Historia de cómo se roban elecciones en Paraguay y un manual para evitar el fraude

Desde que se empezó a votar en Paraguay, las trampas en las elecciones se volvieron moneda corriente. El dictador Stroessner se daba el lujo de ganar la presidencia cada cinco años con el 90% de los votos, durante más de tres décadas. El robo más escandaloso fue el que dirigió el general Lino Oviedo contra el caudillo Luis María Argaña en las internas coloradas de 1992, ya en la transición democrática. Recordamos esa lamentable historia y repasamos algunos de los fraudes más comunes, tanto en el voto con papeletas como en el electrónico, compartiendo algunas recomendaciones para tratar de evitar el fraude en estas elecciones.

[Reportaje de El Otro País para la Red de Medios Alternativos del Paraguay. Seguí la cobertura conjunta de estos comicios en nuestras redes sociales, con las etiquetas #eleccionepy2023 #otramirada]

Cómo robar elecciones y no morir en el intento podría llamarse uno de los capítulos más escandalosos de la historia política en el Paraguay, ocurrido durante la primera interna presidencial colorada, después de la caída de la dictadura del general Alfredo Stroessner. En vísperas de nuevas elecciones internas de la ANR y de las demás organizaciones políticas, resulta importante recordar aquel vergonzoso episodio, de la que toda la ciudadanía se dio cuenta, pero que lamentablemente acabó en la más absoluta impunidad.

Las elecciones internas del Partido Colorado (que había gobernado con el dictador Stroessner y siguió gobernando tras su destitución con un golpe militar en febrero de 1989), estaban previstas para el 27 de diciembre de 1992.

El general Andrés Rodríguez, quien ejercía la presidencia tras derrocar a su consuegro Stroessner, se había quedado sin posibilidades de ser reelecto, debido al conflictivo artículo 229 que se introdujo en la Constitución de 1992, que no permite que los mandatarios puedan ser reelectos “en ningún caso”, disposición vigente hasta la actualidad.

De este modo, el popular caudillo Luis María Argaña apuntaba a ser el principal candidato de los colorados, pero el entonces comandante del Ejército, general Lino Oviedo y los miembros del entorno que manejaban el poder, apostaron todas sus fichas al empresario Juan Carlos Wamosy. Era “una rosca militar, empresarial y comercial” la que estaba eligiendo al candidato.

Oviedo, en ese momento el militar activo más poderoso del país, en la búsqueda de candidatos a la presidencia, había propuesto al abogado Horacio Galeano Perrone, pero el general Rodríguez insistió en que su sucesor sea Wasmosy, “un empresario bien acomodado a partir de las ganancias generadas por las contrataciones y subcontrataciones que su empresa y un consorcio del que participa como accionista, pudieron obtener en la construcción de la gigantesca represa de Itaipú, mediante su cercanía al gobierno de Stroessner”, según lo retratan José María Costa y Oscar Ayala Bogarín en el libro Operación Gedeón.

Las postulaciones de Argaña y de Wasmosy como precandidatos por la ANR a la presidencia de la República, se lanzaron casi simultáneamente en setiembre de 1992. Era la confrontación del último gran caudillo colorado, consustanciado con la gran tradición del partido y representando a las bases populares, enfrentando a un empresario millonario que hasta entonces no había hecho carrera política y que representaba a la cúpula militar empresarial.

Para contrarrestar la falta de perfil partidario, Wasmosy fue acompañado en la lista 2, por el dirigente Ángel Roberto Seifart, como candidato a vicepresidente, quien había tenido un corto periodo de oposición al stronismo desde el interior del partido, luego diputado y ministro de Educación en el gobierno de Rodríguez.

En la Lista 4, Argaña era secundado por el dirigente colorado Juan Bautista Ibáñez, oriundo de San Pedro, conocido popularmente con el apodo “Letradito” por su viveza criolla.

