Cultura del Agua en Ñeembucú: preservando tradiciones ancestrales a través del proyecto «Karugua Renda Ñangareko»

Ñeembucú es un departamento, en el cual su suelo está mayormente cubierto por humedales, lo que hace que exista una cultura del agua que viene desde antes de la colonización.

Los humedales se encuentran ubicados en la Ecorregión del Ñeembucú. Esteros que forman parte del extenso conglomerado de humedales de la Cuenca del Plata. Esto hace que los mismos sean utilizados como alimento para el ganado y como abono para los cultivos tradicionales, permitiendo que las comunidades locales practiquen una agricultura sostenible y sana.

Esta situación de tener un territorio mayormente húmedo, llevó varias organizaciones desarrollar un proyecto. El objetivo del mismo consiste en rescatar los conocimientos que tienen los pobladores de la zona. De esta manera, buscan resguardar esa cultura del agua, rescatando los saberes tradicionales de comunidades esteranas del Ñeembucú.

La iniciativa fue impulsada por la Unión de Organizaciones, Ciudadanos y Ciudadanas del Ñeembucú (UOCÑ) en conjunto con la Facultad de Ciencias, Tecnología y Artes (FCTA) de la Universidad Nacional de Pilar (UNP).

Canal de arrocera Zanjita (Gentileza)

Trascendiendo departamentos

El proyecto “Karugua renda ñangareko” (cuidado y protección del lugar donde se originan los alimentos y nace la vida), que llevó a cabo la UOCÑ, pudo llegar a comunidades de tres departamentos: Ñeembucú, Misiones y Paraguarí.

El objetivo de dicho proyecto dice: “Contribuir con el manejo y uso sostenible de los humedales mediate acciones de investigación, organización e incidencias en alianza con organizaciones civiles, autoridades, organización y ciudadanía de la Ecorregión del Ñeembucú.

¿Cómo nació este proyecto? Cuentan desde Ñeembucú

Hablamos con los integrantes del equipo que llevó a cabo la investigación en tres poblaciones del Departamento de Ñeembucú. Este equipo está conformado por docentes de la universidad y jóvenes investigadores iniciantes, ellos son: María Dolores Muñoz, Elida Duarte, Camila Cabello, Gloria Espínola, Cristian Torres y Camila Ariel Acosta.

“A través de un convenio que hizo la UOCÑ con la Universidad Nacional de Pilar, la Facultad de Ciencias, Tecnología y Artes, armó un equipo para trabajar este componente del proyecto”, inicia diciendo la Licenciada Elida Duarte, Vice Decana de la Facultad de Ciencias, Tecnologías y Artes, de la UNP. 

“Yo estuve a cargo de llevar a cabo el proyecto, la indicación del Proyecto Karugua Renda Ñangareko era conformar un equipo de trabajo integrado por jóvenes ambientalistas voluntarios, conformamos un equipo nuevo sin antecedentes y tomamos el desafío de realizar el planteamiento teórico académico para darle el enfoque científico al proyecto”, cuenta la Licenciada María Dolores Muñoz (Dolly), docente investigadora de la Universidad Nacional de Pilar.

Integrantes del equipo investigador. Elida Duarte, María Dolores Muñoz y Camila Acosta/ FOTO María Alejandra Acosta.

Revalorizando prácticas a través de investigaciones en las comunidades

Camila Cabello, investigadora del área de Ciencias Ambientales se encargó de darle forma a este trabajo de investigación. Explica que se encargó de esta parte, por el entusiasmo que le produce ir hasta las comunidades y ver cómo viven. También le parece interesante adentrarse y valorar el sistema de vida que tienen las mismas. Todos estos factores ayudan a reivindicar la forma de vida tradicional que tienen los pobladores, menciona.

Agrega que, para el efecto, partieron en estudios académicos. Estos se habían hecho con Ramón Fogel hasta el 2000 aproximadamente.

Sin embargo, aclara que estos estudios ya estaban un tanto desfasados, puesto que ya hubo alteraciones en el medioambiente, que ya se veían venir. Cuenta además que también sirvió mucho las investigaciones que se hicieron en los Esteros del Iberá, Corrientes, Argentina. Único sistema hermano de la Ecorregión del Ñeembucú. En ese lugar también sufren por las intervenciones invasivas de las plantaciones extensivas de arroz.

Un recorrido por la historia de los pueblos

La definición de lo histórico, cultural, ecológico, lo geográfico, de cómo se configura ese territorio, también lo económico que afecta y cómo afecta a las actividades económicas mismas de la zona. Este trabajo también estuvo a cargo de Camila Cabello.

“Hicimos un interesante recorrido teórico por autores latinoamericanos que nos hablaban de la cultura latinoamericana, cuestionando un poco el método europeo, occidental que nos trajeron los colonizadores, en el contexto de la cultura esterana que ya existía”, menciona María Dolores Muñoz.

Agrega que eso sirvió para reflejar la mirada del pueblo. De esta manera, pudieron identificar y valorizar la cultura y los saberes tradicionales que se vienen dando desde los pueblos originarios ancestrales de estas tierras. Las mismas que permanecen aún en las prácticas de las poblaciones rurales, campesinas tradicionales.

