Del monocultivo al equilibrio: La agricultura Mbya como alternativa ante la soja

El avance del monocultivo de soja en Paraguay ha impulsado la economía, pero también ha generado graves impactos ambientales y sociales. Frente a este modelo, los Mbya Guaraní siguen apostando por su sistema agrícola tradicional, una práctica que respeta los ciclos de la tierra y preserva la diversidad del ecosistema. En su resistencia, no solo defienden su territorio, sino que también proponen una forma distinta de habitar y cultivar la tierra.

La soja ha sido un motor económico crucial para Paraguay, que produjo alrededor de 10 millones de toneladas de este cultivo en 2022, según la Dirección General de Estadística (DGEEC). Sin embargo, esta expansión ha llevado a la deforestación masiva. Más de 2.6 millones de hectáreas de bosques han sido reemplazadas por el monocultivo, según el Instituto Forestal Nacional (INFONA). 

La expansión de la soja y la creciente dificultad de acceso a la tierra han desencadenado múltiples conflictos. Los mismos desde el fin de la dictadura en 1989, han llevado a la detención de miles de campesinos y campesinas, además de causar la muerte o desaparición de 115 de ellos.

Los monocultivos de soja se siguen expandiendo reduciendo los bosques nativos / Matteo Fabi.

El sector rural se ve además afectado por el abandono de las políticas públicas y la falta de inversiones. Entretanto, la agricultura empresarial se beneficia de incentivos, exoneraciones fiscales, acceso al crédito y una débil regulación en cuanto a normas ambientales y laborales. Este escenario ha fortalecido un «modelo de desarrollo» excluyente, que acumula la tierra, las riquezas generadas por ella y el poder político en manos de las élites.

Los efectos del monocultivo, de una producción de soja desregulada son devastadores. La destrucción de los suelos, el uso intensivo de agrotóxicos, la reducción de cultivos destinados a la alimentación humana, y severos daños al medio ambiente, la salud de las personas y sus formas de vida. Además, la siembra de soja no genera empleo y está exenta de impuestos. Esto se da a pesar de ser una de las actividades más lucrativas del país, que convierte a Paraguay en el cuarto mayor exportador mundial de este grano.

El sistema agrícola Mbya: diversidad y sostenibilidad

En lugar del monocultivo, los Mbya Guaraní mantienen un modelo agroforestal que se basa en la siembra de múltiples cultivos (maíz, mandioca, frijoles, zapallos). Este cultivo lo hacen en un espacio reducido, lo que favorece la biodiversidad y la salud del suelo.

El modelo de agricultura de los mbya permite la diversidad de cultivos, entre ellos el maíz / Matteo Fabi.

Esta práctica promueve la rotación de cultivos y el uso de la quema controlada para revitalizar la tierra sin agotar los recursos naturales. En este sistema, la agricultura se ve como un acto de respeto y reciprocidad con la tierra, un principio fundamental en la cosmovisión Guaraní.

Para los Mbya, la tierra no es solo un recurso económico, sino un ser vivo que debe ser protegido. La «yvyguy» (la tierra) es sagrada y su manejo agrícola está profundamente relacionado con rituales y creencias espirituales. El conocimiento agrícola se transmite de generación en generación y es parte integral de su identidad cultural.

En este sistema, la agricultura se ve como un acto de respeto y reciprocidad con la tierra / Matteo Fabi.

Aunque enfrentan desafíos significativos debido a la expansión del monocultivo, los Mbya siguen defendiendo su modelo agrícola, que no solo les permite mantener su autonomía alimentaria, sino también preservar su cosmovisión y forma de vida.

La lucha por la tierra ante el monocultivo

La expansión de las plantaciones de soja ha generado conflictos territoriales. La agricultura industrial desplazó a muchas comunidades indígenas. A su vez, las tierras que ocupan se ven amenazadas por la deforestación y la contaminación. Organizaciones como Tierraviva a los Pueblos Indígena y CODEHUPY han documentado el despojo de tierras y el aumento de los conflictos a medida que las plantaciones de soja avanzan.

En julio de 2022, la comunidad indígena Hugua Po’i, ubicada en el distrito de Caaguazú, fue objeto de un desalojo violento. Este hecho impactó profundamente a sus miembros, quienes luchaban por la restitución de sus tierras ancestrales.

Esta comunidad, perteneciente al pueblo Mbya Guaraní, ha demostrado una notable capacidad para resistir los embates de un sistema agrícola industrial que destruye su territorio y su modo de vida. Sin embargo, a pesar de las adversidades, Hugua Po’i está floreciendo agrícola y culturalmente, gracias a su modelo ancestral de producción, basado en la biodiversidad y el respeto a la tierra.

Este modelo de agricultura les permite producir alimentos, mientras cuidan su tierra / Matteo Fabi.

En agosto de 2023, la comunidad obtuvo una medida cautelar que protegía sus tierras. Sin embargo, en octubre de 2024 esta medida fue levantada, aumentando el riesgo de desalojo. La Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (CODEHUPY) ha alertado sobre la amenaza inminente. Explica que esta situación compromete tanto la seguridad de las familias como sus derechos territoriales, garantizados por la Constitución y tratados internacionales.

Contrastes entre el monocultivo y los bosques nativos

En las fotos que acompañan este artículo, Mario Rivarola y Dilma Zorrilla muestran con orgullo el resultado del trabajo en su chacra. Tomas aéreas muestran los contrastes generados por la cercanía de elementos heterogéneos como el bosque nativo, las chacras Mbya, los monocultivos de larga extensión y las brillantes aguas del lago Yguazú.

El modelo Mbya ofrece una alternativa sostenible al monocultivo de soja. Su sistema agroforestal demuestra que es posible cultivar sin agotar los recursos naturales, manteniendo la biodiversidad y respetando la cultura ancestral. Para los Mbya, la tierra es un bien común que debe ser protegido y cuidado.

Estas tomas áreas muestran un fuerte contraste entre la expansión de los monocultivos y la resistencia de los bosques nativos.

Una fuente de inspiración

En este contexto, la agricultura Mbya no solo es una alternativa frente al monocultivo de soja. Además, presentan un modelo que podría inspirar políticas agrícolas más sostenibles, basadas en la biodiversidad y el respeto por la naturaleza. El futuro agrícola de Paraguay presenta tantas oportunidades cuanto desafíos en términos de ética y ecología.

Un enfoque que combine la sostenibilidad de los modelos ancestrales como el de los Mbya con las necesidades económicas del país podría ofrecer una alternativa viable y equilibrada. La sabiduría ancestral ofrece preciosos elementos de reflexcion para la industria agropecuaria moderna:  los Mbya guaraní tienen mucho que enseñar sobre cómo convivir en armonía con la tierra, mostrando que la diversidad agrícola y el respeto por la naturaleza pueden ser una solución frente a los desafíos globales del cambio climático.

Este artículo está basado en datos oficiales y estudios académicos, entre ellos los informes del Instituto Forestal Nacional (INFONA), la DGEEC y las publicaciones de organizaciones como OXFAM, COICA y la Coordinadora Nacional de Organizaciones Indígenas del Paraguay (CONAPIP). También se ha apoyado en investigaciones sobre el sistema agrícola Mbya Guaraní, particularmente en los trabajos de Martínez (2016) y Zorrilla & Pérez (2013).

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