Argaña calificó a su oponente, Wasmosy, de “mbatará” (como se llama en guaraní a las gallinas bataraz, que tienen más de un color), acusándolo de ser “un liberal que se afilió al Partido Colorado a los 37 años, para formar parte de los ‘Barones de Itaipú’, ladrones de guantes blancos que quieren seguir saqueando la República y hoy, prendido del neoliberalismo del gobierno, quiere ser presidente de la República, de la mano de los colorados”.

Mientras, desde la campaña de Wasmosy y Seifart atacaban a Argaña recordando su pasado stronista, y además insinuando que tendría problemas de salud mental.

Una de las recordadas anécdotas de las campañas, pronunciadas durante un debate político televisado desde el Hotel Excelsior, fue cuando Argaña respondió a los ataques de Wasmosy con una certera frase que despertó la hilaridad general: “Que te compre quien no te conoce”.

Las elecciones internas del coloradismo se llevaron a cabo el domingo 27 de diciembre de 1992. Se contabilizaron 429.890 votos, que implicaba la participación de un 45% de los 947.680 habilitados en el padrón de la ANR.

Víctor-Jacinto Flecha y Carlos Martini, en su libro A 30 años del golpe, relatan: “En el día de las elecciones se hizo visible una vez más la vinculación entre la cúpula militar y una parte de la élite civil colorada. Así, el general Lino Oviedo sufragó en la jurisdicción de la seccional 3 (Escuela República de Alemania), a la misma hora y en el mismo lugar en que lo hizo el general Andrés Rodríguez. El entonces comandante del Primer Cuerpo de Ejército, en declaraciones a la prensa, preguntaba: ‘¿Le parece que yo voy a estar apoyando y respaldando a los que ayer han avalado a la dictadura desde el Poder Judicial, cuando ocupaban esos cargos durante el régimen?’. Era una directa alusión a Luis María Argaña”.

A la noche se conocieron los primeros datos extraoficiales de la votación, en los que ganaba con considerable ventaja la dupla Argaña-Ibáñez.

Lista 4, Argaña – Ibáñez: 213.382 votos (48,25 %).

Lista 2, Wasmosy – Seifart: 187.350 votos (42,36 %)

Lista 3, Díaz de Vivar – Frutos: 24.993 votos (5,65 %).

Lista 5, Fretes Dávalos – Acosta: 919 votos (0,02 %).

Votos en blanco: 7.691 (1,74 %).

Votos nulos: 7.925 (1,79 %).

“Los primeros datos mostraban un resultado histórico: perdía el candidato de las Fuerzas Armadas. Un candidato impuesto por los poderes reales era derrotado por otro candidato que expresaba querer reivindicar la autenticidad colorada frente a un supuesto advenedizo. Argaña prometía que la ANR volvería a mandar”, destacan Flecha y Martini.

En 1992, los medios dieron vencedor a Argaña, pero sus adversarios cambiaron los resultados. / ARCHIVO

La orden de parar el conteo de votos

Los principales diarios ya habían mandado imprimir sus portadas con los títulos que daban ganador a Luis María Argaña.

En frente a su puesto de Comando, sobre la calle España, el caudillo colorado ya celebraba su victoria. Fue entonces cuando trascendió la noticia de que se había ordenado parar el cómputo de los votos. En la misma noche del domingo, el candidato a vicepresidente, Ángel Roberto Seifart, leyó un comunicado a través del Canal 9 de televisión (propiedad en ese momento del empresario Gustavo Saba, yerno de Andrés Rodríguez), comunicando que no aceptaban los resultados conocidos hasta entonces, alegando que el padrón tenía muchas irregularidades.

“La rosca gubernamental, presa del pánico y de la angustia, decidió interrumpir el conteo de votos”, cuenta Félix Argaña, en un libro biográfico sobre su padre. La decisión se habría tomado en una reunión, en una oficina de la avenida Artigas, con participación de Blas N. Riquelme (entonces presidente del Partido Colorado), Juan Carlos Wasmosy, Ángel Roberto Seifart, Hugo Estigarribia, además del general Lino Oviedo, aunque se intentó negar que este último haya estado presente, pero la mayoría de los testimonios confirman que fue el principal articulador de la operación fraudulenta.

