Andrés Colmán Gutiérrez

CARTAS DESDE ATYRÁ

A veces el silencio resulta mucho más estruendoso y dice mucho más que cualquier palabra, cualquier sonido, cualquier ruido, cualquier grito.

Ya lo sabía el cantautor estadounidense Paul Simon, quien tras el asesinato del presidente John F. Kennedy, compuso en 1964 una de las canciones universales más emblemáticas para el dúo que formaban con Arthur Garfunkel: “The sounds of silence (los sonidos del silencio).

Dice parte de la letra de la canción:

Fools, said I, you do not know?

Silence like a cancer grows /

(Tontos, dije yo, ¿no sabéis?

El silencio crece como un cáncer)”.

“Los gritos del silencio” (1984) es el título dado a una gran película de Roland Joffe, el mismo cineasta franco-británico que realizó también el film La Misión (sobre las misiones jesuíticas en el Paraguay).

Ya lo sabía el recordado arzobispo de Asunción, monseñor Ismael Rolón, quien, para protestar contra los ataques y las persecuciones de la dictadura del general Alfredo Stroessner contra la Iglesia Católica y el pueblo paraguayo, en los años 80, organizaba las multitudinarias “procesiones del silencio”.

Aquellas imágenes de una multitud de fieles avanzando por las calles de Asunción, con cruces, velas encendidas y pancartas que pedían paz y justicia, con un absoluto silencio que solo dejaba escuchar el eco de las pisadas sobre el asfalto, resultaron mucho más demoledoras para el régimen tiránico que cualquier consigna o grito de protesta.

En estos días, tras el escándalo producido por las publicaciones en medios de prensa de una serie de chats extraídos del teléfono celular del asesinado ex diputado colorado cartista Eulalio Lalo Gómez, con los resultados de un peritaje sobre el contenido del dispositivo, entregado por el juez Osmar Legal al Ministerio Público, en los que se revela (y se confirma plenamente con evidencias) todo un esquema de corrupción, tráfico de influencias y otros graves delitos, que involucran al hasta entonces diputado colorado cartista Orlando Arévalo, a las fiscalas Katia Uemura y Stella Mary Cano y a la jueza Sadi Estela López, como a altos funcionarios del Poder Ejecutivo, llama la atención el largo silencio al respecto del presidente de la República, Santiago Peña.

El escándalo estalló en una fecha también muy simbólica, el pasado 3 de febrero, el día en que se cumplían 36 años desde la caída de la dictadura de Stroessner a través de un golpe de Estado liderado por su propio consuegro, el general Andrés Rodríguez.

No sabe, no contesta

A pesar de que el escándalo lo afecta directamente, ya que involucra a un polémico legislador que ha sido un activo operador de su campaña electoral, que era una de las cabezas más visibles del movimiento Honor Colorado, al que Peña responde orgánicamente, y de que también aparecen mencionados en las conversaciones filtradas tres figuras de su gabinete: el actual ministro de Inteligencia, Marco Alcaraz; la ministra de la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (SEPRELAD), Liliana Alcaraz y el director de la Secretaría Nacional Antodrogas (SENAD), Hugo Batista, Peña ha rehuido hasta ahora a los requerimientos de brindar una postura ante lo que está sucediendo.

Lo que probablemente no percibe el jefe de Estado es que, al callar, se envuelve aun más con la grave situación de corrupción y criminalidad que envuelve a los tres poderes del país, incluyendo al Gobierno.

Los gritos del silencio.

Declaraciones y silencios de la Fiscalía

Otro de los que ha guardado también un llamativo silencio y ha estado jugando al tuka’e kañy (el juego de la escondida) con los periodistas, ha sido el fiscal general del Estado, Emiliano Rolón, quien suele ser muy locuaz ante los medios.

Finalmente, decidió dar la cara y apareció el lunes 10 de febrero, a la siesta, en el programa A dos voces, que conducen Menchi Barriocanal y Oscar Acosta en Radio Monumental.

Rolón justificó el cuestionado traslado del fiscal Osmar Segovia (quien participó en el allanamiento a la casa de Lalo Gómez, en Pedro Juan Caballero, donde fue ultimado el legislador en un confuso enfrentamiento con la policía, hasta ahora no aclarado), señalando que todavía van a aparecer más revelaciones de los chats y que el propio Segovia aparecería implicado en los mismos.

El fiscal general no adelantó detalles, pero aseguró que el caso de los chats está siendo investigado por un equipo de fiscales y que más adelante habría resultados.

Esperemos para ver.

Mientras tanto, hasta el momento en que escribimos esta columna, el estruendoso silencio del presidente Santiago Peña llama la atención.

Al igual que Rolón, Peña acostumbra no tener inconvenientes en aparecer ante los medios y generalmente no rehúye a contestar preguntas o hacer declaraciones ante situaciones candentes (ni siquiera eludió semanas atrás responder al escándalo por la revelación periodística de su lujosa mansión en San Bernardino, aunque en vez de dar explicaciones se limitó a declararse víctima de un chantaje de un grupo de comunicación y a advertir “¡cuidadito!” a los periodistas del diario ABC Color)… pero esta vez no.

