Cuando la creatividad y el espíritu emprendedor se entrelazan, nacen ideas tan innovadoras como crear arte a partir de chalas de maíz.
En 2021, Virginia López, una talentosa peluquera y esteticista, decidió revivir una tradición familiar con un toque de ingenio y pasión. Inspirada por un recuerdo de su infancia, cuando su madre tejió una canasta de chala de maíz para recoger los huevos del gallinero, Virginia se embarcó en un viaje de creatividad.
Con destreza y nostalgia, Virginia comenzó a tejer una panera con las mismas chalas de maíz, evocando la cálida imagen de su madre trabajando con sus manos. Lo que Virginia nunca imaginó fue que ese humilde proyecto daría vida a una nueva faceta de su carrera, transformando desechos en obras de arte.
Con su lema “Ñane mba’e teete, nada se pierde, todo se transforma”, Virginia decidió, finalmente en el año 2022, iniciar su emprendimiento de artesanías hechas de chala de maíz, que lleva el nombre de “Artesanía Viky”, artesanías 100% de chala de maíz.
Crear arte desde los desechos para un desarrollo más sostenible
La chala de maíz es la cáscara del maíz, el “avati pire” en el idioma guaraní. La misma recubre la mazorca y los granos del maíz. Por lo general, es desechada junto a las hojas, cañas y la mazorca, ya que sólo se utilizan los granos para el consumo humano.
Según el portal especializado en granos “Pastura de América”, el cultivo del maíz produce una gran cantidad de desechos o biomasa, es decir, materia orgánica o residuos que pueden ser utilizados con otro fin. “La producción de biomasa residual que genera un cultivo de maíz de grano (cañas, hojas, chalas y mazorcas), fluctúa entre 20 a 35 toneladas por hectárea y en el maíz de choclo (cañas y hojas) varía entre 16 a 25 toneladas por hectárea”, refiere.
En el mundo, se producen alrededor de 1000 millones de toneladas de residuos orgánicos por año, según la Organización de las Naciones Unidas ONU. Por ende, cada vez son más necesarias las acciones que ayuden a contrarrestar el cambio climático, los residuos orgánicos e inorgánicos… Esta iniciativa, sin dudas, contribuye a un desarrollo más sostenible.
Las artesanías de Virginia son hechas de este material 100% orgánico, reutilizable, artesanal, rústico y sobre todo, amigable con el medioambiente, ya que también es biodegradable. De esta manera, ha logrado darle una segunda oportunidad a lo que prácticamente es basura, reciclando las chalas de maíz a través de su arte.
Emprender con la artesanía de chala de maíz
Con orgullo Virginia comenta a la redacción de El Otro País cómo inició su emprendimiento. Como mujer emprendedora, tenía muchas ganas de crear algo propio y desarrollar su talento en eso.
De a poco, con mucha paciencia fue perfeccionando su arte, atando y desatando nudos. Fue tejiendo la chala de maíz cual crochet, ya que no existe una técnica específica para crear los objetos sino más bien se trata de ingenio y creatividad, de ir dándole forma al material, utilizando alguna que otra técnica de artesanías con hilos.
En Itapúa, es prácticamente la única mujer que se dedica a realizar este tipo de trabajos.
Actualmente, Virginia desea seguir creando diseños, recuerdos y objetos a partir de la chala. Su objetivo es llenar su peluquería de artesanías y dedicarse plenamente a esto. Se siente muy satisfecha de cada creación que realiza, ya que las hace con mucha dedicación.
Cabe destacar que, con este emprendimiento, Virginia fue becada por el Programa Academia de Mujeres Emprendedoras de la Embajada de los Estados Unidos y la Fundación Paraguaya. Entre un total de 2500 mujeres, quedó clasificada en el top 6 de los emprendimientos a nivel Itapúa.