La versión difundida en esos días, confirmada años después por otros protagonistas, como el ex gobernador del Departamento de Guairá, Rodolfo Max Friedmann Cresta, apuntan a que el general Lino Oviedo ordenó detener los cómputos y dispuso el traslado a otro lugar de las actas de las elecciones. Siguió un largo conflicto ante la Justicia Electoral, cambios de miembros del Tribunal electoral partidario, amenazas de golpe de Estado, copamiento del local del Partido Colorado por miembros del sector gubernamental, incluyendo un comunicado de la Embajada de Estados Unidos advirtiendo que el gobierno del país del norte no iba a tolerar un golpe de Estado.

La conflictiva situación se prolongó hasta el jueves 4 de marzo de 1993, cuando el nuevo tribunal electoral colorado, totalmente controlado por el sector de Rodríguez, Oviedo y Wasmosy, difundió los resultados de los comicios del 27 de diciembre de 1992, con casi tres meses de atraso, estableciendo que la lista 2, Wasmosy-Seifarr fue en realidad la que ganó las elecciones.

Los resultados finales que se dieron a conocer, fueron los siguientes:

-Lista 2, Wasmosy – Seifart: 207.120 votos (45,36 %).

-Lista 4, Argaña – Ibáñez: 203.116 votos (44,48 %).

“Una vez más, se dio la utilización perversa de la Justicia al servicio del hampa político… Con este hecho se marca a fuego el destino del Paraguay. Este no fue un robo más, fue el punto de inflexión de tantos infortunios que vinieron después”, sostiene Félix Argaña acerca del episodio del que fue víctima su padre.

El alevoso robo del triunfo electoral a Argaña fue reconocido años después, en 2008, en vísperas de otras elecciones, por el senador colorado Juan Carlos Galaverna, en una entrevista: “Recordábamos lo de 1992, en que sí, soy parte de los responsables de esa estupidez que hicimos en la manipulación de los resultados electorales”, sostuvo. Tras la confesión, el legislador agregó: «Asumo sus consecuencias morales, éticas y si hubiera alguna consecuencia de orden judicial también estoy dispuesto a asumirla».

En mayo de 2010, quien era presidente del Partido Colorado durante las elecciones de 1991, el empresario y dirigente político Blas N. Riquelme también admitió en una entrevista con el diario La Nación que Argaña ganó los comicios internos, pero que decidieron cambiar ilegalmente los resultados para favorecer a Wasmosy, con la complicidad del general Lino Oviedo.

Varios años después, en febrero de 2018, otro dirigente colorado, el ex gobernador del Departamento de Guairá Rodolfo Max Friedmann Cresta, también admitió que se manipularon los resultados de elecciones de las internas coloradas de 1992 para favorecer a Wasmosy y perjudicar a Argaña, aunque aseguró que Galaverna no fue parte de ese operativo.

«En todo ese acto en donde se torció la voluntad popular y se cambió de ganador vos, mi querido amigo (por Galaverna), no estuviste… Yo sí y hoy les pido perdón a todos mis correligionarios por haber estado y participado en ese acto incorrecto desde donde se lo mire», escribió Friedman en una declaración que compartió en redes sociales. Aseguró que todo fue bajo las órdenes del extinto general Lino César Oviedo, quien supuestamente ordenó el cambio de los resultados en las actas de las internas de la ANR. También involucró en el episodio al ex presidente Nicanor Duarte Frutos,

En marzo de 2019, Nelson Argaña, uno de los hijos de Luis María, anunció una demanda judicial contra Rodolfo Max Friedman y Nicanor Duarte Frutos por la adulteración de resultados de las elecciones de 1992. Al final no pasó nada. Ninguno de los que admitieron haber participado del robo de votos, ni de los acusados de participar del acto ilegal, fueron sancionados.

