Valenzuela, la ciudad que ama las bibliotecas callejeras

Verónica Vázquez, docente y periodista, propuso instalar la primera Biblioteca Callejera en su calle, sin imaginar que los vecinos de su barrio San José la iban a apoyar con tanto entusiasmo. La inauguración, el 12 de abril de 2023, fue una verdadera fiesta. Desde entonces, niños y jóvenes no dejan de concurrir a retirar libros y a protagonizar certámenes de lectura. En noviembre, otros vecinos del barrio Sagrada Familia impulsaron la segunda Biblioteca Callejera, en la plaza de la Iglesia, esta vez con apoyo municipal y parroquial, incluyendo un homenaje al recordado Aníbal Barreto Monzón. Un ejemplo de como toda una comunidad puede apropiarse de la pasión por los libros.
Verónica Vázquez, docente y periodista, propuso instalar la primera Biblioteca Callejera en su calle, sin imaginar que los vecinos de su barrio San José la iban a apoyar con tanto entusiasmo. La inauguración, el 12 de abril de 2023, fue una verdadera fiesta. Desde entonces, niños y jóvenes no dejan de concurrir a retirar libros y a protagonizar certámenes de lectura. En noviembre, otros vecinos del barrio Sagrada Familia impulsaron la segunda Biblioteca Callejera, en la plaza de la Iglesia, esta vez con apoyo municipal y parroquial, incluyendo un homenaje al recordado Aníbal Barreto Monzón. Un ejemplo de como toda una comunidad puede apropiarse de la pasión por los libros.

“¿Poner bibliotecas callejeras en Valenzuela? ¿Para qué? ¡Si aquí prácticamente nadie lee libros!”.

Este fue el despectivo comentario que algunos pobladores le formularon al docente Virgilio Cantero, director de Cultura de la Municipalidad de Valenzuela, Departamento de Cordillera, cuando propuso que la institución municipal respalde el esfuerzo de algunos vecinos que estaban iniciando la instalación de pequeñas bibliotecas en las calles y plazas de la ciudad.

Valenzuela es una antigua localidad del interior rural del Paraguay, situada entre verdes serranías, a la que se conoce como “la capital de la piña” por los extendidos cultivos de esta fruta tropical, que se oferta a los costados de la ruta principal. Posee además bellos destinos turísticos, con balnearios y cascadas, a orillas de cristalinos arroyos como el Yhacã.

Aunque sus orígenes se remontan al Siglo 18, la falta de rutas pavimentadas la mantuvo aislada durante mucho tiempo, hasta que en 2012 se pudo lograr la pavimentación de la vía que la une a la actual Ruta PY02, a la altura de Itacurubí de la Cordillera, y con la Ruta Paraguarí-Villarrica, a la altura de la ciudad de Caballero.

“Esta es una localidad tradicionalmente campesina, con pocas oportunidades de buena escolaridad para los niños y los jóvenes, con pocos centros de formación y poca tradición de lectura, como ocurre en gran parte del Paraguay rural”, destaca Verónica Vázquez, una conocida periodista y docente que en los años 80 y 90, hasta la década del 2.000, tuvo una activa participación en medios radiales como la emisora Fe y Alegría de la Compañía de Jesús, con programas de promoción del mundo campesino y de la lengua guaraní, principalmente.

Tras jubilarse como comunicadora, Verónica retornó a su ciudad natal, Valenzuela, donde desarrolla varias actividades comunitarias y atiende una tienda de productos de artesanía.

Desde la aparición de nuestro medio digital, El Otro País, en abril de 2022, Verónica se hizo suscriptora, “para apoyar un proyecto de periodismo independiente”. Fue así como se enteró de la cruzada de las Bibliotecas Callejeras Paraguayas iniciada en 2018 por el escritor Aníbal Barreto Monzón, recientemente fallecido, y contactó con nosotros para ayudarla a instalar la primera Biblioteca Callejera en Valenzuela.

Inauguración de la primera Biblioteca Callejera en Valenzuela, en abril de 2013. Desirée Esquivel Almada.

Los libros, motivo de fiesta vecinal

Presbítero Valenzuela es una atractiva calle que cruza detrás de la Iglesia San José Esposo, en medio de algunas antiguas viviendas de estilo colonial y pronto se interna en el campo, convirtiéndose en un pintoresco camino vecinal que conduce a la compañía Cancio Flecha.

Allí, a dos cuadras de la ruta, en una vereda, frente a la casa de Verónica, se encuentra la Biblioteca Callejera número 155, la primera instalada en Valenzuela, inaugurada el pasado 12 de abril, en medio de una verdadera fiesta vecinal con globos, banderas, danzas, poesía y músicos populares.

