El embarazo constituye una enorme ilusión para quienes buscan con ansias tener un bebé. Sin embargo, esa ilusión se ve truncada en ocasiones por causas desconocidas. Así fue cómo, en 2016, poco más de 37 semanas de gestación, Patricia Naveira, en sufrió la muerte de su primer hijo.
“A pesar de esa experiencia dolorosa y traumática mi médico, mis colegas obstetras, mi psicóloga perinatal, amigos y familiares nos dieron un gran cuidado y apoyo en el duelo”, relata.
Esa situación hizo que pudiera vivir un duelo respetado y sirvió para poder animarse a buscar un nuevo embarazo. “Ya estando embarazada de mi bebé arcoíris viví otra realidad: la soledad de esperar un bebé como si fuera que no había pasado por la muerte de mi primer hijo. Luego de dos años decidí especializarme formalmente para acompañar a otros padres con la misma experiencia”, relata.
Los tabúes y el dolor
La muerte de un bebé dentro o fuera del vientre de la madre sigue siendo un tabú en nuestra sociedad, sumado a que no existen cifras correctamente registradas sobre las muertes fetales. Esto se debe a que muchos abortos ni siquiera son registrados en los hospitales públicos y sanatorios privados.
“Todo eso sumado a la falta de formación, acompañamiento y protocolos de duelo para los padres y sus familias, hace que los padres vivan un duelo silenciado e incluso, patológico por años sin una asistencia adecuada”, refiere Patricia Naveira, quien es gíneco-obstetra.
Recuerda que existen muchas causas en una muerte gestacional o neonatal: ya sea por enfermedades maternas o fetales. No obstante, resalta que muchas de estas muertes son evitables.
“Cero muertes evitables”
El Ministerio de Salud cuenta con un programa para disminuir las muertes maternas y neonatales a través del fortalecimiento de la red de salud y otros esfuerzos. No obstante, para Patricia, todavía queda mucho por hacer.
“Hay que entender que a veces los abortos son percibidos como algo «normal» desde el punto de vista médico y, por ende, las mujeres no se hacen estudios específicos para conocer las causas y muchas de ellas pasan por varios abortos hasta tener un diagnóstico. De ahí la importancia de tener cuidado con cualquier pérdida para tratar de encontrar la causa”, recuerda Patricia Naveira.
Superar un duelo con acompañamiento
Para superar este duelo, es necesario de una obstetra de duelo, que hace un acompañamiento bastante específico. Patricia, por ejemplo, se encarga de brindar los primeros auxilios psicológicos a los padres en duelo, en ausencia de un psicólogo perinatal.
También ayuda con los cuidados a la madre puérpera en duelo, asesora sobre la lactancia en duelo y ofrece un acompañamiento general. “Mi trabajo consiste en ser el soporte del equipo multidisciplinario que atiende a la madre en duelo durante su cuidado y la búsqueda de causas prevenibles para futuros embarazos”, resalta Patricia.
Este proceso solo es posible a través de un conjunto con médicos, psicólogos, psiquiatras e inclusive nutricionistas para dar soporte a los padres en duelo, de manera integral.
El embarazo arcoíris: la esperanza tras la oscuridad
El embarazo arcoíris, que sucede luego de una pérdida gestacional o perinatal, simboliza la esperanza, un nuevo empezar. “Volver a pensar en los colores y en el amor, luego de la tormenta vivida ante un duelo perinatal”, señala la psicóloga clínica Claudia Marecos.
Asimismo, el terapeuta Daniel Alvarenga, agrega que, desde la psicología gestacional y neonatal, un embarazo arcoíris es el resultado de un proceso de adaptación posterior a una pérdida tan importante.
“Entra dentro de lo que nos permite la resiliencia, que hace referencia a la capacidad que tenemos todas las personas de sobreponernos emocionalmente ante las diferentes dificultades, dolores y pérdidas en el pasar de la vida”, añade.
Una herramienta necesaria para recuperar el sentido de la vida
Este embarazo arcoíris es el producto de mucho trabajo emocional de una pareja, que lleva consigo la batalla de asimilar la pérdida de un hijo, mientras se prepara para el nacimiento de otro.