(Esta versión del vergonzoso episodio forma parte de mi libro El último magnicidio, publicado en 2021 por el Grupo Editorial Atlas. La misma historia también es narrada con detalles diferentes por el doctor Andrés Humberto Zaracho en un artículo publicado en el semanario El Colorado).

Wasmosy asume la presidencia de la República en 1993, con los votos robados a Argaña. / ARCHIVO

El fraude electoral, una institución

Al margen del más alevoso caso de robo de elecciones, en el Paraguay se han vuelto frecuentes los casos de fraude electoral, desde el mismo momento en que se instituyó el voto universal para elegir a las autoridades.

Paraguay, el paraíso de la corrupción electoral” titulaba el diario El País, de Madrid, un informe de su corresponsal Francisco Peregil, en vísperas de las elecciones de abril de 2013, destacando que “miles de personas venden su voto o su abstención a partir de unos 12 dólares (50 mil guaraníes)”.

El reporte mencionaba uno de los muchos casos detectados, el famoso “trato apu’a” del senador colorado Beto Ovelar (actualmente de nuevo candidato a senador en filas del cartismo colorado), quien fue filmado ofreciendo a dos dirigentes liberales campesinos la cantidad de 100.000 guaraníes por cada voto y también por cada liberal que no votase. “Para eso, Ovelar exigía las cédulas de ellos y que se les entintase el dedo”, relataba el informe.

En el mismo artículo, el analista Alfredo Boccia Paz contaba cómo funciona el sistema del fraude institucionalizado: “El sábado a la noche es cuando se efectúa el gran operativo de compra de votos. Sale gente con mucho dinero en efectivo recorriendo las casas de los opositores. Se les pide las cédulas de identidad y al terminar la jornada electoral se les devuelve. Como la gente ya ha aprendido las reglas de este negocio, consiguen dos, tres y hasta cuatro cédulas de identidad. El negocio es tan antiguo como la transición democrática que inició este país hace más de 20 años. Y sigue gozando de buena salud”.

En una audiencia pública realizada en la sala plenaria del Congreso sobre fraude en las elecciones generales de 2018, convocada por el entonces senador Paraguayo Cubas, del movimiento Cruzada Nacional, en conjunto con la Bancada del Frente Guasu, el propio Cubas narraba con lujo de detalles cómo les robaron muchos votos: “Ninguno de nosotros pudimos conseguir los certificados del resultado que tenían los apoderados. Las actas se cambian en tres partes o en la propia mesa, cuando ya eran las 10 u 11 de la noche, porque nuestros veedores no se quedan en nuestra mesa hasta ese horario”.

Contó que los votos “se cambian en primer lugar, o se cambian en el camino de la mesa, en donde se produce el supuesto escrutinio hasta el lugar de la escuela donde se depositan los sobres y los sobres que se depositan ahí en gran parte ya son aquellos que han sido cambiados o se cambian en ese lugar o en el camino en el Tribunal Superior de Justicia Electoral”.

Cubas (quien actualmente es nuevamente precandidato a la presidencia de la República por su movimiento), relató que, en el recuento de la jornada electoral de la que participó en 2018, “había más votos de los que podían haber votado en una mesa, o había diferencias en lo que nosotros cuidamos; especialmente lo que era en la parte senadores. Por supuesto que siempre terminábamos nosotros con la de menor cantidad de votos, se nos adjudicaba, pero cuál era nuestra sorpresa en el momento de la carga, cuando verificamos aleatoriamente y nos encontramos que de 12 bajamos a 5 en la carga informática”. Es decir, los métodos de fraude que existían durante los votos con el sistema analógico de papeletas siguieron existiendo tras el cambio al sistema de voto electrónico.

De hecho, aunque la Justicia Electoral insiste en que el sistema de voto electrónico es más seguro contra los fraudes, diversos informes técnicos insisten en lo contrario, como lo sostiene este informe de nuestro medio aliado El Surti o este análisis más internacional del sitio Xataka.

