Luego de una ausencia que se mantuvo durante siglos, llegamos a una época en que ya somos cinco los autores indígenas que escribimos y publicamos libros en el Paraguay. Se puede decir que constituye un fenómeno positivo, que ayuda a dar mayor visibilidad a nuestros pueblos y que contribuye a difundir los valores de nuestra cultura.
¿Qué sabemos acerca de las primeras letras indígenas en el Paraguay?
Hay evidencias arqueológicas de letras y de escrituras propias de algunas culturas precolombinas. Los olmecas y los mayas fueron los primeros en desarrollar un complejo sistema de escritura. Y otras culturas también lo tuvieron, solo que no dejaron evidencias, pues desde el momento en que tienen una forma de comunicación entre sí, también tienen un sistema.
Durante la conquista de nuestro continente, los conquistadores europeos, principalmente españoles, se consideraban superiores y dueños absolutos de todo conocimiento habido y por haber. Para la mayoría de los conquistadores, los saberes indígenas no tenían valor, pues para ellos todo era considerado como hechicería, como algo mágico y hereje, sin sostenimiento de algún estudio y de observación.
Lastimosamente, gran parte de las pruebas de estas escrituras, fueron destruidas y quemadas por los llamados «civilizados».
En la región que hoy se llama Paraguay, nuestra cultura guaraní fue siempre de tradición oral. Nuestra lengua siempre se mantuvo muy fuerte, con un tronco bien definido, que con el paso del tiempo sufrió pequeñas modificaciones, pero se mantuvo en esencia pura.
Muchos antropólogos que estudiaron el mundo guaraní, consideran que nuestra cultura era atrasada, por no haber encontrado grandes restos arqueológicos como de otras civilizaciones, quizás porque los guaraníes no dábamos mucha importancia a lo material.
Sí quedaron vestigios de los guaraníes en las reducciones de los jesuitas, pero fueron hechas ya después de aplicar su sistema de educación y de conocimientos del mundo europeo, no como un sistema del propio guaraní. Es porque esta forma del ser guaraní, según dicen muchos de nuestros sabios y abuelos, fue enviado así a la tierra y a la vida.
Se podría decir que hubo una injusta clasificación de las culturas guaraníes por parte los estudiosos, en comparación con otras culturas, como la de los aztecas, incas, mayas. De nuestros sabios escuchamos que los pueblos vienen al mundo con fines diversos, con sus propios conocimientos y saberes.
Primeros contactos con la escritura de los “blancos”
Las culturas indígenas de la región oriental del Paraguay, como los Aché, tuvieron sus primeros contactos con religiosos de la Congregación del Verbo Divino, quienes introdujeron la educación formal y el uso de la grafía española hacia la década del 70.
También el pueblo Ava Guaraní tuvo sus primeros contactos con las monjas de la Congregación Siervas del Espíritu Santo, quienes trabajaron en la necesidad de asegurar la propiedad de tierras indígenas, además de introducir la educación formal en las comunidades, entre otros servicios.
Los Paĩ Tavyterã no hace mucho que tienen acceso a la educación formal, al igual que los Mbya Guaraní, que durante mucho tiempo se habían resistido a asumir la escritura de los juru’a o “blancos”, temerosos de que puedan afectar a nuestra cultura ancestral, hasta el punto de hacerla desaparecer.
En mi caso, en que tuve la oportunidad de poder estudiar en instituciones de educación de los blancos y de ser el primero de mi pueblo en poder llegar a terminar una carrera universitaria, convirtiéndome en el primer mbya guaraní licenciado en comunicación, con énfasis en periodismo, también tuve la posibilidad de escribir y publicar mi primer libro de poemas, “La tierra y el ser” en el año 2005, convirtiéndome de esta manera en el primer escritor indígena del Paraguay. Luego se sumó la compañera Alba Eiragi Duarte, del pueblo ava guaraní, ambos fuimos además los primeros autores indígenas miembros de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP).
Actualmente ya somos cinco los escritores indígenas que escribimos y publicamos libros, con nuestra propia voz, incorporándose también Luis Leiva (toba maskoy de Casanillo, Chaco), Luis Cabral (mbya guarani de Trinidad, Itapúa) y Plutarco López (mbya guaraní de Mbarigui, Caaguazú).
Respondiendo a un pedido de los editores de El Otro País, este importante medio digital del cual soy colaborador desde sus inicios, les voy a presentar a cada uno de los escritores y a la escritora de pueblos indígenas que actualmente estamos escribiendo y publicando libros.
Brígido Bogado, la primera voz mbya guaraní
(Para evitar escribir acerca de mi propia persona, reproduzco a continuación un texto del gran amigo y colega escritor Marcos Ybáñez, vicepresidente de la SEP).
