ha avanzado, el Paraguay no solo se ha estancado, sino que incluso ha retrocedido en materia de exigencias educativas.
Los últimos gobiernos y sectores políticos determinantes se han mostrado muy vulnerables a las presiones de sectores conservadores fundamentalistas, que se oponen a cualquier intento de abrir los contenidos pedagógicos hacia la educación sexual reproductiva, el respeto a los derechos humanos, la protección del medio ambiente o la lucha contra la no discriminación de minorías, alegando que son parte de una supuesta agenda internacional que busca imponer la legalización del aborto, el matrimonio entre homosexuales, la predominancia de la llamada “ideología de género” y el acceso de grupos radicales de izquierda al poder.
Mientras tanto, los estudios de expertos indican que la crisis ha llevado a que un 80 por ciento de alumnos del sistema educativo paraguayo sean considerados “analfabetos funcionales”, según lo indica José Molinas Vega, director del Instituto de Desarrollo. La pandemia del coronavirus agravó aún más una situación que, de por sí ya era catastrófica, tal como lo señala este informe de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy).
En un país con escasa conectividad a internet y con miles de familias campesinas, indígenas y suburbanas en situación de pobreza, el acceso a las clases virtuales se hizo muy difícil, por no decir imposible.
Para muchos alumnos y alumnas, los años lectivos del 2020 y 2021 fueron prácticamente “años perdidos” para la educación.
De la reforma fallida a la “transformación” resistida
¿Fracasó la Reforma Educativa que se instaló en los años 90?
Expertas en educación como la doctora Sofía Scheid, sostienen que sí: “La generación pasada obtuvo escasas habilidades para el ámbito laboral y social, pero la nueva generación que está ingresando al colegio hoy en día, va a pasar por peores situaciones si no se realiza una verdadera transformación educativa. Dos generaciones se perderán por el fracaso del modelo educativo actual”
El investigador Federico Mora considera que, si bien no se alcanzaron los objetivos propuestos, no todo se perdió. En 25 años de reforma, hubo un proceso con altibajos, según indica en un artículo publicado por Ciencia del Sur, medio aliado a El Otro País.
“Respecto a la calidad, tenemos evidencia del bajo rendimiento de los alumnos en las diferentes pruebas nacionales e internacionales, acompañado de un alto nivel de deserción y abandono. En cuanto al alcance y cobertura, ha mejorado sustancialmente, habiendo ingresado al sistema desde 1994, momento en que inicia la implementación de la reforma en aula hasta 2004, más de 1 millón de estudiantes y alrededor de 47 mil nuevos docentes”, destaca Mora.
Desde la experiencia del bilingüismo, el educador David Galeano, fundador del Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní, sostiene categóricamente que “Fracasó la reforma educación y por consiguiente el modelo de educación bilingüe”.
De todos modos, en el MEC han percibido con claridad que ya no se debe hablar de “reforma” y por ello han inventado algo parecido, pero con otra denominación: el Plan Nacional de Transformación Educativa, que busca “mejorar la calidad del sistema educativo y el modelo de gestión”, en un nuevo proyecto que se inició en 2018, con la asunción de Mario Abdo Benítez en la presidencia de la República (quien anunció que la educación iba a ser “una causa nacional” para su gobierno) y que apunta a consolidar los objetivos para el 2030.
Los detalles de este plan se pueden leer en su página web. Aunque buscan tener cuidado en no caer en tópicos que pueden causar la molestia de sectores conservadores (llamados “pro-vida” o “pro-familia”), como ha ocurrido en gobiernos anteriores (en 2017, el ministro Enrique Riera, durante el gobierno de Horacio Cartes, tuvo que retirar materiales pedagógicos que contenían la palabra “género” ante airadas protestas), el plan igual tiene mucha resistencia.
Entre los puntos en cuestión, están los considerados ejes transversales del plan: a) Multiculturalidad: abarca la comunicación e interacción entre personas o grupos con identidades culturales específicas, favoreciendo el diálogo y la convivencia basada en el respeto a las diferencias y el enriquecimiento mutuo así como la escucha y el acceso equitativo y oportuno a la información pertinente; B) Inclusión: orientada a la no discriminación y a la igualdad de oportunidades educativas para todos a lo largo de toda la vida. Facilitación de la accesibilidad de los alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo; C) Enfoque de derechos: Análisis basado en el conjunto de derechos reconocidos a todas las personas en los diferentes textos nacionales e internacionales y en los principios que se derivan de los mismos.
Son puntos que en cualquier sistema pedagógico moderno se consideran básicos y necesarios, pero en el Paraguay huelen a “un plan conspirativo de los comunistas y bolivarianos, en alianza con el poder gay y los desalmados empresarios como George Soros o Bill Gates, que planean acabar con el modelo tradicional de las familias y exterminar a gran parte de la población mundial”.
Los cuestionamientos de Montero Tirado
Los pasados días martes 5 y miércoles 6 de julio, el MEC llevó a cabo el II Congreso Nacional de Transformación Educativa, en el Gran Hotel del Paraguay, con participación de los diferentes sectores que vienen trabajando en el proyecto, ocasión en que se puso a consideración el documento denominado “Segundo Acuerdo – Diseño de la Estrategia de Transformación Educativa – Paraguay 2030”, al cual se puede acceder en este enlace, y que estaría abierto al debate público.
Un sector de quienes se oponen a esta línea de trabajo, miembros de un sector de la Iglesia Católica y de Iglesias Evangélicas, con organizaciones de padres de alumnos, no asistieron, alegando que no recibieron el documento hasta último momento, o que no se les invitó, cuestionando nuevamente “el intento de introducir contenidos marxistas, feministas y de la comunidad gay” en el plan de transformación educativa.
