Testimonios que evidencian cómo la educación sexual ayuda a salvar vidas

Las escuelas, colegios y centros que promueven la educación sexual integral permiten evitar abusos y salvar vidas, por eso son más "pro vida” que otras iniciativas. Estas son algunas historias reveladoras, de por qué es necesario superar los prejuicios y la desinformación. Es un aspecto que relacionamos con el actual panorama político, en el contexto de la campaña electoral, en donde estos temas están ausentes en el debate de los candidatos, o están muy manipulados por intereses creados.

La Educación Integral de la Sexualidad, es un término tan simple y a la vez esencial, que sigue siendo el cuco en la educación paraguaya. Ha sido tan satanizado y tergiversado en cuanto a su contenido, motivo por el cual, hasta la fecha, cuesta hablar en las escuelas de la sexualidad, porque se considera un tema tabú, refiere Cynthia Almada, mamá y parvularia en la ciudad de Itá.

Cynthia cree que, en este contexto, falta difundir más información certera. “Debemos de enfocarlo del lado educativo y no satanizar el tema, con los diferentes grupos de orientación sexual”, agrega.

Sin educación sexual, muchos alumnos y alumnas no logran reconocer las señales de alarma de cuando se trata de un abuso o violación. / DISEÑO DE YLDA RODRÍGUEZ MÍSKINICH

La educación integral de la sexualidad, lejos de los prejuicios

¿Pero de qué realmente se trata? La verdad es que, más allá de las fake news (noticias falsas), la desinformación, los tabúes y creencias de que esta educación va a generar en los niños, la idea es formarlos como seres humanos con derechos.

“Una educación en sexualidad de calidad incluye una educación sobre los derechos humanos, la sexualidad humana, la igualdad de género, la pubertad, las relaciones sexuales y la salud reproductiva», señala la Unesco.

Además, el organismo internacional explica que el propósito de la educación integral de la sexualidad (EIS) consiste en dotar a la infancia, a la adolescencia y a la juventud de conocimientos basados en datos empíricos, habilidades, actitudes y valores que les empoderarán para disfrutar de salud, bienestar y dignidad.

Con estas herramientas los niños, niñas y adolescentes podrán entablar relaciones sociales y sexuales basadas en el respeto; analizar cómo sus decisiones afectan su propio bienestar y el de otras personas; además de comprender cómo proteger sus derechos a lo largo de su vida y velar por ellos.

Lo cierto es que, a pesar de sus múltiples beneficios, en Paraguay, el avance hacia la educación integral de la sexualidad ha tenido grandes obstáculos debido a tabúes, miedo y tergiversaciones de lo que realmente pueden lograr en niños, niñas y adolescentes.

Estas dificultades se ven agudizadas por grupos fundamentalistas y organizaciones políticas que buscan desacreditar cualquier intento de establecer una educación integral de la sexualidad en escuelas y colegios.

Sin educación sexual, muchos alumnos y alumnas no logran reconocer las señales de alarma de cuando se trata de un abuso o violación. Lo más alarmante, en estos casos, es que más del 80% de los abusos se dan en el entorno familiar, por lo que el desconocimiento y el miedo, pueden convertirse en un camino sin salida.

Sin embargo, no todo está perdido: hay escuelas, colegios y otros tipos de centros educativos, que –a pesar de las barreras–, han logrado impartir estos conocimientos a los alumnos y alumnas.

¿Cómo realmente puede ayudar la educación integral de la sexualidad a mejorar realidades y salvar vidas? Para tener una respuesta más acercada a la realidad, es necesario conocer experiencias personales de algunas historias de éxito.

La importancia de tener una guía

La licenciada Silvia Meza es psicóloga en la Fundación Paraguaya y también guía en una escuela. Ella comenta que, en ese espacio educativo, se dieron varias situaciones en que los alumnos necesitaron de contención y acompañamiento. Esto ha sido clave en el progreso de los mismos.

Silvia explica que, desde el espacio psicológico, ayudan a los niños, niñas y adolescentes a que se expresen con respecto a lo que sienten.