“Cuando leí que ustedes habían instalado la primera Biblioteca Callejera en Atyrá, frente a la sede de Ñe’ẽ Raity, se me ocurrió hacer lo mismo en nuestra ciudad. Le comenté la idea a mis vecinos y, para mi grata sorpresa, todos se mostraron muy entusiasmados en colaborar”, cuenta Verónica.

Lo que en principio parecía una iniciativa casi solitaria, rápidamente se transformó en una acción colectiva. Un dinámico constructor aportó el mueble para la biblioteca. Varias personas donaron libros. La Fundación en Alianza respaldó el proyecto, enviando un gran lote de libros. Directivos y docentes de las escuelas y colegios salieron de sus aulas para compartir una jornada de educación vivencial. Los vecinos llenaron la calle de coloridos adornos y carteles alusivos a los libros y a la lectura.

“Aprovecha tu tiempo”, “No dejes para mañana lo que puedes leer hoy”, “No hay mejor amigo que un libro”, eran algunas de las leyendas que se podían leer a lo largo de la calle. El sacerdote Modesto Martínez, párroco de Valenzuela, bendijo la biblioteca y dijo que Dios “quiere que las personas cultiven su intelecto para ser más libres”.

Los niños, protagonistas de la revolución de la lectura, en Valenzuela. Gentileza.

Activa concurrencia de niños y jóvenes

Desde entonces, la primera Biblioteca Callejera de Valenzuela no dejó de tener una activa concurrencia, especialmente de niños y jóvenes. Muchos alumnos, a la salida de las clases, llegaban en grupos a buscar libros, en ocasiones acompañados de sus propios maestros.

“Empezamos a organizar clubes de lecturas, a convocar a los chicos en torno a la biblioteca para leer cuentos, para compartir meriendas, mientras hablamos de libros, con el apoyo de docentes y amigos que tienen la misma pasión por la literatura”, cuenta Verónica.

El viernes 9 de junio, Desirée Esquivel Almada, periodista y directora ejecutiva de El Otro País, dirigió una jornada de promoción de la lectura con niños y niñas de las escuelas locales, a invitación e iniciativa de Verónica Vázquez, en la Casa de la Cultura y Museo Histórico «Prof. José Anuncio Salinas», casi frente al lugar donde está la Biblioteca Callejera 155.

La biblioteca se ha convertido en un espacio vivo. “Mucha gente acude a buscar libros, pero lo interesante es que casi siempre los devuelven, o los cambian por otros, o donan nuevos libros. Así, la biblioteca se mantiene siempre surtida y todos comparten la lectura”, explica Verónica.

Las reglas del sistema son precisamente esas: que cada uno elija libremente el libro que le interesa, pero que tenga la responsabilidad de devolverlo tras haberlo leído, o que lo intercambie por otro libro, como también que pueda aportar más libros en la medida de sus posibilidades. No existe un control sobre quienes llevan libros, sino se busca que cada uno se sienta responsable de sostener la biblioteca.

Los vecinos, activos participantes de la experiencia cultural. Desirée Esquivel Almada.

El buen ejemplo cunde

El éxito que tuvo la primera Biblioteca Callejera inaugurada en abril hizo que otros pobladores de Valenzuela, en este caso del barrio Sagrada Familia, se propongan instalar una segunda biblioteca en la ciudad. Tomaron contacto con Verónica y pidieron que les ayude a concretar el proyecto. Esta vez también se sumó la Municipalidad local, principalmente a través del director de Cultura, Virgilio Cantero.

El lugar elegido para instalar la nueva biblioteca fue la plaza de la Iglesia San José Esposo, en el centro histórico de la ciudad. En este caso, se pudo reciclar un horno microondas averiado, convirtiéndolo en el coqueto mueble para los libros.

La inauguración se llevó a cabo el jueves 23 de noviembre. A pesar de una intensa llovizna, se pudo desatarla cinta y luego se realizó un acto en el interior del histórico templo.

Los propiciadores quisieron rendir un homenaje póstumo al escritor Aníbal Barreto Monzón, conocido como “el Quijote paraguayo”, quien en octubre de 2018 dio inicio a la cruzada de las bibliotecas, con la primera de ellas, inaugurada en la Plaza Ayolas, en la ciudad de Lambaré. La Municipal emitió dos resoluciones, declarando “de interés municipal” las bibliotecas de Valenzuela y otorgando un reconocimiento póstumo a Barreto Monzón, con una artística plaqueta.