Uno de los principales voceros de este sector es el reconocido sacerdote jesuita Jesús Montero Tirado, quien fue uno de los principales asesores del plan de Reforma Educativa de los años 90, al cual muchos consideran que resultó en un fracaso.
El pa’i Montero Tirado publicó el 11 de julio, en el diario ABC Color, una carta abierta dirigida al presidente de la República, Mario Abdo Benítez, en el que sostiene que “el Plan Nacional de Trasformación Educativa es perverso, porque pervierte el orden jurídico del Estado paraguayo, violando, por lo menos, doce artículos de la Constitución Nacional y treinta y tres de tres leyes, la Ley General de Educación, la Ley Orgánica del MEC y la Ley del Código de la Niñez y Adolescencia”.
Montero Tirado alega, entre otros cuestionamientos, que el plan “pervierte el sistema educativo nacional y la pedagogía, imponiendo sin fundamento científico la pedagogía de los años 60-70 del siglo pasado, poniendo como modelo al famoso pedagogo Paulo Freire y la ideología marxista de su “Pedagogía del oprimido”, donde, con dialéctica marxista, incluye entre los oprimidos a los niños, y a los padres y profesores como opresores, nociva dicotomía que enfrenta a los niños y adolescentes con los adultos, socavando la jerarquía y autoridad que deben tener padres y maestros, para guiar, formar y educar a sus hijos y educandos”.
Los términos del sacerdote son elegantes y cuidados, al contrario de lo que expresa Víctor Domínguez, otro miembro del sector, en la fanpage del MEC, ante la información de que todos los sectores fueron invitados a debatir el documento: “Es mentira, no están los padres representados. ¡NO SE LOS INVITÓ!!! Están haciendo a escondidas con esta (Rocío) Robledo (coordinadora del Plan de Transformación Educativa), que es pro ideología de género y feminazi. MEC Digital – Ministerio de Educación y Ciencias – Paraguay, ¡dejen de mentir!!! A toda costa quieren meter bajo la mesa sus porquerías de ideología de género. Marito Abdo, hacé algo bueno por lo menos, antes de dejar el poder. Evitá que metan estas porquerías en la educación”, posteó.
Los ataques llevaron al ministro de Educación, Nicolás Zárate, a convocar una conferencia de prensa el martes 12 de julio, para contestar los cuestionamientos, aclarando que el documento del Plan Nacional de Transformación Educativa “no discute la pedagogía ni los contenidos de los programas de estudio”, insistiendo en que el compromiso del gobierno es “ser provida, profamilia y sin ideología foránea”, convocando a “trabajar juntos por una mejor educación”.
¿Podrá la educación salir del pozo?
“Como resultado de la peor crisis de la educación y el aprendizaje de la que se tenga registro en la historia, la pobreza de aprendizajes se incrementó en un tercio en los países de ingreso bajo y mediano, donde se estima que el 70 % de los niños de 10 años no pueden comprender un texto simple”, asegura el informe “El estado de la pobreza de aprendizaje global: actualización de 2022” publicado el pasado 23 de junio por el Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Ministerio de Relaciones Exteriores, del Commonwealth y de Desarrollo (FCDO) del Reino Unido, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Fundación Bill y Melinda Gates. El informe en inglés está disponible en este enlace.
“Esta tasa era del 57 % antes de la pandemia, pero la crisis del aprendizaje se ha profundizado. La presente generación de estudiantes se arriesga a perder USD 21 billones (en valor actual) de ingresos potenciales a lo largo de la vida, o el equivalente al 17 % del PIB mundial de hoy en día, en comparación con los USD 17 billones estimados en 2021”, señala el estudio.
Si esta es la situación mundial, imagínense lo que ocurre en el Paraguay, en donde la educación no se ha podido remontar desde la época de la dictadura de Stroessner. La estéril pelea entre grupos fundamentalistas y quienes tienen una visión más amplia sobre la necesidad de una educación de calidad y puesta al día ante las exigencias del Siglo XXI, solamente ayuda a retrasar aun más una necesidad impostergable. La falta de interés de la mayoría de los políticos, los fracasos de los sucesivos gobiernos y la poca participación de un sector amplio de la sociedad en un tema crucial, no presagian que se pueda llegar a un buen avance en poco tiempo.
Más allá de la calidad que pueda tener el actual proyecto elaborado por el MEC, junto a otros organismos, es difícil que se pueda llevar adelante con gobiernos debilitados y poco creíbles, que además echan marcha atrás o cambian de rumbo apenas reciben críticas de sectores interesados. Mientras el resto de la sociedad no se involucre de manera activa, seguiremos siendo un país analfabeto y atrasado, presa fácil de políticos y gobernantes autoritarios, corruptos y manipuladores.
Está demostrado que los países con mayor índice de desarrollo y estabilidad, son aquellos que más invierten en temas de educación. El conocimiento es la puerta que conduce al desarrollo. Por eso, los países que aseguran a sus ciudadanos mayor acceso a la educación y posibilidades de estudio alcanzan un elevado nivel de progreso, porque cuentan con una población capacitada para responder a las responsabilidades y labores que se presenten. La educación es la clave para que la humanidad no sólo llegue a nuevos planetas, sino también a encontrar la cura para enfermedades mortales y para problemas como la corrupción, el hambre y otros tipos de cáncer social. La UNESCO estima que, si todas las personas adultas del mundo concluyeran tan solo la educación secundaria, se podría reducir la pobreza en el 50% de la población que la padece.
Superemos los fanatismos y las peleas tontas que frenan el avance del Paraguay hacia una mejor educación. Nuestros hijos y nuestros nietos se merecen un país mejor.
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(Este artículo fue distribuido previamente como un texto de analisis de coyuntura, en el servicio de Newsletter para los suscriptores de El Otro País).