En el Paraguay, los controles no evitan los delitos electorales. Son muchas las denuncias que quedan en la impunidad. / GENTILEZA

El manual del fraude electoral

En 2007, el activista social y ex diputado por el Partido Encuentro Nacional, Juan Fernando Pali Kurz, empezó a recopilar aportes colectivos para redactar un Manual del Fraude Electoral en el Paraguay, en una edición to korre (difundido informalmente, pasándose el texto entre amigos), que en general contiene picardías del anterior sistema de voto con papeletas, pero dan la idea de cómo opera el sistema tramposo, y que en varios casos también se aplican al actual sistema de voto electrónico.

Reproducimos sus principales puntos (algunos casos valen igualmente para las elecciones internas y otras más específicamente para las elecciones generales):

# Fraudes, faltas y picardías en la noche anterior:

—Personas que recorren las casas ofreciendo dinero a cambio de que el elector les entregue la cédula de identidad, que queda retenida hasta después de las elecciones, si el votante es opositor o dudoso.

—Personas que recorren las casas engañando al elector visitado, diciendo que el candidato de su lista, como lo conoce muy bien, quiere que ya emita su voto y la forma de hacerlo es sumergiendo el dedo índice de la mano derecha en el frasco de tinta y el candidato será informado de su lealtad.

—Personas que pasan la noche anterior por la casa de un elector para proferir amenazas, en caso de que no cumpla con votar por su partido, (a los del propio partido, o a electores opositores o independientes)

—Una variante del caso anterior son las amenazas proferidas a través de llamados telefónicos o mensajes de celular.

# Acciones a favor del fraude:

—Pagar a una persona encargada de llevar a otros a votar (puntero) y de esta forma desorganizar el sistema electoral del sector adversario. 

—A esta persona se le puede mandar a que realice dos tareas:  a) que lleve a su gente a votar por la lista oficialista, cometiendo deslealtad con su partido o movimiento; b) que no llegue a tiempo o que no aparezca en el lugar citado.

—Realquilar el vehículo ya alquilado, para que no llegue al punto de concentración, se pierda, desaparezca antes de la hora fijada o tarde mucho tiempo para realizar la tarea, disminuyendo la posibilidad sobre los cálculos realizados y haciendo que los vehículos resulten insuficientes

# Al constituir la mesa y en la mesa:

—Constituir la mesa con 2 miembros del oficialismo y 1 opositor. Para esto existen varias maneras: sabiendo que no llegan todavía algunos opositores, se apresuran a iniciar la constitución de las mesas y cuando se lee el nombre del opositor que debe integrar la mesa y este no está, se integra a un oficalista, en lugar de buscar al suplente o a miembros de otras listas participantes. 

—El voto tempranero llamado “al que madruga”, se trata de personas que tienen una cédula de identidad con el mismo número y sexo de los votantes y a tempranas horas votan en su reemplazo. Cuando viene el votante, encuentra que ya se votó por él.

—“Yo le conozco”, es un sistema que consiste en que viene una persona con una cédula de identidad parecida, pero no es de la persona que viene a votar, entonces cuando el miembro de mesa o veedor opositor realiza una protesta, salen cuatro o 5 personas y amenazadoramente levantan la voz gritando “si, es él, yo le conozco, que vote

—Las personas que gentilmente invitan a un veedor a tomar tereré, pero la bebida tiene un laxante que luego dificulta que el veedor pueda cumplir su misión.

—Las personas que, siendo miembros de mesa, le dicen a uno que tienen un problema familiar y apelan al sentimiento de amabilidad para que le permitan salir un rato a solucionar y volver enseguida, pero lo que hacen es ir a votar en un colegio cercano, en donde están empadronados y luego votan nuevamente en la casilla especial, como miembros de la mesa.