Brígido Bogado es oriundo del gran Tapÿi de Arroyo Frazada, comunidad mbya cercana a la colonia Fram, Departamento de Itapúa. Fue adoptado y criado por una familia no indígena, con la que permaneció muchos años. Estudió filosofía, pedagogía y derecho a nivel universitario, aunque algunos de estos estudios no los pudo concluir, porque sus obligaciones como docente le impedían.
En un momento dado, ya mayor, Brígido sintió el llamado de sus orígenes indígenas y decidió regresar con miembros de su pueblo, para iniciar la recuperación de su identidad. Se estableció en la comunidad mbya de Pindó, en San Cosme y Damián, Itapúa, donde fue también el primer maestro indígena.
Como escritor y poeta ha publicado varios libros, entre los cuales se pueden mencionar: La tierra y el ser, (2005); Canto de la tierra (2007), Ayvu’i (2009), Ñe’ê porângue’i, una aproximación al ser mbyá (2012), Sentimientos, Secretos de un lago, Mbya ñe’ery, Espíritu guaraní (2019).
Ha obtenido el Premio de Poesía del Concurso Literario del Grupo General de Seguros y la Sociedad de Escritores del Paraguay. En el 2015 viajó a España y Francia para dar conferencias y presentar sus libros.
En el 2021 terminó la carrera en Ciencias de la Comunión, con énfasis en periodismo, en la Universidad Católica de Encarnación. Jubilado en Educación Primaria. En la actualidad está escribiendo su primera novela: El viaje infinito.
Alba Eiragi Duarte, la resistencia cultural
Alba Eiragi Duarte nació en Curuguaty, en 1960. Ella desciende de un padre aché, es hija del legendario Kuchïngi Duarte, maestro indígena que fue secuestrado cuando niño por los “cazadores de guayaki”. Su madre es avá guaraní, pueblo en que ella creció y del cual se siente parte, principalmente de la colonia Fortuna, en Canindeyú, su comunidad a la que siempre retorna.
A través de su propio esfuerzo pudo estudiar Trabajo Social en la UNA, Comunicación para el Desarrollo en la Universidad de Pilar y un Diplomado de Educación Intercultural en la Universidad Católica. Llegó a ser jefa de Comunicación Institucional de la Dirección de Educación Indígena del MEC, cargo del que la sacaron por sus posturas políticas en defensa de la causa indígena. Ella es líder, representante de mujeres indígenas y con un largo historial de lucha por los derechos de los hermanos.
Escribe cuentos, poesías y narraciones de su pueblo. Empezó a escribir su primer poemario, Ñe’e yvoty, Ñe’e poty en 2012, publicándolo como libro en 2016. Sobre esta obra, dice Marcos Ybáñez: «Es una poesía muy profunda, que nace de una espiritualidad de un pueblo que se resiste a morir tras una colonización de 500 años. Son palabras que nacen del alma de una mujer poeta indígena que se alza contra esa exclusión histórica”.
La portada del libro es un dibujo de la autora, que representa la figura de una mujer y un árbol sagrado. «Ese árbol es vida al mismo tiempo, por eso nosotras las mujeres somos una flor, porque de nosotras nacen las semillas. Por eso el Ñe’ ê poty y el ñe’ë yvoty son casi la misma palabra», explica Alba.
Ella trabajó con niños y niñas indígenas en situación de calle, conforma la directiva de la organización “Kuña Guaraní Aty” y es coordinadora General del “Kuña Reko Yvoty”, un grupo de canto indígena.
Entre sus obras se incluye Ayvu tee avá guaraní, una colección de historias sagradas escritas en lengua avá guaraní, auto-traducidas al yopará y al español, e ilustradas por la misma autora.
Luis Cabral, el sabio conocedor de las hierbas naturales
“Po’ã ka’aguy mbya (Recetario de Medicina Natural del Pueblo Mbya Guaraní)” es el título del libro publicado por la editorial Arandurá en 2021. Su autor es Luis Cabral, líder espiritual de la comunidad Guavirami, de Santísima Trinidad, Itapúa.
En la obra, Cabral expone su experiencia de más de 30 años de ejercer como médico natural de su pueblo, recopilando los distintos usos del po’a ñana o plantas medicinales, con tratamientos para más de 84 enfermedades.
La obra tuvo mucha repercusión también en la Argentina, donde el diario El Territorio publicó un amplio reportaje. “La medicina mbya es espiritual y natural, se basa en la utilización de las propiedades curativas de las plantas, también dependiendo de la enfermedad, se reza y se hacen rituales. Yo también veo en la orina si hay algún problema de salud”, declaró el autor,
Nacido en Santa María de Fe, Misiones, Paraguay, el 13 de marzo de 1964, Luis se interesó desde pequeño por las plantas y sus propiedades curativas. Viajó por varios lugares de Argentina y Brasil, aprovechando para ampliar sus conocimientos y someterse a una especie retiro espiritual.