Estas prácticas ancestrales se pueden encontrar en sus trabajos, en la producción, en la agricultura, en el uso de las herramientas, del uso del agua, la forma de utilización del territorio compartido de manera comunitaria, el cuidado de la tierra, no cuentan con herramientas y tecnologías dañinas, así como la alimentación, la vivienda en distintos aspectos, la permanencia, la pervivencia que todavía tienen esos saberes ancestrales, la población tomo como que siempre fue así.

Pobladores de Zanjita / Gentileza.

Prácticas que permanecen

Mencionan también que cuando indagaron en la historia teórica de los saberes ancestrales, encontraron esa conexión de las prácticas que hoy permanecen en los pueblos, que fueron propios de las poblaciones originarias de la zona.

La valorización de los saberes del pueblo, la contrastación con los saberes académicos que permiten potenciar la estrategia y capacidad de apropiación, protección y cuidado del medio ambiente, en este caso del contexto natural de las poblaciones, como preservar la vida en sí misma, la vida de la naturaleza y de la población y la cultura.

Camila Cabello cuenta que la experiencia de juntarse con las comunidades, la facilidad de ir y encontrarse con los pobladores, comúnmente no se da. El intercambio generacional es muy importante. “Allí los pobladores intercambiaron informaciones, agradeciendo que la academia llegara hasta ellos, potenciando también sus conocimientos, se conectaron con sus orígenes, con sus raíces y valoraron un poco más el entorno en el que viven”.

Existe también la pérdida de identidad principalmente por parte de los jóvenes que muchas veces no conocen su historia.

Tapa del libro Rescates de Saberes Tradicionales de comunidades esteranas de Ñeembucú / FOTO Gentileza.

Un intercambio de experiencias

También esa conexión con el medio ambiente, esos saberes que perviven en el tema de la alimentación, en la cultura del sembrado, en la cultura de tomar el agua del estero, el sabor del agua del estero, la importancia vital de ese líquido para la gente.

En ese contexto, hay que considerar las intervenciones y plantaciones de arroz que se realizan en la zona. Dichas acciones, a pesar de que afectan directamente a los pobladores, no fueron consultados ni considerados. «Eso fue también muy fuerte para nosotros», puntualiza Camila Cabello.

Refiere que a través de esta investigación, la participación interactiva hizo también que ellos como investigadores aprendan todo el proceso de la vivencia de la gente. Por ese motivo considera, que fue un proceso de aprendizaje conjunto.

Agrega que le llamó la atención cómo la gente está desprendida de su historia, que no es muy conocida. Cuenta que, incluso, muchas veces tenían temor de hablar, porque también es muy doloroso. «Los lugares donde estuvimos son también zonas donde se libraron batallas», enfatiza. 

Ciervo de los pantanos (Gentileza).

Diferentes características pero iguales en costumbres

Los distritos donde estuvieron trabajando son Zanjita, en la zona norte, compañía de Villa Oliva; Estero Cambá, compañía de San Juan Bautista de Ñeembucú y Desmochados, hacia el sur del departamento, donde tiene influencia la Laguna Flora. Son tres distritos muy diferentes en terreno y distancia, sin embargo, tienen muchas similitudes en costumbres.

 “Yo estuve acompañando al grupo registrando, fui una observadora de todo lo que fue pasando, y como una escucha de los diferentes grupos que fueron creados. Lo importante de todo esto de llegar a las comunidades y escucharlos sin necesidad de querer implementar una enseñanza a ellos de cómo hacer las cosas o cómo decir, sino escuchar a la gente lo que tenía que decir”, señala Camila Ariel Acosta, investigadora junior, encargada del registro en videos.

Investigadores Junior Cristian Torres y Gloria Espínola / Gentileza.

Considera que es muy importante esta compilación de información para rescatar los saberes, porque en Pilar hace unas generaciones se vivía de la misma manera. Considera que es una manera de dar un paso atrás, mirar y considerar lo que era la forma de vida de la población.

La importancia de registrar y dejar un legado

“Es importante la recabación y recordación, además del registro de la información. Porque venimos del mismo lugar y por las circunstancias que tenemos en la zona, el desplazamiento de los campesinos a las ciudades. Son diferentes las situaciones y se van perdiendo costumbres y se van notando más los vacíos y las heridas, que vimos mas frescas y más presentes en estas comunidades. Porque es más un presente que un pasado”, menciona Acosta.

Dentro de esta investigación, muestran la consideración de ver y volver a trabajar más integradamente entre las comunidades, porque realmente son sus orígenes. Agrega que pudieron detectar las maneras en que se sienten más cómodas. Reflexiona que muchas de las incomodidades que viven, tienen mucho que ver con el desarraigo, el rechazo y desconocimiento que tienen.

“Estamos rodeados de comunidades esteranas que saben trabajar la tierra y siempre cubrieron sus necesidades con el entorno rico que tienen, que no estamos aprovechando y que se está echando a perder, se nos está olvidando todo lo que sabíamos y toda la relación que tenemos con el entorno”, finaliza Camila Acosta.

Taller en Zanjita / FOTO Gentileza.

Dentro del proyecto, las realidades de las comunidades eran diferentes, algunas son más atacadas por las arroceras que están cerca y otras como vecinos distantes, ven el avance de las arroceras. El caso de Zanjita, por ejemplo, es una de las comunidades más en la que está la necesidad de la gente de comunicar lo que está pasando, la necesidad de la escucha, que no llega a esos lugares.

Este trabajo de investigación está asentado en el libro “Rescates de saberes tradicionales de comunidades esteranas de Ñeembucú», que fue trabajado por un año para su publicación. 

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