Los espacios que conforman El Cántaro son tan diversos como las aspiraciones de sus participantes. Desde la Biblioteca Popular hasta el versátil salón Óga Guasú, pasando por la Sala de Producción Artesanal y Gastronómica, así como la Sala de Tecnología Social, cada rincón está diseñado para despertar la creatividad y el crecimiento personal.
Una joya adicional es el Almacén de Arte, donde los productos elaborados por la comunidad encuentran un lugar destacado. Pero este almacén no solo es un espacio físico, sino también una empresa social arraigada en el corazón de la ciudad, brindando arte popular, indígena y contemporáneo. Cada venta en esta empresa contribuye al sostenimiento continuo de la BioEscuela Popular.
El camino hasta acá
Desde el 2007, en las calles y veredas de Areguá comenzaban a sonar los pocos instrumentos con los que se contaban. En ese entonces, a falta de un lugar propio para realizar los talleres ocupaban lugares públicos de la cuidad. En el 2011, se alquiló una casa abandonada, en la cual se invirtió mucho empeño y esfuerzo –por parte de los jóvenes y la comunidad– para lograr refaccionarla.
Sin embargo, fueron desalojados. En el 2012, compraron un terreno baldío. En ese lugar, a partir del barro edificaron las paredes y de las chatarras nacieron ventanas, literalmente, aprovecharon todos los recursos disponibles para llevar a cabo la construcción.
Lo que resulta realmente impactante es que esto va más allá de ser únicamente una edificación. Este edificio, representa un verdadero monumento, ya que encarna el empeño, la pasión y la aspiración de individuos por levantar paredes, que brindarían a su comunidad la oportunidad de desarrollar y fomentar sus habilidades.
En el 2014, se inaugura la primera Mediateca Comunitaria de la cuidad con su peculiar forma de tatakua.
Esta biblioteca dispone de una colección que supera los 3.000 libros, abarcando una amplia gama de áreas temáticas que engloban: literatura, arte, música, obras de consulta, historia, biografías, asuntos sociales, medio ambiente y muchas otras.
En ese contexto, ya a partir del 2016 inicia una nueva fase enfocada en lograr la autosuficiencia, mediante el fortalecimiento de los talleres y habilidades laborales.
El aprendizaje y las oportunidades
En esta BioEscuela Popular, los niños, jóvenes y adultos, tienen la oportunidad de nutrir su creatividad y abrazar los valores comunitarios.
El aprendizaje apunta a una transformación social a través del arte y sus objetivos se materializan por medio de una diversidad de talleres, eventos socioculturales, además de charlas gratuitas y de libre acceso, uniendo a personas de todas las edades en un entorno de aprendizaje enriquecedor.
En la actualidad, se ofrecen talleres que permiten a 90 jóvenes explorar su innata afinidad con la música a través de la guitarra. Además, hay un taller de violín y viola con 45 entusiastas estudiantes: uno dedicado al violonchelo, otro al piano, uno más al arte del ñandutí y uno dedicado especialmente a encontrar la disciplina y la fortaleza, no solo física sino también mental, que es el karate.
Estos espacios brindan oportunidades para que niños, adolescentes y adultos despierten sus talentos latentes en el mundo de las artes.
Testimonios de algunos de los corazones que se encuentran en el Cántaro
Tres estudiantes de el Cántaro cuentan cómo se sienten al formar parte de este espacio de aprendizaje, en el cual pueden crecer tanto artística como personalmente. Por ejemplo, Luján cuenta que se siente cómoda en este lugar. «Me gusta estar acá y la persona que me enseñan a ser”, resalta.
Por su parte, Fernanda, comenta sobre cómo la información que reciben en este espacio desarrolla la creatividad y aporta una gran variedad de opciones.
“Cuando hablamos de magia, todos piensan en los libros y películas, en mundos paralelos. Yo pienso en el Cántaro ya que no hay lugar más mágico que este, mi mente esta acá todo el tiempo pintando, tocando la guitarra, haciendo karate, cocinando, leyendo, riendo, hablando y escuchando. Me gusta pensar en el Cántaro y sus talleres, en las personas, la esperanza y todas las experiencias en manos entrelazadas y corazones latiendo, en como hace feliz a cualquiera», comenta.
Finalmente, Fabiana, habla de la libertad que le proporciona este sitio. “El Cántaro para mí es un lugar donde puedo ser yo misma, sin sentirme juzgada por la gente, un lugar en donde me llenó de alegría ver como jóvenes como yo, están felices cantando y riendo. Para mí es mi lugar seguro y agradezco haber encontrado esta escuela”, puntualiza.
Madres y padres del Cántaro
En el rincón del Cántaro, las madres y los padres, así como la comunidad que abraza sus muros, desempeñan un papel estelar en la trama de las actividades escolares. No es una simple mención en los créditos, sino un protagonismo que se hace notar en cada escena. Su dedicación se despliega en una serie de acciones que van más allá de las aulas.
Aquí, las rifas no son simples sorteos, son historias de esfuerzo compartido, de sueños sostenidos por manos solidarias. La escuela no solo se mantiene con papeles y lápices, sino con el sudor y el cariño de quienes la consideran su hogar extendido.
Y entonces, están los momentos más especiales, esos que llenan de calor los corazones. Los desayunos y meriendas comunitarias, banquetes de afecto, son una tradición sagrada, donde el hambre se apacigua y la amistad se fortalece.
Cada madre, cada padre, cada miembro de la comunidad, aporta su pequeño granito para que los estudiantes, en sus momentos de pausa, se alimenten no solo de sustento físico, sino también del inmenso amor que fluye en cada bocado.
Es así como, juntos, construyen un edificio invisible pero indestructible de solidaridad, donde cada grano de arena que aportan se convierte en un ladrillo que fortalece la educación y el espíritu de esta comunidad.
La Cultura
La organización celebra 16 años de compromiso comunitario continuo en 2023. Durante este año, también se conmemora el segundo aniversario de la implementación del programa Puntos de Cultura en Paraguay, junto con el regreso del país a las actividades de IberCultura Viva.
Paraguay fue uno de los primeros países en unirse a IberCultura Viva y formó parte del Consejo Intergubernamental hasta 2016. A partir de diciembre de 2021, volvió al programa como país invitado por un período de un año, extendendiose.
El Cántaro ha desempeñado un papel fundamental en la renovación de la relación entre el gobierno paraguayo y el programa IberCultura Viva.
Durante los últimos siete años, desde que comenzaron a formar parte de la red latinoamericana de Cultura Viva Comunitaria, Joe Giménez y Gustavo Díaz, los fundadores de el Cántaro, han participado en reuniones con ministros de la Secretaría Nacional de Cultura, han compartido la experiencia de la bioescuela, han propuesto jornadas de trabajo con líderes de espacios y centros culturales, y han intentado establecer una red paraguaya de organizaciones culturales comunitarias.
Cabe destacar que no es solo una entidad aislada, sino que El Cántaro es un nodo vital en diversas redes, como la de Cultura Viva Comunitaria y la Red de Educación Popular. En definitiva, El Cántaro BioEscuela Popular trasciende su arquitectura para convertirse en un faro de aprendizaje, cultura y solidaridad en el entramado de Areguá, Paraguay.
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