 “Para nosotros es muy importante lo emocional dentro de la sexualidad, tuvimos casos en los cuales los niños de verdad podían hablar y conversar con la familia dentro de lo que les estaba pasando, porque pudieron sacarse como esa mochila”, detalla.

La profesional resalta que es muy importante que tengan información correcta sobre la toma de decisiones en cuanto a la iniciación sexual, el cuidado de la persona, así como la prevención de un embarazo y de las enfermedades sexuales que existen. “Siempre de un punto de vista orientativo no solo desde el caso del cháke; es necesario exponer los riesgos y que ellos elijan”, señala.

Diseño promocional para esta publicación, realizada por el Equipo de EL SURTI.

“Sintió que podía confiar en nosotros”

La especialista en salud mental comenta que, cuando se abren estos espacios, muchas veces se genera confianza y salen a relucir delicados escenarios.

Relata que una niña tenía algunas sintomatologías propias del abuso. Tras generarse, en la escuela, espacios en los que se hablaba de qué es el abuso y el acoso, recibieron un pedido de ayuda de esa niña.

“El abuso se dio en el ámbito familiar, la niña sintió que podía confiar en nosotros y nos contó, que poder alejarse de la familia –porque ellos viven en la escuela–, le salvó de alguna manera”, resalta Silvia Meza.

Agrega que, ante ese tipo de situaciones, lo primero que hacen –desde la psicología– es la contención emocional para amortiguar ese dolor y luego, los próximos pasos, van hacia la comunicación de los padres. “El proceso es bastante difícil porque generalmente este sistema tiende a revictimizar”, acota.

“Es más fácil no hablar”

Silvia Meza reflexiona sobre todo lo que genera el rechazo hacia la educación integral de la sexualidad. “Esta nueva tendencia abre una brecha dañina, porque nosotros por experiencia en la escuela lo que hicimos es tener abierto ese espacio, para que puedan hablar de sus casos”, indica.

“Venimos desde las casas no hablando, se dice que no se hable del tema, es más fácil, más cómodo, que no se hable y punto, por prejuicios, también. Pero es demasiado importante hablar. Para hacer un comparativo, cuando hablamos del suicidio, hablamos claramente porque lo que nosotros queremos es proteger y salvar. Al introducir esa palabra, es más fácil comprender, al no decir, eso daña, porque muchas veces las personas no saben identificar lo que les está pasando”, aclara.

En ese punto, reitera que hay que hablar sobre sexualidad desde que el niño tiene consciencia de su cuerpo. Comenta que esta es una construcción y la construcción se hace desde la base como una casa, la casa se construye desde el cimiento. “Si empezamos a hablar desde alguien amoroso que puede ser su padre o su madre, cuando se insertan a la dinámica escolar, el niño tiene incorporado la sexualidad de una manera correcta”, cuenta.

Los testimonios recabados para este reportaje demuestran que una educación sexual integral llega a prevenir abusos y a salvar vidas. / GENTILEZA

Una vida que se pudo salvar

La especialista comenta un caso muy emblemático de una persona (19 años) que hasta pensó en suicidarse por lo que estaba pasando, pero gracias al correcto acompañamiento, la historia tuvo un final feliz.

La persona, que es protagonista en esta historia, vino desde interior más profundo del país, hasta la escuela, con toda una cultura y creencias. Sus padres eran personas de escasos recursos, es un contexto típico de una persona que siempre vivió en el interior con unos bagajes duros, refiere.

“El chico se da cuenta de que tenía muchos conflictos por su orientación sexual, en ese dilema esta persona llegó a pensar en suicidarse, tenía muchísimas, crisis emocionales que le generaban muchos conflictos. No sabía cómo decirles a sus padres porque sabés cómo es el rechazo en ese sentido”, manifiesta.