Para un mbya, la vida no es simple. Encontrar un punto de equilibrio es lo esencial, entre lo mundano y la existencia espiritual. Llegando a cierta madurez espiritual y física, Cabral empezó a poner en práctica sus conocimientos, contando con la bendición de Ñande Ru Tupá, quien es el que otorga esos poderes. Después de mucho tiempo de ejercicio de la medicina natural, como un mensaje divino, empezó a idear la publicación de un libro con sus conocimientos, que finalmente salió a la luz, para ser compartido con quienes se interesan por el tema y tienen fe por las propiedades curativas de las plantas. “Todas las plantas tienen una utilidad, solo hay que conocerlas”, nos explica el autor.
Luis Cabral participó de una mesa de autores indígenas en el último Encuentro Internacional de Escritores del Mercosur, realizado en agosto de 2022, junto a Luis Leiva y Brígido Bogado.
Luis Leiva, el narrador de la odisea de su pueblo
Luis Leiva, de la nación Toba Maskoy, de Casanillo, Chaco, es el primer escritor indígena que escribe y publica un libro de narrativa en el Paraguay. “Toba Maskoy, en busca de liberación” se presentó en 2021.
“Contar nuestra historia en un libro es una forma de perpetuar la memoria de los Toba Maskoy, ante el peligro de extinción cultural y lingüístico”, dice Luis, quien participó de los dos últimos encuentros de escritores del Mercosur, contando su larga odisea para publicar su obra. Actualmente también es miembro de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP).
“El primer narrador indígena del Paraguay relata con crudeza la larga lucha de los antiguos Enenlhet por preservar la memoria viva de un pueblo milenario, que resistió el paso de los siglos, así como procesos colonizadores y civilizatorios violentos, para despojarlos de sus territorios ancestrales, y sus formas tradicionales de vida”, destaca el escritor Marcos Ybáñez.
Luis Leiva nació el 8 de agosto de 1959, en la ribera del río Paraguay, en Puerto Sastre, Chaco paraguayo. Hijo de un chamán, hombre sabio, de pocas palabras, quien le contaba las historias antes de dormir en el monte, que grababa en su memoria celosamente para no olvidar.
A sus 33 años comenzó a escribir el libro. Durante toda su vida fue anotando en un ajado diario los hechos, como un cronista, en medio de la lucha por la tierra de los Toba Maskoy, que lo tuvo como protagonista directo, al ser líder de la comunidad Casanillo, Chaco, durante varios años.
Señala Marcos Ybáñez: “La obra describe con realismo la lucha de los guardianes del monte por defender su hábitat, su zlepop –tierra, en lengua Toba Maskoy–. Es la voz agónica de los últimos bosques chaqueños, un grito de la madre tierra, desde la selva depredada, una especie de rugido de yaguaretés en la huida, perseguido por la cacería furtiva, por un modelo de desarrollo, que arrasa todo a su paso, con sus motosierras y topadoras, destruyendo montes, culturas, especies nativas, la biodiversidad, en nombre del progreso de unos pocos”.
“Al desaparecer el monte, va extinguiéndose la vida de numerosas especies, como el tagua y el guasu. El antiguo hábitat indígena va siendo sustituido por vacas, con colonizaciones territoriales para la ganadería, que los arrincona, rodea, asfixia. Los árboles nativos añejos sufren el acecho de la extinción por la deforestación, entre ellos el palo santo, la miel de abeja –yhetoyheh jeneh– se va perdiendo, el manen –fruta silvestre– y con el alimento”, agrega.
Plutarco López el grito en guaraní mbya, español y francés
“Tañandeayvu mbarâete / Desatar nuestras palabras / Déployer nos paroles” es el más reciente libro de un escritor indígena, en este caso escrito en tres lenguas: guaraní mbya, español y francés, de autoría del cacique mbya guaraní Plutarco López, líder de la comunidad indígena Mbarigui 14, de Caaguazú y ganador del premio Chase-Sardi 2022.
“Che ko jevy’i ma, yvypo mbytembytére jevýma. Che amyasẽ pyambu rupa, amoñendu verãvy jevýta/Heme una vez más aquí, de regreso en medio de los otros habitantes de la tierra. Sobre el lecho de los pasos haré nuevamente resonar mi llanto”, dice don Plutarco en las palabras de apertura del libro.
La obra, que contiene conversaciones de don Plutarco con un grupo de estudiantes, ha sido publicada por el sello Fausto Ediciones, con apoyo de la Embajada de Francia en Asunción y la Alianza Francesa.
En el libro, el cacique recuerda su amistad con el gran antropólogo jesuita fallecido Bartomeu Meliá, durante la grabación del audiovisual Diario Guaraní, dirigido por el cineasta Marcelo Martinessi, estrenado en 2016.
La venta del libro ayudó a costear una delicada operación a la que fue sometida el autor.