“Cuando pienso en una pareja con un embarazo arcoíris, pienso en el concepto materializado de la resiliencia: personas que se han sobrepuesto ante tanto dolor para volver a crear, volver a sentir y recuperar en cierto sentido la vida. Porque cuando muere un hijo también mueren los padres, con la diferencia que es una muerte en vida y que pueden revivir al afrontar y trabajar sobre lo sucedido”, reflexiona Alvarenga.
Cómo empatizar y servir de ayuda
El embarazo arcoíris tiene características particulares, debido a que la mayoría de las mujeres viven con constante miedo y ansiedad, pensando en que la muerte de su bebé puede ocurrir de nuevo. Esto se debe a la experiencia traumática sufrida, entonces tienen dificultad para vincularse con su bebé.
“Es importante, por tanto, permitir que la persona pueda sentir y expresar el dolor, así como exteriorizar las emociones que conlleva esta pérdida tan significativa. Incluso muchas parejas deciden esperar que pasen varias semanas de embarazo (y corroborar de que todo va bien) para dar la noticia a sus familiares y amigos”, refiere la psicóloga Claudia Marecos.
Entonces, la comunidad, las personas cercanas pueden acompañar este proceso, conteniendo y escuchando con empatía. Recuerda que, si uno no sabe qué decir, a veces es mejor incluso acompañar en silencio.
Lo importante en este proceso es validar las emociones de la persona que está en duelo, así como no despreciar sus expresiones de llanto y enojo. “Apoyo al atender las necesidades que sí puedo y las que no, enlazo con otros recursos, como familiares, o profesionales de la salud mental”, recomienda Claudia.
En ese mismo sentido, el terapeuta Daniel Alvarenga sostiene que es primordial comprender nadie está preparado para atravesar el proceso antinatural de perder un hijo. Al reconocer esto, estamos garantizando que la pareja se sienta comprendida y sobre todo respetada, sensaciones que son fundamentales, enfatiza, para atravesar el proceso de una manera contenida por los demás.
“No hacer mucho es, a veces, lo más adecuado, es un dolor que nadie puede comprender y mágicamente borrar. En este punto siempre hablamos de las necesidades psicosociales alimentarse, dormir, compañía no invasiva, cuidar de otros hijos si los hay y sobre todo no obligarlos a hacer nada de lo que ellos no están pidiendo”, ejemplifica.
Al transmitir respeto al dolor de ambos, ellos mismos a medida de sus posibilidades estarán abriéndose con los demás y poco a poco van a ir estructurando una nueva forma de relacionarse con todos y ser nuevamente parte del entorno, eso es categórico. “Es una respuesta psicológica, nos defendemos y nos reponemos, eso es la resiliencia”, subraya.
Aún falta, pero comprendiendo y visibilizando, estamos ayudando
Claudia afirma que se tienen que fortalecer los servicios de salud mental en todo el país, y de la mano de esto, formar profesionales de la salud sobre las características del embarazo arcoíris. “Tener políticas públicas que contemplen y garanticen una atención integral con calidad y calidez para las familias que esperan un bebé arcoíris”, remarca.
En ese contexto, Daniel Alvarenga, reconoce que, a pesar de las falencias, de a poco se está visibilizando esta problemática en nuestro país, lo que implica desmitificar muchísimo al embarazo y la muerte gestacional.
“En definitiva, será de suma importancia generar una instancia que posicione el tema en la agenda de la salud pública y poco a poco el equipo de salud gestacional y materno infantil puedan especializarse y abordar esta línea desde los diferentes servicios de salud de todo el país”, acota.
Finalmente, Patricia reconoce que de momento no existe una organización de profesionales constituida, para dar soporte a los padres en duelo a nivel nacional, por diferentes motivos, entre ellos, las restricciones presenciales de la pandemia. Así como tampoco protocolos de atención de duelo en el sistema de salud local.
No obstante, estos esfuerzos individuales forman un conjunto que busca dar respuesta a esta problemática que muchas veces es invisibilizada. Así, de a poco, al trabajar de cerca con varias familias y poner la problemática en la agenda, van abriendo camino para crear comunidades y lograr mejores y más eficientes respuestas, al que tengan acceso todas las personas que tras haber perdido un embarazo o un bebé, decidan empezar de nuevo.