¿Qué se pudo hacer en ese sentido? Empezaron, primero, a sacarle de la crisis, que encuentre un sentido de lo que estaba haciendo en la escuela, sacarle del peso de su orientación sexual, incorporarle como algo propio. Hicieron nexo, una entrevista con los padres para tratar de acompañar a la persona en su proceso de explicarle a su familia lo que sentía.

“Pasamos por todos los estados: de enojo, la negación de una persona, todo fuimos pasando con esa entrevista que no fue nada fácil, pero fue muy importante hacerlo. De verdad el papá entendió que eso puede pasar, que no se trataba del valor de la persona, sino de algo que quería decirle, que debía poder confiar a su papá”, comenta.

No se puede tapar el sol con un dedo

La psicóloga resalta que, luego de que esta persona joven haya decidido contarle a su papá sobre su orientación sexual, con acompañamiento, el papá tomó otra postura. Esta persona hace años que ya se terminó el colegio, trabaja, sigue estudiando y continúa su vida de una manera más libre.

“Ese es un lindo ejemplo que traje a esa entrevista, es una realidad que nos pasó siempre y que va a seguir pasando, porque no se puede tapar el sol con un dedo”, reflexiona.

Comenta que han recibido violencia por parte de un grupo de padres que creen que en la escuela “quieren volverle gay a sus hijos”. En ese punto, señala que hay muchas noticias falsas y videos que se sacan de contexto. Agrega que, muchas veces, para los padres es más fácil enviar notas sobre sus posturas, sin embargo, lo importante es que se involucren en la construcción de la educación de sus hijos.

“Que nos nieguen el derecho a la información solo profundiza desigualdades”

Guillermo León tiene 24 años, es activista de derechos humanos y actualmente está en el último año de la carrera de derecho. En su experiencia, señala que tener acceso a la educación integral de la sexualidad le cambió la forma de ver la vida y le permitió vivir libremente su sexualidad.

“Comprendí que la sexualidad va más allá de lo biológico, y que el hecho de que nos nieguen el derecho a la información solo profundiza las desigualdades, normalizando la discriminación y violencia. Me hizo comprometerme con el activismo por los derechos sexuales y reproductivos, por lo que hace cinco años activo en el grupo Presencia Joven, organización de adolescentes y jóvenes de la ciudad de Encarnación, que hace 13 años trabaja por los derechos sexuales y los derechos reproductivos”, relata.

En su experiencia personal, cuenta que educación integral en sexualidad, o EIS, le ofreció herramientas para tomar decisiones de manera responsable, poder reconocer sus emociones y cómo administrarlas.

“Me inculcó valores esenciales como la justicia, la libertad, el respeto, para poder prevenir y abordar situaciones de violencia. Me ayudó a comunicarme de manera asertiva, a relacionarme con mis amigos y familia; me ayudó a sanar situaciones negativas que pasé durante mi adolescencia, sobre todo, me hizo entender que como persona soy un sujeto de derecho”, confiesa.

También afirma que como activista y educador popular compartió varios talleres de EIS con otros adolescentes y jóvenes, donde a partir de los testimonios podía ver reflejado el sentimiento de libertad que generan los espacios donde se aborda la EIS, libre de prejuicios y estigmas.

“A veces se suele hacer mucho énfasis en la función que tiene la EIS para la prevención de situaciones de abuso, embarazos no planificados o transmisiones de infecciones de transmisión sexual, pero la realidad es que la EIS va mucho más allá y abarca todos los aspectos de nuestra vida”, concluye.

Si llega a haber acosos u abusos en las instituciones de enseñanza, todos tratan de tapar y hacer como si no pasó nada, señala la docente Zunilda Leguizamón. / GENTILEZA

La diferencia entre normalizar el acoso y hablar de sexualidad

Zunilda Leguizamón es docente hace 24 años en escuelas de arte, escuelas públicas e institutos. Cuenta que a lo largo de su experiencia como educadora conoció casos muy distintos. Algunos en que las niñas, ya en el seno del hogar pudieron hablar libremente de educación sexual. Estas niñas están más alertas ante acosos por parte de maestros y compañeros.

