“La 18ª Muestra Nacional de Teatro Comunitario del Interior fue una verdadera fiesta de emociones, creatividad y encuentro. ¡Un éxito rotundo que nos dejó el corazón lleno! Por tres días inolvidables, más de 150 artistas de todo el país compartimos, reímos, bailamos, cantamos y actuamos en comunidad. ¡Gracias infinitas por su entrega, por la alegría, por el juego compartido y por sumarse con tanto amor a esta hermosa locura teatral! ¡Añua mbarete a todxs! Sigamos creando puentes, historias y abrazos desde el arte comunitario”.
Este fue el breve mensaje que los organizadores del encuentro realizado en la ciudad de Atyrá, los días 23, 24 y 25 de octubre, compartieron con sus seguidores. La muestra, con apoyo de la Municipalidad de Atyrá, se realizó en varios escenarios de la capital ecológica del país, en la Plaza de los Héroes, en escuelas y colegios, en barrios y comunidades.
Al respecto, mantuvimos la siguiente entrevista con uno de los principales organizadores, Elías Servián, director del grupo Jakaira Expresión Alternativa, de la ciudad de Itauguá.
—¿Qué deja esta 18 Muestra Nacional de Teatro Comunitario del Interior?
—Esta muestra deja una huella profunda y muy bonita en los corazones de los grupos que participaron. Fueron aproximadamente 50 presentaciones teatrales por día, en escuelas rurales, colegios céntricos y plazas públicas, todas de acceso gratuito. Aunque en algunos momentos la asistencia presencial fue limitada por lluvia o por ser días entre semana, la repercusión en redes sociales fue enorme. La Muestra dejó vínculos, inspiración y una reafirmación de que el teatro comunitario tiene fuerza transformadora.
—¿Qué implica hacer teatro en el interior del Paraguay, a diferencia de grupos que lo hacen en la capital?
—Hacer teatro en el interior implica adaptarse constantemente a los espacios, a los públicos, a los recursos disponibles. No contamos con salas equipadas ni con circuitos estables de difusión, pero tenemos algo muy poderoso que es la cercanía con la gente. El teatro en el interior es más directo, más comunitario. Se construye desde la colaboración y la creatividad, muchas veces con lo mínimo, pero con un compromiso enorme.
—¿Cómo responde el público a las propuestas?
—La respuesta es diversa. En las escuelas y colegios, el entusiasmo fue instantáneo, las infancias y jóvenes se conectaron con las historias, participaron, cantaron, aplaudieron, se emocionaron. También hubo funciones con poca asistencia, pero incluso ahí, el encuentro con quienes sí estuvieron fue valioso.
—¿Cuáles son los desafíos a enfrentar, para hacer crecer el teatro en los pueblos y ciudades del interior?
—Los desafíos son muchos, falta de infraestructura, escasa inversión cultural, poca visibilidad en medios, y a veces, una desconexión entre las políticas culturales y las realidades locales. Pero también hay desafíos internos como formar elencos estables y duraderos, sostener procesos creativos, generar redes entre artistas. Lo que necesitamos es continuidad, apoyo y reconocimiento. El arte está, las ganas están, solo falta que se nos mire y se nos escuche más.
—¿Qué destacás de lo que fue este encuentro en Atyrá?
—Quiero destacar el trabajo colectivo. Esta muestra no fue posible por una sola persona, sino por muchos artistas, docentes, gestores y directivos que creen en el arte como herramienta de transformación. También quiero resaltar que llevar teatro a lugares donde nunca antes se vio una obra es un acto político, poético y profundamente humano. El interior tiene mucho que decir, y el teatro es una de sus voces más potentes.