—Los miembros de mesa que, cuando su lista se encuentra en franca derrota, se ausentan inesperadamente, sin realizar el acta de sustitución de miembros de mesa, con lo que se busca luego anular la mesa.

—El cuarto oscuro se coloca no contra la pared, sino retirado de la pared de tal manera que una persona sentada pueda estar mirando por quien se vota y ejercer presión.

—El famoso “voto calesita” con las papeletas: Consiste en introducir en la urna un voto sin valor, que el elector trae consigo, y llevarse un boletín sin marca, pero con la firma de los tres miembros de mesa. Cuando entrega este boletín a los propiciadores del fraude, cobra. El boletín es marcado con la lista oficialista. El boletín firmado por los tres miembros de la mesa, marcado con la lista oficialista, se le da a otro votante, quien retira de la mesa otro voto firmado por los tres miembros. El votante entra al cuarto oscuro, guarda el voto firmado sin marcar y al salir deposita en la urna el voto que le dieron, marcado por la lista oficialista. Entrega a los propiciadores del fraude el nuevo voto firmado por los miembros de mesa, sin marca y cobra… y así sigue la calesita.

—No recibir (los presidentes de mesa) la presentación de actas de incidencia o de sustitución y no hacer constar en el acta la irregularidad.

—No entregar copias del certificado de resultados.

—Permitir que los apoderados y miembros de mesa voten en una casilla especial del local donde están trabajando, y luego, sin que se llene el acta de sustitución con excusas baladíes, salen y votan en los locales cercanos, en cuyos padrones figuran. A fin de que no queden marcados los dedos en la primera votación, lo sumergen en aceite.

—Usar un anillo que tiene un bolígrafo y permite hacer más de una marca para anular el voto, ya que tendrá más de una marca y creará dudas.

—El presidente de mesa que tiene una lapicera con una tinta especial que luego desaparece, dejando sin la firma del presidente la habilitación de la mesa.

—Al cerrar la mesa, terminado el escrutinio, primero se completan los certificados de resultados y se entrega a los miembros de mesa, apoderados o veedores de la oposición, que con esto se dan por satisfechos y se retiran. Las actas se llenan después con otros resultados, a conveniencia.

—Al cerrar la mesa en los lugares donde solo se encuentran miembros de dos partidos políticos para el control electoral, se reparten entre ellos los votos de las fuerzas políticas que no pudieron controlar esa mesa.  

—Al cerrar la mesa, cuando se dan cuenta que se perdió en esa mesa, colocan la tinta indeleble cerca de los boletines, ya llenados, para luego golpear el frasco y hacer que la tinta se derrame “sin intención” sobre los boletines de voto.

Actas sin troquelado. Luego de que todas las personas se retiran (llevando su certificado de resultados de mesa), con un juego de actas duplicadas se llama a los miembros de mesa comprados, y se llena el acta nueva con resultados modificados. En el voto con papeletas, entre el certificado de resultados de mesa y el resultado de las actas, prima el acta.

# Trampas en el local electoral

—“Recibidores” (operadores políticos) que agrupan a los electores, les dan instrucciones y proponen compras a aquellos que todavía están indecisos.

—Acompañar hasta el cuarto oscuro a personas que pueden valerse por sí mismas y le inducen al voto o reemplazan su voluntad ejecutando la tarea ellos mismos.

—Ponerse al lado de los que están en las filas e ir induciendo al voto (“filero”)

—Poner mesas con notebook o padrones “iluminados” para ir dirigiendo a los correligionarios hacia dónde y por quién votar.

— “Comprar” cédulas (retenerlas todo el día de las elecciones), para imposibilitar el voto de personas decididamente adversas a su lista.

—Pagar a personas que van a votar por su lista, para reafirmar su lealtad.

—Pagar a personas decididamente adversas para que cambien la dirección de su voto.

—Patotas y personas alcoholizadas para amedrentar a electores o apoderados.

# Irregularidades con la propaganda electoral:

—Rodear el local electoral con pasacalles de propaganda e inducción al voto.