¿Será que el escandalo de los chats lo supera y no sabe qué decir? ¿O hay situaciones de las que no se puede hacer cargo y prefiere callar, jugando al tuka’e kañy?

Un acuerdo en El Quincho

Tampoco el presidente del Partido Colorado, Horacio Cartes, principal padrino político de Peña y de la mayoría de los operadores del cartismo, incluyendo al fallecido Lalo Gómez y al ahora doblemente renunciado Orlando Arévalo, se ha pronunciado sobre el escándalo que les afecta.

El único que salió a hablar el pasado sábado 8 de febrero, fue el vicepresidente de la República, Pedro Alliana, al informar y confirmar que el diputado Arévalo, —tras haber primero pedido el martes 5 de febrero “permiso por tiempo indefinido” en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM), del cual era vicepresidente, y luego, el viernes 7 de febrero, presentar ya su renuncia al JEM y pedir su desafuero en la Cámara de Diputados—, finalmente, ese sábado 8, presentaba su renuncia a su cargo electo de legislador en el Congreso.

Es decir, en apenas tres días, en efecto cascada, Arévalo tuvo que pedir permiso en el JEM, renunciar y pedir su desafuero y seguidamente renunciar a su banca, a pesar de que diversos referentes del movimiento Honor Colorado aseguraban que no lo iban a abandonar a su correligionario y que tenían (como de hecho lo tienen) los votos mayoritarios en ambas cámaras, para evitar que sea destituido.

No fue así.

Esta vez, algo los alarmó inusualmente como para no recurrir a la defensa del legislador correligionario a través del voto aplanadora en el Congreso.

Como se dice popularmente, decidieron “soltarle la mano” al compañero diputado.

¿Por qué habrá sido?

En la entrevista que el vicepresidente Pedro Alliana (el único vocero oficialista, hasta ahora) brindó el sábado a la tarde a Radio Monumental, explicó que en el Comando de Honor Colorado (que acostumbra reunirse en el quincho más famoso del país, el de la casa del empresario y expresidente de la República, Horacio Cartes) se decidió que Arévalos debía renunciar.

Algunas de las cosas que dijo Alliana:

* “Esto se da a partir de una línea que bajó el Comando de Honor Colorado acompañado del presidente de la República y del Partido Colorado”

* “Lo que pasa y que complica más la situación del diputado Arévalo es que él es representante de la Cámara de Diputados, representa a los 80 diputados como miembro del JEM, la institución encargada de jueces y fiscales, esto es mucho más delicado y eso llevó a que nosotros tengamos que tomar esta decisión desde el Comando”.

*También dijo que “iban a apoyar la pérdida de investidura que la oposición impulsó, si Arévalo no renunciaba”.

Es decir, sintieron el golpe del escándalo como nunca antes y decidieron bajarle el pulgar a un amigo y correligionario, sabiendo que podían perder un valioso voto en la Cámara de Diputados, ya que el suplente que ingresa en lugar del renunciado pertenece al movimiento adversario de la disidencia, Fuerza Republicana, liderado por el expresidente Mario Abdo Benítez.

Es algo que hasta ahora era impensable que pudiera ocurrir en el actual panorama político.

¿Qué viene ahora?

Esto lo escribí en un posteo de Facebook, el 7 de febrero, antes de que todo se precipite:

“La narco-política se ha vuelto tan pública y normalizada en el Paraguay, que algunos senadores, diputados, fiscales, jueces, funcionarios y narcos se intercambian abiertamente mensajes sobre sus chanchullos a través del WhatsApp, sin ocuparse de buscar un sistema de comunicación más seguro y ni siquiera se preocupan de borrar luego los mensajes de sus teléfonos para no dejar huellas, sabiendo que podrían caer en manos de algún juez “rara avis” y de algunos medios de comunicación no controlados por el gobierno o por sus padrinos políticos. Ya sabemos que nada se borra definitivamente en internet, pero tampoco hay que hacerlo tan fácil.

“Se sienten tan confiados en que, a pesar del escándalo que puedan causar las nuevas revelaciones, creen que no va a pasar nada, porque tienen copadas casi todas las esferas del poder y se sienten capaces de contener cualquier reacción adversa, gracias al mayoritario voto aplanadora en el Congreso y a la complicidad manifiesta de autoridades compradas, alquiladas o domesticadas, para que puedan seguir operando en total impunidad.

“Pero la dinámica política a veces puede resultar cambiante y cuando menos te lo esperas —como bien lo dice el borracho filósofo de la canción Pedro Navaja—, “la vida te da sorpresas / sorpresas te da la vida”.

Como se ve, una vez más la vida política paraguaya nos ha sorprendido.

Y al parecer, nos seguirá sorprendiendo.

“¿La vida te da sorpresas / sorpresas te da la vida?”.

El propio fiscal general del Estado, Emiliano Rolón, dijo en el programa de Menchi y Oscar que “hay chats que van a seguir apareciendo”.

¿Qué más revelarán?

Esperemos que el presidente de la República tenga algo que decir al respecto.

Aunque su silencio ya dice mucho, ruidosamente.