Valenzuela rescata la memoria de mujeres que murieron defendiendo la mina de azufre

Durante mucho tiempo se desconoció o se supo muy poco sobre las treinta mujeres que murieron quemadas en 1869, defendiendo una fábrica que extraía azufre para las balas del Ejército paraguayo, durante la Guerra de la Triple Alianza. La Municipalidad de Valenzuela rescata la memoria, al declarar el 9 de agosto “Día de la Mujer Valenzolana” y poner en valor el histórico lugar que había quedado en el olvido.

Hasta hace muy poco, en medio de un vasto campo desolado, a 10 kilómetros al norte del centro urbano de la ciudad de Valenzuela, en el Departamento de Cordillera, solo había un viejo monolito de cemento, casi derruido y sin inscripciones, cubierto por yuyales.

Por entonces, muy poca gente conocía el trágico y heroico episodio que había sucedido en ese lugar durante la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), ya que lo libros de historia lo ignoraban casi por completo.

Ahora, el lugar sigue estando desolado, pero al menos hay un espacio arreglado, con placas coloridas, leyendas y motivos de la bandera paraguaya.

La nueva placa commemorativa instalada en el sitio donde murieron las 30 mujeres. / Gentileza.

Y lo más importante; existe un plan de rescate de la memoria y de puesta en valor del sitio, que está en pleno proceso por parte de las autoridades locales y de la misma comunidad de Valenzuela.

Hace más de un siglo y medio, en ese mismo lugar, conocido antiguamente como Jaguarete Kua, se había establecido la primera mina de extracción de azufre, que, junto con el salitre, se utilizaba para fabricar la pólvora que abastecía al Ejército paraguayo para sus armas, un recurso estratégico para sostener la defensa del país durante la contienda, principalmente cuando el bloqueo enemigo impidió seguir importando municiones.

La historia de este sitio empezó a ser rescatada y mejor conocida recién en el sesquicentenario de la Guerra Guasu, especialmente en 2019, cuando se cumplieron 150 años del trágico episodio en que un escuadrón del Ejército brasileño llegó el 7 de agosto de 1869 y el día 9 procedió a destruir la fábrica de azufre, incendiándola con unas 30 mujeres que quedaron en su interior, quienes trabajaban allí produciendo la pólvora y que se resistieron a huir.

El hecho fue un grave crimen de guerra, previo a otro similar que ocurriría apenas pocos días después, el 12 de agosto, durante el ataque a la ciudad de Piribebuy, cuando también el Conde D’Eu, comandante brasileño, ordenó cerrar las puertas y ventanas del Hospital de Sangre, prendiéndole fuego con unas 600 personas que se encontraban adentro.

En 2019, el docente y gestor cultural Papu Almide Alcaraz, asesor de El Otro País en temas históricos, cuando se desempeñó como presidente de la Comisión Departamental de Conmemoración del Sesquicentenario de la Campaña de las Cordilleras, incluyó la epopeya de las Heroínas de la Fábrica de Azufre de Valenzuela, entre la serie de eventos de homenajes.

El acto realizado el 9 de agosto último, buscando revalorizar el sitio de la ex Fábrica de Azufre. / Gentileza.

Reivindicando a las mujeres de Valenzuela

La valoración de la gesta de las 30 heroínas de Minas Cué, se ha venido dando de manera gradual, desde las conmemoraciones de 2019.

Algunos pocos restos de hierro y madera, objetos desenterrados de lo que fue la antigua fábrica, se encuentran exhibidos en la Casa de la Cultura y Museo Histórico «Prof. José Anuncio Salinas», en el centro urbano de la ciudad.

El Museo, dirigido por la veterana docente Benita Salinas, funciona en una antigua casona colonial, que fue una escuela en la época del presidente Carlos Antonio López, antes de la Guerra.

En el local se pueden apreciar pinturas que ilustran como era el edificio de la fábrica, algunas azadas de hierro que se utilizaban en el lugar, tapas de lo que fue el horno de fundición, morteros de hierro donde se pisaba la pólvora.

Objetos históricos de la antigua fábrica, exhibidos en la Casa de la Cultura, en Valenzuela. / ACG.

La reivindicación de las mujeres mártires de Minas Cué ha motivado que, desde 2022, se organice desde el municipio y varias instituciones de la ciudad, una “Caravana Patriótica”, con vehículos y personas con banderas que parten cada 9 de agosto desde la Casa de la Cultura hasta el lugar donde ocurrió la quema de la fábrica y el martirio de las mujeres.

En 2023, una resolución de la intendenta municipal de Valenzuela, Mirtha Fernández, declaró el 9 de agosto como “El Día de la Mujer Valenzolana”, en homenaje a las heroínas de la Fábrica de Azufre.

Actualmente, el principal propulsor de un mayor rescate de la gesta de las mujeres mártires es el director de la Secretaría de Cultura del municipio de Valenzuela, el investigador y docente Virgilio Cantero, también incesante promotor de la instalación de bibliotecas  callejeras en su ciudad, junto a la periodista y docente Verónica Vázquez.

“Con nuestra evocación de estas mujeres mártires, buscamos alejarnos del clásico homenaje nacionalista que glorifica a las mujeres paraguayas como un episodio del pasado, sino principalmente la asociamos con la situación actual, buscando llamar la atención en el acompañamiento a las mujeres trabajadoras, que con mucho sacrificio buscan salir adelante. El ejemplo de estas 30 mujeres, que contribuyeron con su trabajo en la fábrica de azufre para defender al país durante la Guerra, debe ser también un ejemplo para esta época que ofrece otros desafíos”, explica Virgilio.