Especialmente invitados, desde Asunción llegaron las hermanas de Aníbal, la escritora Chiquita Barreto, la activista Mirtha Barreto y Majo, una de las hijas del escritor. También estuvieron el cantautor Mario Casartelli, con canciones y poemas; el escritor Feliciano Acosta, del Club de Libros y el joven Álvaro Giménez, uno de los principales seguidores de Aníbal en la Red de Bibliotecas Callejeras. Desde El Otro País estuvimos con Desirée Esquivel, llevando también un lote de libros.

Inauguración de la segunda biblioteca, en noviembre. Desirée Esquivel Almada.
Algunos de los participantes, durante el acto inagural en el templo San José. Gentileza.

Una rica historia

Sin una fecha fija de fundación, la ciudad lleva el nombre de un histórico sacerdote, Antonio Fernández de Valenzuela, hijo de un acaudalado terrateniente español.

Antonio se ordenó sacerdote en 1744 y heredó una gran fortuna de su padre, adquirió una gran extensión de tierras en la Cordillera, en el lugar que entonces se llamaba Ybyraty, donde mandó construir una capilla de grandes dimensiones, que fue terminada en 1757, con un hermoso retablo de estilo barroco rococó, hasta ahora muy bien conservado, que, por sus características, podría ser obra del maestro portugués José de Sosa Cavadas, tallista del templo de Yaguarón, según datos de la historiadora Margarita Durán Estragó. En torno a esta capilla se fue formando un asentamiento espontáneo.

El padre Antonio ejerció el cargo de vicario juez eclesiástico y presbítero domiciliario correspondiente a la región de Cordillera. Tras su muerte, se dio a conocer su testamento, en el cual había decidido donar las tierras donde estaban asentadas la Iglesia y la comunidad a los habitantes. Por ello, la ciudad lleva el nombre de su benefactor.

Valenzuela tuvo una historia gloriosa y a la vez trágica durante la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870). En las afueras del actual centro urbano se encontraban unas minas de azufre, con una fábrica en donde una treintena de mujeres preparaban la pólvora para las armas del ejército del Mariscal López.

El 9 de agosto de 1869, “con la llegada del Conde dE’u a la zona, se entera de la estratégica fábrica de azufre que existía en las inmediaciones de Valenzuela, lugar conocido como Jaguaretekua (actualmente Minas), que fue tomado por los aliados, quiénes sin mediar tiempo prendieron fuego a la fábrica donde se encontraban mujeres cumpliendo con las labores de dicho lugar. Así iniciaban los peores episodios de 1869 en la Campaña de Las Cordilleras, que luego se repetiría exponencialmente en Piribebuy y Acosta Ñú”, relata el gestor cultural cordillerano Papu Almide Alcaraz.

Esta historia permaneció poco conocida por mucho tiempo y actualmente está siendo rescatada y valorizada por la comunidad de Valenzuela. En 2023, la Municipalidad resolvió que el 9 de agosto sea conmemorado el Día de la Mujer Valenzolana.

En la Casa de la Cultura y Museo Histórico «Prof. José Anuncio Salinas» se guardan varias reliquias de la antigua mina de azufre y fábrica de pólvora.

Reliquias sobre la inmolación de las 30 mujeres en la fábrica de pólvora, durante la Guerra Grande. ACG

Una comunidad de amantes de la lectura

A esta valiosa historia, la “ciudad de la piña” ahora suma la pasión por los libros. La apropiación de las bibliotecas por parte de la comunidad constituye toda una agradable sorpresa, coinciden la periodista Verónica Vázquez y el director de Cultura, Virgilio Cantero.

“Desde el municipio, saludamos esta cruzada de los vecinos y le brindamos todo nuestro apoyo, porque coincide plenamente con las ideas que venimos promoviendo para impulsar el crecimiento de la ciudad de Valenzuela, a través del turismo, de la cultura, de la promoción de sus sitios históricos y de naturaleza”, indica Cantero.

Verónica destaca que la entusiasta respuesta brindada por los pobladores, especialmente por los niños, niñas y jóvenes, permite negar varios mitos, como aquel de que “el paraguayo no quiere leer”.

Ocurre que “simplemente, no siempre los miembros de nuestras familias campesinas humildes tienen un libro a su alcance, pero hoy desde estas bibliotecas podemos lograr que tengan un acceso más fácil y más libre. Ya estamos viendo los resultados. Esperemos que, muy pronto, además de ser la ciudad de la piña, Valenzuela también sea la ciudad de las bibliotecas”, dice la periodista, docente y ahora dinámica promotora de la lectura.

Los libros en la calle, junto a la primera Biblioteca Callejera. Desirée Esuivel Almada.
Estudiantes en una jornada de lectura, frente a la Casa de la Cultura, en Valenzuela. ACG.
El homenaje a Aníbal Barreto Monzón, iniciador de las Bibliotecas Callejeras. Gentileza.

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