Proceso de reutilización de la chala de maíz
Actualmente, trabaja con otras dos mujeres que les proveen la chala de maíz, que es su materia prima para crear sus artesanías.
La chala de maíz pasa por un proceso de clasificación, separación e higiene. Posteriormente, se lava la misma con agua fría y se seca al sol por aproximadamente 3 a 4 días, y antes de usar se lava nuevamente con agua caliente, se corta la y se generan los “hilos” que luego serán tejidos para crear la forma del objeto.
El material que emplea en sus artesanías es biodegradable, pero también es un material altamente resistente. Según Virginia, se puede mojar, secar, lavar y reutilizar, lo que no afecta a la forma de la artesanía. Puede durar muchos años, y como prueba de ello, Virginia comentó que tiene una panera que ella misma fabricó hace 15 años, la cual a pesar del tiempo sigue intacta.
Artesanía diversa y de exportación
La primera creación de Viky fue una panera, luego fue innovando en diseños, creando artesanías como individuales para mesas, posavasos, canastas de diferentes tamaño sy formas. También realizó carpetas, bolsos, alfombras, figuras del pesebre tradicional paraguayo, portalámparas, pantallas, sombreros y mucho más. Además, recibe muchos encargos de souvenirs para regalos y recuerdos, para los cumpleaños o eventos especiales.
Sus trabajos han llegado a diferentes puntos del país como Asunción, incluso a países como Argentina y Chile.
Los trabajos que realiza Viky son realizados principalmente por pedido, aunque también cuenta en su peluquería con varios diseños listos para adquirir.
Actualmente, trabaja en conjunto con otra señora quien está aprendiendo a realizar las artesanías con mucha paciencia.
Los trabajos de Viky pueden ser apreciados a través de su página en Facebook e Instagram “Artesanías Viky”, y los precios varían desde G. 10.000.
Hasta el momento Virginia ha generado más de 3000 canastitas, sumadas a las otras artesanías que también fabrica.
Enseñar su arte a otras mujeres
Uno de los principales anhelos de Virginia es enseñar su arte a otras mujeres, para que emprendan como ella y tengan una fuente de ingreso. Ella comprende que cada mujer necesita estar activa y hacer algo propio. Asegura que este trabajo genera rentabilidad y tiene mucha salida en el mercado.
Su visión es poder enseñar en un taller a mujeres que quieran aprender, emprender y tengan paciencia. Anhela llegar a más lugares con este trabajo; “Mi sueño es que se conozca internacionalmente”, puntualiza Virginia.
Actualmente, tiene un proyecto de impartir sus conocimientos hacia la zona de Caazapá y Ayolas para que otras mujeres generen arte e ingresos a partir de la chala de maíz.
Aparte de eso, según Virginia, los beneficios de crear estas artesanías son diversos ya que estimulan la creatividad, concentración, paciencia, memoria, motricidad y agilidad mental. Por lo que también mencionó que desea que se valore más el trabajo artesanal.
Aporte a la comunidad y el medioambiente
Como artesana, Virginia se siente muy útil de poder fabricar algo nuevo desde los desechos. El poder elaborar artesanías desde la chala de maíz le dio sentido a sus días, se siente orgullosa de haber empezado este emprendimiento que es único y posee tantos beneficios y utilidades para las personas que lo adquieren.
Según comenta, muchas mujeres están interesadas en conocer cómo elaborar estas artesanías no solamente para generar una fuente de ingresos sino también para crear regalos originales y como una actividad de pasatiempo. A ellas y a todas las mujeres, las anima a que se decidan a emprender, que todo se puede lograr con ganas y perseverancia.
Además, comenta la satisfacción que le genera su emprendimiento, ya que es su pequeño aporte al cuidado del medioambiente, porque sus productos son 100% hechos de chala de maíz, tejidos con amor y con materia prima totalmente biodegradable, orgánica y amigable con el planeta.
Leé también: Movilización universitaria logra abrir espacios para elaborar políticas públicas