El pasado 9 de agosto, numerosos pobladores participaron de la tercera “Caravana Patriótica” hasta el sitio de la ex Fábrica de Azufre, donde la Municipalidad habilitó una nueva placa conmemorativa y además entregó reconocimientos a diez mujeres valenzolanas por su aporte a la comunidad.

“Sabemos que el lugar estuvo mucho tiempo olvidado y abandonado, pero ahora estamos trabajando para ponerlo en valor, convertirlo en un sitio histórico y turístico, con un mejor camino de acceso y una infraestructura que invite a visitarlo, para conocer mejor esta conmovedora historia”, afirma Virgilio Cantero.

La quema de la Fábrica de Azufre de Valenzuela, según el pintor cordillerano Ricardo Núñez. / Gentileza.

La historia de las treinta mujeres

La historia de la Mina de Azufre de Valenzuela la podemos conocer mejor, gracias a un trabajo de investigación del ingeniero Darío González Fiori, docente universitario, vinculado a la Itaipú Binacional.

El proceso se inició en la segunda mitad del Siglo 19, durante el gobierno de Carlos Antonio López, con la contratación de técnicos ingleses. Tras la asunción de su hijo, Francisco Solano López, al frente del Gobierno, contrató al ingeniero mineralógico Charles Twite, quien llegó al Paraguay en 1864 y recorrió el país al frente de un equipo, buscando yacimientos de minerales valiosos.

Tras un importante hallazgo, “el ministro de Guerra y Marina, Venancio López, autorizó el funcionamiento de una fábrica de extracción de minas de pirita, hierro y azufre, en las cercanías de Valenzuela, en donde Alonso Taylor (arquitecto inglés, constructor del actual Palacio de Gobierno), construyó dos edificios: uno para la instalación industrial y otro para alojamiento, de 180 metros cuadrados cada uno”, relata González Fiori.

Virgilio Cantero, secretario de Cultura de Valenzuela, duranten el acto de homenaje. / Gentileza.

El investigador narra que “se extraía el azufre, separándolo del hierro con agua caliente, aprovechando que a los 119 grados celsius, el material se vuelve líquido. Treinta mujeres eran las encargadas de operar las instalaciones industriales, donde se extraía un material necesario para la fabricación de la pólvora, aprovechando las aguas de los arroyos de la zona. El servicio que prestaron las mujeres que trabajaban en esta instalación industrial, fue estratégico, porque el Paraguay no podía comprar pólvora de Europa, por el bloqueo de los ríos Paraná y Paraguay”.

Las mujeres trabajaron en la fábrica desde 1867, hasta agosto de 1869, en una tarea bastante artesanal, sacrificada e insalubre, debido a los malos olores del azufre. “Todavía se observa en el lugar, el color amarillento del azufre que impregna el suelo”, describe.

Con mayores detalles, González Fiori cuenta: “Extraían el material de entre las piedras, con picos y luego machacaban con mazo hasta volverlo polvo. Posteriormente, era transportado hasta la fábrica, donde se procedía al trabajo de separación de elementos, ya que todos estaban integrados. Las mujeres hacían el proceso de separación, hirviéndolos a altas temperaturas. Así el azufre se volvía líquido y era extraído con una cuchara larga de metal, siendo depositado posteriormente en una especie de caja de madera donde se lo cuidaba estrictamente hasta su transformación al estado sólido”.

El 7 de agosto de 1869, las tropas brasileñas, dirigidas por el Brigadier Vasco Alves Pereira, ocuparon Valenzuela y también la Fábrica de Azufre. “El 9 de agosto de 1869, la instalación industrial fue quemada por las tropas enemigas, quienes luego se sumaron a las tropas aliadas para atacar Piribebuy, el 12 de agosto de 1869. La tradición oral, en Valenzuela, menciona que las mujeres de la mina fueron quemadas vivas, en dicho lugar”, destaca el investigador.

Otra de las piezas de Minas Cué, atesorado en el Museo Pedro Pablo Caballero, en Piribebuy. / Gentileza

Las posibles razones del olvido

¿Por qué este episodio permaneció prácticamente desconocido para los historiadores, por mucho tiempo?

El ingeniero González Fiori sostiene: “Posiblemente el hecho de que en el trágico mes de agosto de 1869 se hayan desarrollado hechos tan dolorosos, como los de Piribebuy y Acosta Ñu, haya motivado que los hechos de Valenzuela hayan quedado en el olvido”.

Acerca de la trascendencia del episodio, apunta: “Las mujeres que allí trabajaron por varios años, estaban elaborando un material estratégico para la Defensa Nacional. Sin ese aporte, no podría haber existido la resistencia de varios años. Seguramente, la pólvora que esas mujeres fabricaron se usó incluso en Cerro Corá (donde el mariscal López fue ultimado el 1 de marzo de 1870 y significó el fin de la guerra), al año siguiente de la destrucción de la fábrica en Valenzuela”.

En el Archivo Nacional de Asunción se guardan los originales de las cartas del ingeniero Charles Twite y de Francisco Arce, quienes escribían desde la Mina de Azufre al entonces ministro de Guerra y Marina, Venancio López, dando informes y solicitando materiales y servicios para el buen funcionamiento de la fábrica.

De esta manera, la ciudad de Valenzuela, que también durante muchos años permaneció aislada por falta de buenas vías de comunicación, incorpora actualmente un nuevo atractivo para visitarla, además de su aclamada producción de piñas, el bello retablo colonial de su principal iglesia, sus encantadores balnearios con cristalinos arroyos, su verde entorno ambiental y sus cada vez más numerosas bibliotecas callejeras.

Afiche invitando a la Caravana Patriótica, el pasado 9 de agosto. / Gentileza.