Pilar: La aventura ciudadana de volver a emprender, después de la pandemia

La crisis del Covid-19 se llevó mucho de nosotros, pero al mismo tiempo hizo que surgieran nuevas oportunidades y por sobre todo reivindicó la creatividad. En ocasión de una reciente feria ciudadana en la ciudad de Pilar, capital del Departamento de Ñeembucú, tuvimos la oportunidad de conversar con algunas personas que lograron salir a flote a través de sus emprendimientos y siguen en el camino de reivindicar la libertad económica y el trabajo constante.

En una fría tarde de setiembre, se reunieron varios emprendedores, dando luz y color al centro histórico de Pilar. Entre apretones de manos, abrazos después de mucho tiempo, risas compartidas, el reencuentro fue ameno. El viejo Cabildo de Pilar, la Plaza Mariscal López, la Plaza de Armas y la Basílica Menor Nuestra Señora del Pilar, fueron escenarios y testigos de esta fiesta cívica.

La pregunta obligada a los emprendedores fue; ¿Cómo surgió o resurgió la idea de su emprendimiento?

“Mi señora trabajaba en el ámbito gastronómico y cuando vino la pandemia le tocó la disminución de personal”, dice Víctor Aquino, de la empresa gastronómica Sabrositos. “Es una empresa familiar que hace dos años empezamos con mi señora en casa”.

Las comidas que se pueden pedir a Sabrositos son minutas, bocaditos gourmet, dulces y salados para los distintos eventos como: casamientos, 15 años, cumpleaños y actividades laborales que requieren de servicios de comidas.

“Para el desayuno tenemos tortas marmoladas, pastafrolas, pan de queso, jugos, café y cocido, postres como crema de chantilly, lemon pie; dependiendo del pedido del cliente. Todos son productos frescos, hechos en el mismo día”, menciona Víctor.

Víctor Aquino, ante el stand de Sabrositos. / ALEJANDRA ACOSTA

Tienen una carta de menú que ofrecen sándwich de jamón y queso, sándwich de milanesa, tartas y otras comidas que hacen honor al nombre de Sabrositos. También cuentan con comida para celíacos.

“Ahora estamos trabajando con mi hija y cuando tenemos muchos pedidos también mi sobrina nos ayuda con el delivery”, comenta el emprendedor.

“Nos estamos juntando para ayudarnos entre todos. Estamos en un Club de Emprendedores, que ya está reconocido por la Municipalidad de Pilar. Estamos de todos los servicios, ya sean gastronómicos, posadas turísticas, venta de ropas, bijouterie, lavandería, costurería”, dice Víctor.

 “Lo que buscamos es que las autoridades nos den trabajo, no sólo efectivo, sino que nos pidan los trabajos que hacemos, porque tenemos la capacidad de hacerlo. Además, nos estamos proyectando de a poco, la idea es tener un salón y poder contar con más gentes”, destaca el dueño de Sabrositos.

Algunos de los productos elaborados por Sabrositos. / ALEJANDRA ACOSTA

“Rescatar nuestras tradiciones”

Un colorido de tejidos de ñandutí, ao po’i, macramé, crochet, encaje ju, sombreros de jata’i, se pueden vislumbrar entre los productos ofrecidos por la Asociación de Artesanas Textiles de Ñeembucú, encabezada por Clotilde Sánchez, una mujer activa que está dedicada al trabajo de la artesanía.

“Estamos trabajando en todo lo que es el área textil, con el apoyo de Manufactura de Pilar, todo lo que es telas, hilos”, menciona Clotilde “Koti” Sánchez, presidenta de la Asociación de Artesanas del Ñeembucú.

“En el 2004 empezamos a caminar con este emprendimiento, dentro del Clúster de Algodón, que hoy ya es una institución formada con personería jurídica y todos los papeles al día”, cuenta Koti.

Actualmente la asociación cuenta con 40 artesanas asociadas, también están otras personas que todavía no se asociaron, pero que están trabajando en conjunto.

“La asociación hace de nexo con las empresas e instituciones, cuando se requiere de trabajos artesanales, pero cada artesana es responsable de su trabajo, junto al equipo con quienes elaboran los distintos tejidos que se piden”, señala la artesana.

Cuentan con un salón prestado, en donde se desarrollan varios talleres, de lunes a sábado, en donde enseñan ao po’i, ñanduti, encaje ju, tejido en dos agujas, crochet, macramé y reciclado. Con instructores calificados recientemente certificados por el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA).

Clotilde “Koti” Sánchez, presidenta de la Asociación de Artesanas del Ñeembucú. / ALEJANDRA ACOSTA

“Si queremos, podemos”

“Participamos del proyecto Cimentando Sueños, donde las confeccionistas fusionaron la alta costura con los tejidos tradicionales, como el encaje ju, ñanduti y ao po’i. Nos presentamos en Italia en el 2019, en un certamen convocado por la Organización Internacional Ítalo-Latinoamericana (IILA), para lo que se capacitaron para poder fusionar este trabajo tan delicado y ganamos el primer puesto”, menciona la artesana.

Para poder competir a nivel internacional, participaron 18 artesanas, hicieron cursos a distancia con una duración de 3 meses, durante la pandemia. Se certificaron y ahora están enseñando también.

“Estamos esperando contar con un local propio, donde exponer nuestros trabajos, más que nada un Paseo donde estar en forma permanente para poder mostrar lo que hacemos en Pilar, para propios y extraños. Tenemos el compromiso de las autoridades”, destaca Clotilde Sánchez.

Sombreros hechos con palma de jata’i, característico del Ñeembucú. / ALEJANDRA ACOSTA