Ana Doldán, una paraguaya que une culturas y defiende derechos desde Francia

Ana Doldán dejó Paraguay para ir a estudiar a Francia. Desde allí, se unió a grupos de compatriotas migrantes para defender derechos, además de impulsar iniciativas para promover la lectura y el idioma guaraní. Desde hace varios años se desempeña como agitadora cultural —entre Francia y Paraguay— y esta es su historia.

Con apenas 17 años, Ana Doldán llegó a Annecy, un pueblo en los Alpes, para estudiar gracias a una beca del gobierno francés. De allí pasó a París a forjarse una carrera y empezó su militancia en espacios universitarios y colectivos de migrantes. Lleva trece años en Francia y desde allí genera proyectos en torno a la lectura y los libros que tienen muy en cuenta al Paraguay.

Ana Doldán vive en La Garenne-Colombes, en las afueras de París, Francia. Su agitada vida transcurre entre las clases de la universidad e investigaciones sociales. Además se aboca a la realización de proyectos en Paraguay, que tienen que ver con la lectura y el idioma guaraní.

«Estoy dando mis primeros pasos en la docencia. Soy una humilde aprendiz y participante del taller de traducción de guaraní de mi universidad, y habito una diversidad de militancias, entre ellas la migrante», comenta.

Ana con su padre Oscar Doldán a orillas del lago de Annecy, con apenas 17
años / FOTO Gentileza.

Solidaridad entre paraguayos y paraguayas


Ana Doldán resalta que se considera una persona privilegiada por haber conseguido becas que le ayudaron a viajar y poder estudiar. Sin embargo, dice que su mejor escuela fue el espacio de la migración paraguaya al que se integró desde el principio.

«Desaprendí muchísimo y no solo académicamente, sino desde el compartir con compatriotas que vivían la migración de manera muy diferente a la mía. Desde la batalla por el pan, de los papeles y de la alteridad de la sospecha, al encontrarse muchas veces solo frente a una sociedad diferente y administraciones muy duras con las personas migrantes», reflexiona Ana.

Valora la solidaridad articulada de paraguayos y paraguayas en el exterior como forma de contrarrestar esas dificultades. Así también ella fue forjando su historia migrante, en compañía de gente que sentía y vivía de manera diferente a su experiencia e intentando comprender esas sensibilidades tan diversas.

Doldán aprovechó las oportunidades que se le fueron dando. Estudió bibliotecología, trabajó en varias bibliotecas como mediadora cultural y en la actualidad está cursando un doctorado en sociología en Instituto de Altos Estudios Estudios de América Latina (IHEAL), gracias a una beca paraguaya.


Un colectivo de Paraguay en París

Los encuentros entre migrantes se materializaron en el «Collectif Paraguay», que se convirtió en una especie de refugio y a la vez, sitio de aprendizaje para Ana Doldán, que llegó a presidir la organización.

«Fue un colectivo que estuvo bastante activo desde los años 2007 hasta mediados del 2017. Tuvo una función práctica al principio: apoyar a compatriotas con problemas de regularización de papeles, en un contexto de políticas represivas y de oleadas de expulsiones en Francia en aquel momento», cuenta Doldán.

Ambiente de una de las reuniones del Collectif Paraguay, de hace unos años. / FOTO Gentileza.

Rememora que ese espacio se fue formando por gente diversa, con la que organizaban fiestas o aportaban algo de dinero para las personas que necesitaban, creando una especie de caja, un fondo de ayuda para solventar gastos de defensa jurídica, entre otras necesidades puntuales.

«Poco a poco se volvió un espacio político muy interesante, también bastante plural de esa militancia migrante que comentaba. A nivel local, en París, se llevaron a cabo acciones y manifestaciones contra el golpe parlamentario del 2012», relata.

También cuenta que, en el plano internacional, el grupo participó en redes y congresos migrantes, así como en acciones directas coordinadas en todo el mundo, como fue la campaña que exigía respuestas a esta pregunta: ¿Qué pasó en Curuguaty?

También hay que apuntar el último proyecto con el que se estuvo trabajando desde el «Collectif Paraguay», que fue el impulso de la ley de inscripción automática al padrón electoral de paraguayas y paraguayos en el exterior, que estará vigente a partir de las próximas elecciones del 2028.

«Es muy importante esa ley, ya que mucha gente se quedó sin poder votar en el exterior, habiendo sólo 39.000 habilitados en todo el mundo, cuando se calcula que somos diez veces más, como mínimo», argumenta.

Vientos de lectura entre Francia y Paraguay

Dentro de esa idea de dinámicas colectivas, Ana Doldán encara proyectos en Paraguay. «Los vientos colectivos son los que me llevan siempre a mi país. Estoy haciendo un estudio de campo prolongado para mi tesis, que trata sobre comunidades lectoras jóvenes. Para ir matizando ese lugar común, el dicho de que los jóvenes no leen en Paraguay. Quisiera dar cuenta de realidades lectoras mucho más complejas ahí donde hay mucho en juego, sobre todo en lo político».

Ana recuerda que ese trabajo lo había empezado en una biblioteca comunitaria de mujeres del Bañado Sur y después también en Areguá. Respecto a la lectura y los jóvenes, expresa:

«Lo que observo es siempre lo mismo; hay gusto y ganas de leer, sobre todo de las jóvenes. Por ejemplo, el interés de las comunidades en crear su biblioteca comunitaria o en la plaza, como el proyecto de bibliotecas callejeras».

