Mucho años o siglos antes de que el navegante genovés Cristóbal Colón llegara a América en 1492, con una expedición de conquista, financiada por el imperio español, los habitantes originarios ya utilizaban un sistema de carreteras que conectaba a los pueblos y las civilizaciones, desde el norte hasta el sur, de este a oeste, uniendo las costas de los océanos.
El nombre que los indígenas guaraníes le daban a estas carreteras era Tape Aviru (tape es camino, sobre la palabra aviru no existe un significado consensuado; hay quienes lo traducen como césped arrugado, con lo cual el significado sería: camino de césped arrugado). En Brasil, los pueblos indígenas tupí, legaron el nombre Peabiru. Inclusive, existe una conocida ciudad brasileña, en el Estado de Paraná, llamada Peabirú, por donde pasaba uno de los principales caminos antiguos.
Carlos Domínguez, un destacado periodista y escritor brasileño, que se dedicó a investigar este tema y lo refleja en su libro “Peabirú: O mítico caminho sagrado do Atlantico ao Pacífico” (Peabirú: el mítico camino sagrado del Atlántico al Pacífico), estará presentando su importante obra este domingo 26 de noviembre, a las 19, en la Biblioteca Municipal Augusto Roa Bastos, del Centro Cultural de la Ciudad Manzana de la Rivera, en Asunción.
El principal propulsor de la presencia de Domínguez en nuestro país es nuestro compañero José Quevedo Allende, periodista, fotógrafo, gestor cultural, miembro del equipo de El Otro País, quien mantiene una larga amistad con el escritor brasileño.
Una gran investigación
“Mezcla de narrativa periodística con investigación científica, el libro se remonta miles de años a las civilizaciones andinas y continúa hasta el desembarco de los primeros europeos en el sur de Brasil”, destaca acerca de la obra un informe del Instituto Humanitas Unisinos del país vecino.
En una entrevista publicada en dicho sitio, Carlos Domínguez explica:
“Es una historia muy antigua. Podemos comenzar hablando del camino Peabiru dos mil años antes de Cristo, desde la formación de las primeras civilizaciones en la región norte y centro del Perú. Diferentes poblaciones construyeron cosas impresionantes. Más modernamente, los incas (aunque hablamos de los incas como algo muy antiguo, se remontan aproximadamente al año 1400) construyeron ese gigantesco imperio. Y una de las cosas que los incas aprovecharon de estas otras civilizaciones fueron los caminos. Tienen conexiones que cruzan el continente”.
“En quechua lo llaman Qhapaq Ñan. Estos caminos se extienden desde Ecuador hasta Chile, ingresando a Bolivia. Fue una civilización procedente de los Andes, que vivió en gran parte dentro de la cordillera, pero llegó a Brasil vía el sur de Argentina. Aquí, en las tierras bajas, nuestras poblaciones indígenas también construyeron sus civilizaciones. ¿Cuál es la gran diferencia? En las montañas de la Cordillera, su material de construcción es la piedra. En la región, tanto en Paraguay como en Brasil, la tecnología fue diferente”, destaca el autor.
También indica que “el camino de Peabiru tenía varios ramales. No se puede pensar que es un solo camino. Es un sistema de caminos, que tiene el tramo principal y tiene otras salidas. Es natural para los humanos. Necesita hacer la transición. Si viajas mucho en una dirección, establece el camino donde sea más fácil, menos doloroso, haya puntos de parada, donde haya agua. El camino de Peabiru en Brasil fue redescubierto en 1971 por el arqueólogo Igor Chmyz, de Paraná. Tenía 1,40 metros de ancho y unos 30/40 centímetros de profundidad. Era lo suficientemente ancho para caminar y estaba cubierto de hierba que formaba una alfombra verde e impedía que allí creciera otra vegetación”.
Alejo García y el tape de los guaraníes
Domínguez señala que la famosa expedición de Alejo García, a quien se señala como el descubridor del Paraguay por Tierra, llegó a Asunción desde la actual Santa Catarina, en Brasil, usando justamente el Tape Avirú o Peabirú.
“Cuando los primeros portugueses y españoles llegaron a la costa, una carabela se hundió frente a las costas de Santa Catarina. Ocho náufragos se establecieron allí, en tierra firme, no en la isla. Fueron salvados por los guaraníes. Uno de los náufragos se llamaba Aleixo García. Se quedó en esa comunidad, viviendo bien, con mucha comida, agua, se casó con la hija de un cacique, formó una familia… ¿Y qué le mostraron a él y a los demás que estaban allí? Objetos finamente elaborados en oro y plata que vinieron ¿de dónde? Esto fue en 1521, antes de la llegada de los españoles al norte del Perú, mucho antes, estos objetos provenían de una civilización que vivía en una gran montaña. Ya sabían de su existencia”, relata.
“¿Qué hizo García? Organizó una expedición y pasó por Peabiru. Fue el primer europeo en hacer el viaje. Saquearon las fronteras allá en Bolivia, cerca de Potosí, donde está la mina de plata. A medio camino fueron atacados por los indios paiaguás y García murió. Es un desconocido para la historiografía brasileña, pero en Paraguay tiene una estatua”, agrega.
Domínguez dice que Alejo García “fue el primer europeo que se acercó al imperio inca, mucho antes de que llegara (Francisco) Pizarro. Luego vino (el navegante español Álvar Núñe ) Cabeza de Vaca. Desembarcar en barco en la zona que hoy es Florianópolis y caminar hasta Asunción, también vía Peabiru. Un mercenario alemán, Ulrich Schmidl, tomó el camino contrario: salió de Asunción y se dirigió a São Vicente. Aleixo García tardó unos seis meses de caminata para llegar allí. En determinados lugares existen grabados rupestres que marcan el camino. Eran las señales de tráfico de la época, los lugares más indicados para detenerse, en periodos de fuertes lluvias que no se podían seguir. Chmyz dice que el camino es casi prehistórico”.
La espiritualidad del Tape Aviru
“El carácter de espiritualidad que involucra el camino de Peabiru es muy fuerte. Los guaraníes aún vivían lo sagrado, no era algo separado de nosotros. Esto fue algo que sucedió durante la revolución industrial en Europa, que separó lo sagrado de lo cotidiano. Hablé con líderes espirituales guaraníes. Para ellos caminar es un acto sagrado. Caminar es sagrado, porque es caminando que interactúas con todas las creaciones de estas deidades. Tienen un mito fundacional que es la búsqueda de Ivimarei (yvy marave’y), que es la tierra sin mal, y salieron del centro del continente y llegaron a la costa de Brasil”, destaca también el autor del libro Peabirú.
“Hay pueblos de ellos desde aquí en Río Grande al norte de Espírito Santo. Está Iviporã (yvy porã), el lugar donde tienen que esperar a ser llamados e ir a la tierra sin mal. Sigue vivo. Se las arreglan para atravesar la muerte para ir a Ivimarei (yvy marave’y), donde no hay hambre, enfermedades ni guerras y vivir con sus antepasados. Sería algo hacia el mar. Esto explica un poco sobre estos grabados rupestres en la isla de Campeche. Tiene sentido si nos fijamos en la mitología guaraní”, agrega el escritor que visita el Paraguay.