Salud mental y cambio climático: respuestas colectivas ante la ecoansiedad

El calor extremo, las inundaciones y los incendios no sólo afectan nuestro entorno físico, sino que también impacta en nuestras emociones, generando frustración y miedo. En Paraguay, muchas personas, especialmente jóvenes, comienzan a ponerle nombre a esa carga invisible: catalogándola como ecoansiedad. Esta nota recoge testimonios y datos que evidencian cómo el cambio climático afecta la salud mental y presenta algunas estrategias que, desde la comunidad y el activismo, ayudan a sobrellevar ese peso.

Estábamos en un Campamento por la Acción Climática cuando Gia empezó a hablar. Pero, más bien era un desahogo, un reclamo al aire caliente que nos envuelve casi todos los días en Paraguay. Con la voz cargada de frustración expresó lo insoportable que se había vuelto el calor, su hartazgo con un sistema de transporte público que nos asfixia en los días más extremos. El calor ya no es sólo una sensación física, es una carga emocional que pesa cada vez más.

Costanera de Asunción con poca visibilidad a causa del humo / Analía López.

Lo que Gia sentía no era un caso aislado. Meses atrás, Mauri había experimentado algo similar, pero con los incendios forestales, donde el aire se volvió espeso y costaba respirar. Su bicicleta, su medio de transporte diario, fue también su termómetro. “Era algo apocalíptico”, dijo. 

Ecoansiedad: el impacto emocional de la crisis climática

Todos lo sentimos alguna vez: Esa sensación de alerta constante que viene cargada de ansiedad; la incertidumbre de no saber cuándo el clima dará tregua, si el calor se irá, si las lluvias son un respiro o traerán inundaciones, si la sequía se prolongará. La falta de información útil y el miedo de que esto sólo sea el comienzo, nos afecta más de lo que pensamos. 

Ese peso que sentimos tiene un nombre: ansiedad climática o ecoansiedad. Existen diversas narrativas sobre el tema. Sin embargo, la Asociación Americana de Psicología de Estados Unidos la define como un “miedo crónico al destino trágico del ambiente”.

Claudia Quevedo, psicóloga social y ambiental con enfoque en comunidades y gestión de riesgos / Gentileza.

Claudia Quevedo es psicóloga social y ambiental con enfoque en comunidades y gestión de riesgos. Ella señala la importancia de abordar la relación entre crisis climática y la salud mental desde una perspectiva interseccional. Además hace énfasis en que se debe priorizar a las poblaciones que se encuentran expuestas a un mayor riesgo. “Ubicar el contexto de la crisis climática también en el contexto de otras crisis”, agrega.

La preocupación incesante de vivir en zona inundable

Maricheli vivió 22 años en el Bañado Sur de Asunción. Sabe lo que es vivir la incertidumbre de estar en una zona inundable. Sin embargo, para ella la preocupación no terminó porque sus padres, tíos, hermanos y abuelos siguen ahí.

“Cuando hay inundaciones, mi preocupación es doble: primero por mi familia y luego por la comunidad”, cuenta.

En su barrio, las crecidas del río son parte de la rutina, una realidad con la que aprendieron a convivir. Entre la urgencia de salvar sus pertenencias, encontrar un lugar seguro y empezar de nuevo una y otra vez, queda poco espacio para pensar en el impacto que todo esto tiene en su salud mental. “Eikuaatamavoi la ojupi jave la y, nde eva arã péi (Ya sabés que cada vez que crece el agua, vas a tener que mudarte temporalmente)”, es la consigna. 

Las personas directamente afectadas por inundaciones, incendios o sequías se encuentran especialmente expuestas a sentir o afrontar situaciones que afecten en mayor medida su salud mental. Según el Mapeo sobre Migración, Medio Ambiente y Cambio Climático en América del Sur las personas desplazadas por inundaciones en el Bañado Sur de Asunción muestran una prevalencia notable de ansiedad, especialmente en mujeres.

«El debate también está presente en los grupos de activistas, que viven en un estado constante de preocupación y acción. Pero no son los únicos. Las poblaciones en mayor riesgo, como adultos mayores, mujeres, niñas, niños, adolescentes y personas con discapacidad, también se podrían encontrar expuestas a afrontar situaciones donde su salud mental se encuentre afectada de manera desigual», refiere la psicóloga.

Agrega que es clave evidenciar el impacto diferenciado para que los abordajes se encuentren contextualizados. Así estos podrán acompañar las necesidades prioritarias de cada sector.