Por otra parte, están los casos de quienes vienen de familias muy conservadoras y van a instituciones educativas donde no reciben la ayuda ni contención necesarias.

En ese contexto, Zunilda cuenta el caso de una adolescente de 15 años, que era acosada por un docente. El maestro de historia le invitaba a tomar helado y muchas veces le rozaba la pierna con la mano. Afirma que la niña se animó a contar la experiencia en su casa, pero la reacción no fue de protección.

“En su casa la culparon a ella por usar la falda corta y me comentó en confianza, ya preocupada porque el profesor no la dejaba en paz y la jefa de estudios no le hizo caso. Al indagar, la mayoría de las alumnas vivían acosadas por el mismo profesor, pero no había pruebas tangibles”, relata.

El caso es que los colegas normalizaban y culpaban a las alumnas, como si ellas tuvieran la culpa de lo que les estaba pasando y con el tiempo, las niñas también normalizaron la situación.

Este profesor fue denunciado en varios colegios y suspendido en dos, su caso hasta llegó a la Fiscalía –pero la justicia tiene precio, lamenta Zunilda–. Resalta que en este caso la niña no sabía si lo que le hacia el maestro estaba o no sobre los límites normales. “Lo único que sabía con exactitud es que no le gustaba cómo la miraba y rozaba”, comenta, haciendo referencia a lo necesario que es hablar de sexualidad y de los límites sanos.

La importancia de educar y crear espacios seguros

Otro caso, guarda relación con uno de los centros en que enseñó Zunilda. El instructor acosaba constantemente a la alumna, la misma contó lo que sucedía en su casa. También lo hizo ante el equipo de docentes, ya que la directora siempre alertaba a los alumnos que si hubiere algún caso en donde el trato no era normal, debían avisar.

Esta situación fue diferente, ya que la encargada de la institución daba libertad para que los profesores hablen con los alumnos de educación sexual y tolerancia. En aquella ocasión el profesor fue apartado del plantel de docentes.

“En las escuelas públicas o privadas (religiosas) no se puede hablar libre y verdaderamente de educación sexual y tolerancia hacia la diversidad de géneros o estilos de vida. Si llega a haber acosos u abusos todos tratan de tapar y hacer como si no pasó nada”, lamenta.

Sin embargo, resalta que en los espacios de arte y de liderazgo juvenil, donde es facilitadora o educadora, como en Jaku’e, sí pueden hablar y educar sobre sexualidad, de diversidad, estilos de vida, moda. Comenta que es también allí donde los jóvenes se liberan y están deseosos de hablar del tema, pero – sobre todo– ser escuchados y acompañados.

“La experiencia que puedo compartir es lo que vivencio en el Instituto de Formación docente de Eusebio Ayala, que muchas chicas muy jóvenes se embarazan, generalmente son madres solteras, de escasos recursos. En algunos casos abandonan la carrera, pero la mayoría de las veces terminan con un esfuerzo sobre humano. En la institución no se realiza de forma constante capacitaciones, conversatorios sobre educación sexual o planificación familiar. Sí, hablamos con los alumnos de forma sermón sobre el tema”, relata.

“En Paraguay, definitivamente necesitamos hablar del tema de la educación sexual en las escuelas, colegios, Institutos de formación docente, sin prejuicios, sin tabúes, sin religión. Debemos hablar de la diversidad, porque son casos reales, existen adolescentes que están en proceso de descubrimiento y en busca de su opción sexual, necesitan de información real, de ser acompañados para que no sufran discriminación o violencia, necesitamos abrirnos al mundo, y ser más tolerantes y menos hipócritas”, concluye Zunilda.

Reportaje de El Otro País para la Red de Medios Alternativos del Paraguay, realizado con el Fondo de Emergencia contra la Desinformación Educativa en Contexto Electoral, otorgado por Memetic, para medios nativos digitales #tranformacióneducativa. Seguí la cobertura conjunta de estos comicios en nuestras redes sociales, con las etiquetas #eleccionespy2023 #otramirada