Ana Doldán en una de las tantas manifestaciones en las que participa desde la
universidad. / FOTO Gentileza.

Afirma que existe un problema de acceso material a los libros y señala como grosera la diferencia de acceso según la clase social. Además, sostiene que, sin voluntad política de mejorar el día a día de las clases populares, es muy difícil mantenerse en la práctica lectora.

La lucha de las mujeres por acceder a la lectura

«Cuando estuve entre mujeres en el Bañado Sur, veía que los trabajos de cuidado les impedían disponer de un tiempo libre. Para las usuarias de la biblioteca comunitaria eso se traducía en menos tiempo para leer. Y, sin embargo, eran ellas las que más leían, sobre todo por necesidad para salir adelante en sus estudios», sostiene Doldán.

Resume que hay jóvenes con muchas ganas de leer a pesar del camino lleno de obstáculos, como los «costos prohibitivos, poca circulación de libros, ausencia de bibliotecas y librerías en barrios fuera del centro y zonas rurales y tantas otras barreras».

Ana ve que en Paraguay existe una doble emergencia, en el sentido de emerger. «El crecimiento, aún tímido pero seguro, de nuevos campos literarios que redefinen las líneas entre lectura papel y digital, así como la de un público lector juvenil, donde algunas empezaron sus «carreras lectoras» con la pandemia», reflexiona.

También nota un interés juvenil por la lectura conjunta, ya que se ha contactado con jóvenes que se organizan mediante las redes sociales, por grupos de whatsapp, y hasta un movimiento llamado «bookfluencer», de jóvenes influencers paraguayas que promocionan la lectura en sus redes.


Promoción de la cultura guaraní en Francia

Ana Doldán es inquieta por naturaleza, siempre está metida en alguna manifestación (que últimamente abunda en Francia) o en algún proyecto que implique estar en contacto con su país de origen.

Gracias a ese espíritu de agitadora cultural, ha logrado publicar el libro trilingüe del cacique Plutarco López, «Tañandeayvu mbarâete» (desatar nuestras palabras), que se concretó en noviembre del año pasado.

Plutarco López es líder de la comunidad mbya guaraní «Mbarigui 14» de Caaguazú. En el año 2019, fue invitado junto a su «compañero Melià» -el antropólogo y sacerdote jesuita Bartomeu Melià- a participar de una jornada sobre lenguas indígenas en la Alianza Francesa de Asunción.

El cacique Plutarco López con el libro de su discurso, en guaraní, español y
francés. / FOTO Gentileza.

«El audio de sus dos discursos llegó un día hasta el taller de traducción de guaraní que tenemos aquí en el Instituto de Altos Estudios de América Latina (IHEAL), un espacio que tenemos con algunas compañeras estudiosas del guaraní o del Paraguay», cuenta Ana.

Trabajaron conjuntamente en la transcripción y traducción del discurso, para convertirlo en un libro con el apoyo de la embajada de Francia en Paraguay y de Fausto Ediciones.

«Aquellas palabras tienen que ser leídas hoy más que nunca en estos tiempos poselectorales. Con una gran fuerza oratoria y lucidez, Don López se refiere a la manera en la que su pueblo resiste a la adversidad y a los cambios en la tierra. Desde ese lugar nos interpela y nos llama a unirnos, a trabajar juntos y juntas desde nuestras diferencias», valora Doldán.

Ana Doldán destaca el esfuerzo colectivo y el interés que se genera en torno al Paraguay, desde la lengua y la cultura guaraní. Eso se palpa en una serie de conversatorios denominados «Jo-Paraquaria». Estos se llevan a cabo una vez al mes en el marco de la clase de guaraní del IHEAL.

Allí suelen contar con invitadas como la poeta Susy Delgado. Pretende seguir compartiendo este y otros espacios para seguir tendiendo redes entre Francia y Paraguay desde la dimensión cultural.

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Presentación del libro «Tañandeayvu mbarâete» del cacique Plutarco López
en la Alianza francesa de Paraguay. / FOTO Gentileza.

Sueño hacia un país de lectores


Finalmente, Ana reflexiona sobre lo que faltaría para que en Paraguay la gente pueda leer más. Sueña con que la lectura y la cultura obtengan el lugar institucional, societal y político que se merecen.

«Celebro que se actualice próximamente la ley del libro, que cuenta ahora con media sanción en Senadores. Me gustaría que el sector cultural cuente con presupuesto sólido y planes de lectura realistas, apoyo a la industria editorial y a toda la cadena del libro, desde traductores hasta diagramadores», puntualiza.

Confirma que hay ganas de leer, a pesar de todo y contra todo. Le apena que no haya toda la infraestructura alrededor para garantizar el acceso a los libros.

«Uno de mis sueños es que se pueda romper las barreras entre lo urbano y lo rural, entre clases sociales, entre lenguas y culturas. Dicho de otro modo, que no se proyecten discursos o clichés superficiales sobre los jóvenes, sobre todo los de periferias urbanas y bañados, con los cuales trabajo y conozco mejor. Bartomeu Melià solía decir: «me iba a escuchar como un niño», al visitar a las comunidades del Interior. Creo que tenemos mucho que aprender de los jóvenes que resisten como pueden en un mundo tan hostil y adultocentrista. Deberíamos escucharles con atención y de verdad», sentencia.