Esta sensación de ansiedad no sólo se percibe en comunidades afectadas, sino que también ha sido documentada en estudios recientes. En agosto de 2022, la plataforma U-Report realizó una encuesta abierta sobre ecoansiedad y crisis climática. Los resultados mostraron que el 80% de los participantes no conocía el término, pero al preguntarse por sus emociones ante la situación ambiental del país, las respuestas más comunes fueron preocupación, tristeza, angustia y frustración.

Por otra parte, la plataforma Iconoclasistas realizó un interesante y dinámico mapa y esquema corporal. Este estudio releva los impactos en la salud de las comunidades en distintas regiones sudamericanas como consecuencia de la explotación de los recursos naturales. Revela que el agronegocio, los incendios o incluso las hidroeléctricas afectan a la salud mental generando ansiedad, depresión o trastornos del estado de ánimo. Desde El Surti publicaron una investigación completa y detallada sobre cómo el calor afecta en la salud de los deliverys en Paraguay evidenciando las consecuencias de las altas temperaturas.

De manera general, los instrumentos de políticas públicas en Paraguay, vinculados al cambio climático, aún no abordan la relación entre los factores ambientales y la salud mental de las personas. La Organización Mundial de la Salud insta a los países a priorizar la salud mental no sólo para reducir los sentimientos que genera la crisis climática sino para usarla como herramienta para afrontarla de manera integral. 

Cuidarnos de la ecoansiedad con acciones cotidianas 

Para Sara, activista ambiental, la crisis climática despierta más curiosidad que angustia. La impulsa a actuar, a buscar soluciones que aún son posibles. “El problema ambiental no me abruma. Algunas veces me frustra, pero más que todo eso me da curiosidad. Yo quiero resolver”, comenta. 

Por otra parte, menciona que es fundamental conocer sobre la crisis climática para calmar la ansiedad porque esto nos permite comprender que existen soluciones posibles y nos da la esperanza para seguir actuando. 

Así también, Mauri considera las redes sociales como una herramienta importante para transformar la ansiedad climática en acción. Por eso, reúne datos, investiga y crea contenidos interactivos que giran en torno al cuidado y protección del medioambiente.

Además, acompaña marchas, movilizaciones e iniciativas referentes al tema. “Las redes sociales son un arma de doble filo. Porque si bien podemos viralizar los contenidos, también pueden dar una falsa sensación de estar haciendo algo. Tenemos que salir a las calles a manifestarnos y hablar de estas cosas incómodas”, agrega. 

Mauri, activista ambiental y creador de contenidos / Gentileza.

Entre las acciones para afrontar la ecoansiedad, Claudia Quevedo destaca lo micro cotidiano como una herramienta fundamental. “Muchas veces sentimos una sobrecarga y, como activistas, nos sobreexponemos. Entonces, es importante pensar en el proceso y no sólo en el resultado. Se trata de reconocer las pequeñas victorias porque si no, la solución a la crisis climática parece demasiado lejana.”, comenta. También resalta la importancia de hacer pausas, reconectar con la naturaleza y sostener acciones colectivas. 

Asimismo, considera fundamental que el Gobierno capacite a profesionales de la salud mental en este tema, cada vez más presente. “Cuidar a los que cuidan”, señala Quevedo, destacando que esto permitirá que puedan brindar el acompañamiento adecuado a las personas afectadas.

Si bien en Paraguay aún no existen políticas concretas sobre este tema, en otros países ya se han dado pasos importantes. En Estados Unidos, por ejemplo, la Alianza de Psicología Climática realiza un trabajo interesante. Busca conectar a las personas, grupos y comunidades a los trabajadores de la salud mental que acompañan contextos donde el clima es un elemento emergente que impacta en el bienestar y la dignidad humana.

Por su parte, la plataforma internacional Cumbre de Jóvenes Activistas presentó un kit para abordar los problemas de salud mental que suelen enfrentar los activistas. En el material se presentan testimonios, opiniones de expertos y tips a tener en cuenta para cuidar el bienestar emocional destacando la importancia de construir comunidad y reconocer que ningún activista está solo para hacerle frente a la ecoansiedad. 

Experiencias como esta muestran que es posible abordar la salud mental y la crisis climática de manera integral, combinando el apoyo profesional con la acción colectiva. Implementar estrategias similares en nuestra región podría ser un camino para enfrentar este desafío con más herramientas y menos angustia.