—La noche anterior, hacer una pegatina en los alrededores del local electoral, induciendo al voto.

—Poner los números de listas y calcomanías de candidatos en vehículos que transportan a votantes entrando con ellos hasta el mismo local electoral.

# En la confección de los padrones:

—Ocultamiento: Personas que se encontraban en los padrones hasta hace poco tiempo, cuando se van a votar al lugar en que habitualmente votan se encuentran con que no figuran.

—Personas a quienes se cambió un número de la cédula o una letra del apellido para crear dificultades o lograr que no voten.

Voto español: se realiza de dos maneras, de una persona que viajó a otro país, pero su número de cédula continúa en el padrón, ya con datos de otra persona, o si es un opositor conocido, al viajar se le borra del padrón.

—Dispersiones: Grupos de personas que no corresponden al padrón del distrito, o ni siquiera son del departamento, aparecen engrosando un determinado padrón.

El uso del voto electrónico no es garantía de que no se cometan fraudes electorales, destacan los expertos. / GENTILEZA TSJE

Recomendaciones para evitar el fraude electoral

El mismo Tribunal Superior de Justicia Electoral establece algunos mecanismos de control de las organizaciones políticas durante el proceso electoral, que quedan principalmente a cargo de las organizaciones políticas participantes del proceso, pero es importante que también los propios ciudadanos y ciudadanas se involucren en mejorar los controles.

Uno de los requisitos básicos es el chequeo previo de los padrones, que los electores verifiquen si sus datos figuran correctamente y no han sido alterados, que tengan bien claro en qué lugar deben votar.

—Otro punto clave es fijarse en quienes son candidatos o candidatas, y si existen cuestiones que no corresponden acerca de los mismos. En caso de detectarse alguna irregularidad, hacer los reclamos a tiempo, a través de los organismos pertinentes, solicitando que sean impugnados.

—Los partidos y movimientos que participan del proceso, especialmente los más pequeños, deben tratar de poner a sus veedores y representantes en las mesas de votaciones. Si no están presentes, puede ocurrir que quienes sí estén presentes se repartan sus votos. (Cada lista de candidatos tiene derecho a designar dos apoderados titulares y dos suplentes por cada loca de votación. También puede designar un veedor titular y un suplente ante cada mesa receptora de voto; todos estos actores electorales tienen derecho a formular reclamos y a exigir certificaciones).

—La ley electoral establece muy claramente que, durante el escrutinio de los votos, no solamente los apoderados pueden presenciar el conteo de voto a viva voz, sino los propios electores.

—Los apoderados pueden formular reclamos, los apoderados y los veedores pueden exigir certificados de resultado de cada mesa.

—Además, en la etapa posterior a las elecciones, durante el juzgamiento de los resultados, todas las listas tienen derecho a designar representantes ante el órgano juzgador de las actas de escrutinio y a realizar impugnaciones en el momento del juzgamiento.

—La participación de los periodistas y medios de prensa, así como de los observadores internacionales, debe aportar transparencia y un flujo constante de información libre y responsable.

El recopilador del Manual del Fraude Electoral en el Paraguay, Juan Fernando Pali Kurz, hace una salvedad: “Por más que lleguemos a enunciar todos los fraudes existentes, la única forma de evitarlos es con apoderados, veedores y miembros de mesa, moralmente intachables, políticamente decididos a acompañar el cambio y excelentemente formados en el aspecto técnico. Nada reemplaza a un apoderado, veedor o miembro de mesa bien formado y alerta”.

Podemos agregar que una ciudadanía vigilante, que observe críticamente todo el desarrollo de las elecciones y denuncie responsablemente cualquier irregularidad, también es un factor muy importante.

Desde esta Red de Medios Alternativos del Paraguay acompañamos críticamente este proceso, con #OtraMirada

Varios personajes políticos con oscuros antecedentes vuelven a competir en estas elecciones. / DESIRÉE ESQUIVEL ALMADA