Todos los martes, pobladores –en su mayoría mujeres y niños- de las Fracciones Norma Luisa y La Calandria de Minga Guazú, Alto Paraná, llegan hasta el centro comunitario del proyecto Demominga.
En ese espacio, aprenden sobre alimentación saludable, acceden a consultas médicas gratuitas y bailan zumba o música paraguaya. Estas actividades forman parte del proyecto de extensión universitaria que nació en la Facultad de Ciencias de la Salud (FACISA) de la UNE, que se implementa desde el 2009.
El proyecto se llama Demominga, porque funciona como un área de demostración en el kilómetro 14, Monday de Minga Guazú. En este sitio, a través de la extensión universitaria, se busca generar cambios de hábitos en la comunidad para la prevención y control de enfermedades crónicas no transmisibles.
La iniciativa se basó en las necesidades de la comunidad
Las enfermedades crónicas no transmisibles son la principal causa de muerte en todo el mundo. Además, en Paraguay, están entre las cuatro principales causas de defunción. Entre ellas, se encuentran las enfermedades cardiovasculares, los distintos tipos de cáncer, diabetes, enfermedades respiratorias crónicas, hipertensión, obesidad y adicciones.
El doctor César Radice, docente investigador de la FACISA, coordina el proyecto desde el principio.
“Comenzamos en el año 2009 y a partir del 2010 empezamos a recolectar datos, a trabajar con la comunidad. Luego hicimos el diagnóstico de los problemas y necesidades de la comunidad, para poder tener temas sobre los cuales trabajar para hacer cambios de hábito en la vida de las personas. Entonces, como extensión universitaria tenemos actividades con los estudiantes, docentes y también la parte de investigación”, comenta.
Un proyecto que creció y se acentuó con el correr de los años en Minga Guazú
El centro comunitario comenzó como un tinglado en la Fracción La Calandria, en el kilómetro 14, Monday de Minga Guazú. Actualmente, cuenta con una cocina equipada y un amplio salón para las charlas educativas sobre alimentación saludable, también hay un consultorio médico, sanitarios sexados y un amplio espacio techado para las actividades físicas.
Todas las semanas, acuden entre 40 a 60 personas, en su mayoría mujeres con sus niños y niñas. Muchas son vecinas, otras llegan desde la Fracción Norma Luisa y sus áreas de influencia, también del Kilómetro 30 e incluso de Ciudad del Este y Presidente Franco.
La unidad entre especialistas de varias disciplinas y los integrantes de la comunidad
Demominga es un proyecto que conecta la investigación, la docencia y la acción con un equipo multidisciplinar y la participación de la comunidad. Actualmente, la Dra. Francisca Toledo, medica de familia y docente de la FACISA, brinda atención en el consultorio.
La licenciada en nutrición, Aida Martínez se encarga de preparar las recetas para la alimentación saludable y de orientar a Elva Ortíz, jefa de cocina, en la preparación de la comida que se comparte en cada encuentro.
Los y las participantes llevan los ingredientes para cocinar. “Trabajamos mucho en la reeducación alimentaria para cambiar el estilo de vida y lograr una alimentación balanceada”, explica la nutricionista.
A su vez, la doctora Francisca Toledo, recuerda que si bien las enfermedades crónicas no transmisibles no tienen cura, pueden ser controladas y las personas afectadas pueden tener una buena vida con hábitos saludables como una alimentación nutritiva, actividad física regular y sueño de calidad.
Las actividades contemplan charlas con profesionales de psicología y psiquiatría, abordando temas como la depresión, el estrés y también informan sobre la importancia de las vacunas. Así también, pasantes rurales de Medicina brindan charlas educativas.
Trabajo constante, cambios tangibles
El equipo multidisciplinar de profesionales de la salud registra y procesa los datos recabados durante las actividades con la comunidad. La investigación académica en estos años evidencia cambios positivos en la salud de los pobladores de Minga Guazú, que participan del proyecto de extensión Demominga.
“Tenemos un estudio de tendencias, de cómo a partir del cambio de uso de aceites, usando el aceite alto oleico específicamente y la actividad física que se realiza mediante la zumba y danza folklórica, podemos visualizar una disminución paulatina de tres variables: glicemia, colesterol y triglicéridos. Los resultados son bien objetivados o bien visibles mediante una revisión del año 2012 y 2017, 2018”, comenta el doctor César Radice.
El desafío de trabajar con pocos recursos es superado por el impacto positivo
El doctor Radice cuenta que no es fácil trabajar en una comunidad abierta y con pocos recursos. No obstante, confiesa que le reconforta notar los resultados positivos también a nivel social.
“Lo que vemos es un mayor acercamiento de los vecinos en ciertas actividades, porque a través de todo lo que hacemos en este lugar, vecinos que antes no se conocían ahora empiezan a socializar. También al conocerse, mejora la seguridad, porque hay un cierto grado de protección entre vecinos”, agrega.
Así también, personas que asisten a las actividades del proyecto van asumiendo compromisos para su sostenibilidad, como es el caso de Elva Ortíz, quien participa hace 9 años y hace 3 años trabaja cocinando los alimentos saludables.
“Yo aprendí muchísimas cosas, cómo prevenir enfermedades y alimentarse saludablemente. Soy diabética, aquí me diagnosticaron. Noto cambios en mi vida, ahora hago mi caminata, mis análisis están todos bien, mi colesterol, triglicéridos controlados, me siento tan bien. Antes yo no comía ensalada y ahora mi primer plato es ensalada verde. Como menos carbohidratos. Y con mi hijo también, cuando va a su trabajo, le preparo ensaladas verdes y comida al horno, pocas frituras. Es un cambio total”, expresa.
Finalmente, el doctor César Radice, dice estar abierto al Ministerio de Salud Pública, a Municipalidades o a quienes deseen replicar el proyecto. Comenta que ya intentó compartir y desarrollar la experiencia con el Estado, pero no tuvo apertura suficiente. Mientras tanto, el proyecto Demominga funciona como un espacio de bienestar para muchas familias en Minga Guazú, demostrando que una vida sana es posible.
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