Huertas, comunidad, naturaleza y arte contra la ecoansiedad

Francisco Cáceres, filósofo y psicólogo chileno, destaca la importancia de generar redes y acciones colectivas para fortalecer la salud mental en tiempos de crisis. En Paraguay, existen algunas iniciativas en las que la naturaleza y la comunidad se convierten en aliadas para reducir la ansiedad y promover el equilibrio emocional.

En ese marco, Maricheli cuenta que en el Bañado Sur, el apoyo comunitario y la organización son esenciales en momentos extremos. “Es en esas situaciones cuando se fortalecen los lazos comunitarios y se ve el verdadero trabajo colectivo”, explica.

Huertas comunitarias en el Bañado Sur de Asunción / Guerrilla Verde.

Un ejemplo de cómo la comunidad encuentra en la naturaleza una forma de hacer más llevaderas estas situaciones es el desarrollo de huertas comunitarias. Estos espacios no sólo garantizan el acceso a alimentos, sino que también tienen un impacto positivo en la salud mental.

Justamente, la organización para la conservación del medioambiente, Guerrilla Verde, a través de su proyecto Sembrando Conciencia, impulsa la creación de estos espacios en el Bañado Sur. En ese punto, Maricheli destaca que su impacto se siente a largo plazo.  “Para muchas personas adultas, la huerta se convierte en un motivo para levantarse cada día”, cuenta.

El contacto con la naturaleza y el trabajo en huertas comunitarias pueden funcionar como una herramienta terapéutica. Este tipo de actividades mejoran el estado de ánimo, disminuyen la ansiedad y el estrés. Además, fomentan la autoestima, la autoconfianza, la paciencia, la responsabilidad y el sentido del cuidado. Según un artículo de ITA Salud Mental, estos beneficios han sido ampliamente reconocidos en distintos enfoques de bienestar emocional.

Visitas semanales del Centro Rehabilitación Psicosocial El Puente / Analía López.

Otra iniciativa que busca fortalecer la salud mental a través de la conexión con la naturaleza son las salidas semanales organizadas por el Centro de Rehabilitación Psicosocial El Puente. En estos encuentros, un grupo de personas con trastornos mentales, acompañadas por profesionales de la psicología, visitan parques de Asunción y Central. Allí pueden caminar, realizar estiramientos, leer, meditar y compartir en comunidad. Estos espacios favorecen la reducción de la ansiedad y ayudan a conectarse con el presente, así como generar bienestar a través del movimiento y la relajación.

Talleres de Activismo Ambiental / GYBN Paraguay.

Desde la Red de Jóvenes por la Biodiversidad (GYBN Paraguay) identificaron, como una de las prioridades de las juventudes paraguayas, la salud mental y la crisis climática. Con este enfoque, comenzaron a generar Talleres de Artivismo Ambiental.

Con esta actividad, el objetivo de la red es promover un espacio distendido y creativo para conectar con la biodiversidad de una manera diferente, cuenta Soledad Espínola, coordinadora de GYBN en Paraguay. 

Utilizando pinturas y figuras de especies nativas, buscan que el arte se convierta en una herramienta poderosa para sensibilizar y fortalecer el vínculo con la naturaleza. Así, al mismo tiempo, contribuyen al bienestar emocional de quienes participan. De esta manera, el artivismo (palabra que fusiona el arte con el activismo) ayuda a gestionar la ecoansiedad, transformando la angustia en acción creativa y colectiva.

Siguiendo este enfoque, en el 2022, desde la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (CDIA) impulsaron Microcuentos dirigidos a niñas, niños y adolescentes. A través de estos materiales buscaron estimular el diálogo y la reflexión sobre los efectos del cambio climático en las personas y sus medios de vida.

De esa forma, ofrecieron un espacio a NNA para que expresen sus preocupaciones y emociones, contribuyendo a la salud mental al validar sus sentimientos frente a un tema tan complejo y abrumador.

Estas iniciativas nos muestran que, incluso en medio de las crisis, la naturaleza y la comunidad pueden ser refugios que nos ayudan a sanar. A medida que los efectos del cambio climático afectan nuestras vidas, es importante poner más atención a nuestra salud mental, buscando espacios y actividades que nos permitan reconectar y encontrar el equilibrio. Es momento de reconocer que cuidar de nosotros mismos es tan importante como cuidar el medioambiente. Cuidarnos cuando el clima nos pesa es un acto de resistencia y cuidado colectivo.

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